Según datos del Foro Económico Mundial, ciudades como Oslo, Madrid, Hamburgo, Copenhague, París, Londres y Bruselas, se han percatado de lo perjudicial que es tener una ciudad llena de autos.
El deterioro en la calidad de vida y la productividad que esto trae consigo representa una amenaza para cualquier ciudad. Es por esto que estas urbes han decidido establecer planes con el fin de prohibir los automóviles en ciertas áreas o incluso en la totalidad de la ciudad en algunos casos. El fortalecimiento de medios de transporte públicos, ciclovías y espacios de recreación son algunos de los elementos que soportan estas medidas.
Mientras tanto en Costa Rica la Expomóvil obtiene cifras récord cada año, pensamos que con ampliación de carreteras en lugar de sistemas de transporte público eficientes, lograremos solucionar nuestros problemas de movilidad. Las personas aceptan sin remedio perder hasta cuatro horas de su día que podrían utilizar en tareas productivas o mejorar su calidad de vida.
Eso sí, los costarricenses no vacilamos en alardear sobre nuestra energía renovable teniendo dos océanos a cada lado y relieves tan diversos como las especies en el mar; pero si se trata de revisar de forma crítica la huella ambiental que cada uno de nosotros deja en el planeta al movilizarnos en nuestro vehículo todos los días, pocos son los ticos que quedan en la discusión.
¿Si aspiramos a salir del subdesarrollo no deberíamos de observar lo que ciudades desarrolladas alrededor del mundo están haciendo para abordar la temática?
Iniciativas como las mencionadas anteriormente –aclaro que soluciones como la mexicana, implementada en nuestro país, restringiendo el uso de vehículos con determinado número final de placa es únicamente un parche y no ataca el problema de raíz–, deberían estudiarse y ser incluidas en un plan de movilidad nacional, que con hitos preestablecidos tendría que ser ejecutado por un Estado ágil en el que sus recursos sean dirigidos a proveer las condiciones necesarias para que todos los ciudadanos puedan actuar libremente en la búsqueda por conseguir sus objetivos de vida.
Si queremos tener una marca país verde, ¿no deberíamos enfocarnos con todo ímpetu a desarrollar de una vez por todas, aunque sea en detrimento de intereses privados, un sistema de transporte público amigable con el ambiente que permita al ciudadano volver a ejercer sin obstáculos su derecho a la movilidad?
En un país lleno de recursos y bellezas naturales lo único que se necesita para salir del subdesarrollo son mentes desarrolladas. ¿Será que estamos eligiendo estas mentes cada 4 años?
*Centro de Emprendimiento, Incae.