Opinión

Editorial: Pongámonos serios

La iniciativa gubernamental recae excesivamente en nuevas cargas tributarias que tendrían, una vez más, un impacto negativo sobre las posibilidades de reactivación económica

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La situación económica del país venía mal antes de la pandemia, gracias al desastre fiscal que nos heredó la anterior administración presidencial. Es cierto que en diciembre del 2018 se había logrado promulgar la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (Ley 9635) y que a mediados del año siguiente el impuesto sobre el valor agregado (IVA) había entrado en vigencia y empezaba a generar nuevos ingresos, pero el crecimiento seguía siendo muy débil, el desempleo rampante y la reactivación no se vislumbraba. Esto ocurría mientras el proyecto de Ley de Empleo Público permanecía inactivo en la Asamblea Legislativa y los resultados de la llamada “regla fiscal” para la contención del gasto público estaban todavía por verse ante la resistencia de muchas instituciones que, increíblemente, se negaban a cumplir la ley (Poder Judicial, Caja Costarricense del Seguro Social, municipalidades, universidades estatales).








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