Opinión

Semiconductores: una oportunidad de oro

Editorial | Junto con México, Costa Rica es quizás el país mejor posicionado en la región para sacar ventaja de las nuevas realidades ligadas a la posible relocalización de los centros de producción de alta tecnología.

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El plan para convertir a Costa Rica en el “Silicon Valley” de la región latinoamericana, o al menos en un eslabón importante de la cadena, tiene mucho sentido. Las razones abundan. Por un lado, las condiciones geopolíticas actuales, enmarcadas en los conflictos surgidos de la relación entre Estados Unidos (EE. UU.) y China, así como en las limitaciones y riesgos evidenciados durante la pandemia de la covid-19, han favorecido una restructuración profunda de las cadenas globales de valor y la relocalización de los centros de producción de algunos sectores de alta tecnología en áreas más cercanas (nearshoring) y más amigables (friendshoring) al mercado norteamericano.








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