Gracias a la experiencia que dejó Fatca, las entidades financieras ahora saben lo complicado que es cumplir con acuerdos internacionales para el intercambio de información tributaria.
Habiendo aprendido la lección, lo sensato sería aplicar ese conocimiento y enfocar la implementación del Estándar Común de Reporte (CRS) en los puntos más sensibles.
El CRS –del cual Costa Rica ya forma parte– es una iniciativa de la OCDE que obliga a las entidades financieras a realizar procesos de debida diligencia a todos sus clientes, para identificar, documentar y reportar a aquellos que sean contribuyentes de una extensa lista de 94 países.
Con el Fatca, las entidades financieras solo tenían que preocuparse por identificar contribuyentes estadounidenses, por lo cual era más sencillo focalizar los esfuerzos y realizar procesos manuales de revisión.
Si se quisiera replicar la misma metodología artesanal para el CRS, ciertamente la cantidad de recursos y tiempo que se debería de invertir harán del ejercicio de revisión una tarea nada agradable. Por consiguiente, es necesario tener un enfoque que busque automatizar el proceso de revisión y control.
Un segundo tema a considerar es el tiempo, o su ausencia. Las entidades financieras deben de tener toda la maquinaria lista para realizar las debidas diligencias a más tardar el 1 de enero de 2017. Quienes trabajaron en la implementación del Fatca saben que este plazo invita a correr, sobre todo considerando que el CRS es un mundo nuevo con reglas distintas, formularios distintos y mucho más complejo.
Por otro lado, el Fatca limitaba el reporte a aquellos clientes físicos que tuvieran un saldo superior a los $50.000. Esto le permitía a las entidades excluir a una gran cantidad de clientes y disminuir el impacto en su negocio. Sin embargo, para el CRS, este saldo exento de reporte desaparece y se incluyen todas las cuentas de personas físicas indiferentemente de los montos que manejen.
Un cuarto punto es la categorización de las entidades financieras sujetas a reportar. Algunas como las cooperativas o bancos locales estaban exentos de ciertos procesos de revisión y reporte en la aplicación del Fatca, beneficio que podría no darse con el CRS.
Es importante tomar en cuenta que los procesos y requisitos del Fatca seguirán existiendo de forma paralela al CRS y las entidades deberán cumplir con ambas de forma simultánea. Por lo tanto, lo sensato sería unificar en lo que sea viable, las políticas, procesos y responsables para obtener el máximo resultado con la mínima inversión de tiempo y recursos.
El éxito o fracaso en el cumplimiento de ambas normas no necesariamente radica en obtener la información y documentar las cuentas, sino en el diseño e implementación de una estructura sólida que permita incorporar estos procesos al día a día de las entidades financieras, sin que afecte el negocio y sin consumir tiempo en exceso.
Al final de cuenta, la única manera de ser competitivos y mantener un balance no es trabajar más, sino trabajar mejor.