En los años 80, Costa Rica vivió una de sus peores crisis económicas. La respuesta fue un cambio de rumbo: se apostó por abrir la economía al mundo, atraer inversión extranjera y promover las exportaciones. Esa estrategia fue exitosa: llegaron empresas multinacionales (MNC), se generaron empleos, divisas y nuevas oportunidades para negocios locales. Con el tiempo, se crearon instituciones clave para el apoyo de este esfuerzo exportador, como el Ministerio de Comercio Exterior (Comex), Procomer y Cinde, que hoy son reconocidas internacionalmente.
Sin embargo, los tiempos cambian, y nuestra política de atracción de inversión extranjera directa (IED) también debe hacerlo.
Recientemente he leído varios estudios que me han hecho pensar en la necesidad de modernizar la política de atracción de inversión extranjera directa de nuestro país. Especialmente dos de ellos. Uno elaborado por economistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y otro, por un economista costarricense -Carlos Rodriguez- y tres colegas extranjeros -un italiano y dos irlandeses. El primero de estos estudios versa sobre el estado actual del ecosistema de emprendimiento dinámico de Costa Rica. Es decir, que también preparados estamos para apoyar el desarrollo de empresas nuevas (startups) de alto potencial, creadas para aprovechar oportunidades de mercado.
El segundo estudio, contrasta la experiencia de Costa Rica con la de Irlanda, en materia de atracción de inversión extranjera directa y desarrollo de un ecosistema emprendedor en el sector de tecnología médica (dispositivos médicos).
¿Qué nos dicen los estudios?
- Banco Interamericano de Desarrollo (BID): Costa Rica tiene un ecosistema de emprendimiento débil. Nos faltan más startups dinámicas —esas empresas jóvenes, innovadoras, con potencial de crecimiento rápido— y también más instrumentos financieros diferentes del crédito tradicional para financiarlas. Particularmente nos falta recurso humano en áreas clave como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), estamos rezagados.
- Estudio comparativo entre Costa Rica e Irlanda (Carlos Rodríguez y colegas): Ambos países empezaron hace décadas y en fechas similares a atraer IED en tecnología médica. Hoy, Irlanda tiene no solo 95 multinacionales, sino también 32 empresas nacionales innovadoras en ese sector. Costa Rica, en cambio, tiene 87 multinacionales, pero solo 4 empresas nacionales en el mismo campo. ¿Por qué? Irlanda no se quedó solo en atraer inversión: invirtió en su gente, apoyó emprendedores y promovió la innovación. Esto lo hizo creando un programa de apoyo institucional sólido, que fue modernizando conforme las oportunidades en la IED lo demandaban.
¿Qué nos está faltando?
Hemos hecho bien la “primera mitad del partido”: atraer multinacionales. Pero nos hemos quedado ahí. No hemos aprovechado al máximo el conocimiento, la experiencia y las redes que generan estas empresas.
Lo que hace falta es impulsar un ecosistema emprendedor local, especialmente apoyando a exempleados de multinacionales que tienen ideas innovadoras y conocen el sector. Muchos ya han intentado emprender por su cuenta, pero sin respaldo institucional público y poco éxito. En este apoyo institucional versa especial importancia el papel de las universidades y otras instituciones públicas (v.g. Procomer, INA), al facilitar infraestructuras de conocimiento (v.g. incubadoras y aceleradoras), financiamiento y oportunidades de establecer contactos a nivel local e internacional.
¿Qué podemos hacer?
Aquí algunas ideas concretas para modernizar nuestra política de IED:
Apoyar a los emprendedores locales, especialmente exempleados de multinacionales que tienen conocimientos valiosos y contactos internacionales.
Atraer empresas extranjeras con alto contenido de investigación y desarrollo (I+D) para que generen innovación y compartan conocimientos. Esto facilitaría no solo la generación de nuevos productos de alto valor agregado, sino también una mayor capacidad doméstica para la absorción de conocimientos e innovaciones desarrolladas en otras partes del mundo. Para ello, sería conveniente revisar el sistema de incentivos en materia de IED para hacerlo más consistente con las necesidades de las empresas intensivas en I+D.
Actualizar los incentivos fiscales y regulatorios para atraer centros de innovación internacionales y vincularlos con nuestras universidades. Un ejemplo de este tipo de centros son el Instituto Pasteur de Montevideo en Uruguay y el Fraunhofer Chile Research.
Fortalecer el Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD), con nuevos recursos financieros y nuevas herramientas como capital semilla, fondos de riesgo y garantías para proyectos de innovación. Así, apoyaríamos a nuevos emprendimientos innovadores y pymes con potencial de crecimiento. Todo lo anterior con apoyo de organismos internacionales.
Coordinar esfuerzos entre instituciones clave: SBD, INA, universidades, Promotora de Innovación, Cinde, Procomer y Comex. Acá, la experiencia irlandesa nos muestra que es necesario contar con un consejo nacional de productividad e innovación que facilite la coordinación de esfuerzos interinstitucionales, incluida la academia, los trabajadores y el sector privado.

Un momento clave
Costa Rica tiene una oportunidad de oro: 87 multinacionales ya operan en el país en el sector de tecnología médica, y muchas otras en otros sectores de media y alta tecnología. Podemos pasar de ser simplemente un país que recibe inversión, a ser un país que innova, emprende y genera valor agregado localmente.
Para lograrlo, necesitamos voluntad política, visión de largo plazo y, sobre todo, decisión para actuar. Porque la próxima ola de crecimiento no vendrá solo de atraer empresas del exterior, sino de darle alas a nuestra gente para crear las empresas del futuro.
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El autor es el presidente de Academia de Centroamérica.