Opinión

La amenaza de la desindustrialización alemana sigue vigente

En 2022 Alemania sorprendió al mundo cuando se las arregló para abandonar el gas ruso sin caer en una recesión intensa, pero recuperar la competitividad del país constituye un desafío aún mayor. Hace tres décadas Alemania pasó de ser el país enfermo de Europa al motor económico que conocemos hoy. Para competir en la economía mundial cada vez más despiadada del siglo XXI, debe reinventarse nuevamente.

EscucharEscuchar

Hace unos meses Alemania se preparaba para un duro invierno. Cuando Rusia cortó la provisión de gas natural a Europa y los precios más que se duplicaron, los funcionarios alemanes advirtieron que podía haber cortes eléctricos y suspensiones escalonadas del servicio. Se dice que algunas ciudades planeaban convertir instalaciones deportivas en «salones calefaccionados» para pobres y ancianos, y los medios especulaban sobre el racionamiento energético... pero esas predicciones no se materializaron. Frente a un desafío histórico, Alemania demostró tener una capacidad de recuperación superior a la que muchos le atribuían.








En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.