Hace poco más de cinco años el país decidió abrir su mercado de telecomunicaciones a la competencia privada. En referencia al editorial “Una apertura en deuda”, conviene hacer algunas precisiones.
Hoy contamos con una mayor oferta de servicios (119 empresas autorizadas); la mayoría de los indicadores en acceso a redes y servicios de telecomunicaciones, así como el uso de tecnologías digitales, han variado de forma positiva, y se ha creado nueva institucionalidad requerida.
Algunos de estos avances se han dado con mayor celeridad, como sucede a nivel internacional. Tal es el caso de la cobertura de Internet móvil y fijo. Aunque la primera ha avanzado más rápidamente, el país ha hecho esfuerzos por ampliar también la segunda.
La Encuesta Nacional de Hogares del INEC señala que del 2008 al 2012 el porcentaje de viviendas con acceso a Internet pasó de 14, 8% a 47,3%, lo cual revela el importante aumento en el número de hogares conectados a Internet fijo. El más reciente informe estadístico de Sutel evidencia que las suscripciones a Internet fijo en los últimos años tienen una tendencia creciente.
Al comparar esta información con datos de la Unión Internacional de Telecomunicaciones se nota que la apertura ha tenido un impacto positivo en el incremento del número de conexiones fijas a Internet. Ciertamente anhelamos avanzar a los niveles de quienes ocupan los primeros lugares.
Hay tareas pendientes para continuar en la mejora de los indicadores. Lejos de estar frente a una apertura en deuda, nos encontramos frente a una apertura en proceso, cuyos resultados señalan un avance sostenido del sector y su impacto positivo en el país.