Imagine lo siguiente: usted abrirá muy pronto una empresa que vende servicios contables, cuenta con los recursos económicos, con el personal, la estrategia de negocios está refinada, todo quedó muy bonito, pero no está seguro de qué nombre ponerle a su empresa. Lo deja para el final.
Dentro de sus opciones está ponerle "Búho", así en seco, porque le encanta este animal, ya que le recuerda el lugar en el que vivió en su infancia, donde había muchos de estos animales.
Pero, ¿qué tiene que ver dicho nombre con su empresa? ¿La gente lo asociará con sus servicios? ¿El nombre es fácil de recordar? ¿El nombre ya está registrado? ¿Ya se fijó? ¿Les consultó qué piensan del nombre a sus potenciales clientes?
Es fundamental plantearse estas preguntas antes de elegir un nombre, no se lo tome con ligereza.
De acuerdo con Gustavo Rodríguez Fernández, consultor del Centro de Incubación de Empresas del Instituto Tecnológico de Costa Rica (CIE-TEC), el nombre de una pyme debe surgir de una estrategia comercial preestablecida, que se origina desde que se constituye la misión y visión de una empresa.
"Es muy importante porque dependiendo del nombre seleccionado, el mercado puede aceptar o rechazar de entrada la marca o la misma empresa como tal, esto si el 'mensaje final' no transmite de manera efectiva la imagen que queremos comunicar", expresó el consultor.
Andrés Chavarría Navarro, director de desarrollo empresarial de Pymes de Costa Rica, indicó que el nombre es relevante porque se va a convertir en un instrumento de mercadeo directo.
Consejos
Chavarría recomendó que sea un nombre claro, fácil de escribir, de pronunciar. Además, trate de ser original, evite repetir palabras que ya usan otras empresas dentro de su nombre.
Si usa nombres comunes, que todo el mundo emplea, va a enfrentar problemas. En estas circunstancias, cuando un cliente hace una búsqueda en Internet de la empresa, van a desplegarse un sinnúmero de resultados que dificultarán más que encuentre y visite su sitio web.
Si bien no es una regla y cada caso es distinto, trate de acompañar el nombre de su negocio de una palabra que la identifique con su actividad, para evitar confusiones.
Chavarría puso el ejemplo de una empresa que tiene el nombre de un vegetal, pero se dedica a una actividad que nada tiene que ver con vegetales. Él tenía la tarjeta de la empresa con el nombre y no recordaba a qué se dedicaba la empresa, el nombre no sirvió de mucho para dilucidar su interrogante.
Piense bien si conviene que el nombre esté en inglés: ¿qué pasa si el producto está dirigido a personas que no conocen ese idioma o que lo pronuncian mal? Lo más probable es que no sepan pronunciar bien el nombre de su empresa o el nombre de su marca. ¿Qué sentido tiene contar con un nombre que ni el público meta lo dice bien?
Rodríguez, del CIE-TEC, aconsejó evitar las iniciales, pues son difíciles de recordar.
¿Y en el Registro?
Un elemento sumamente relevante es verificar que el nombre de la empresa no exista o esté consignado en el Registro Público ni que haya una marca registrada con ese nombre.
Por ejemplo, el artículo 29 de la Ley de Marcas y otros signos distintivos establece lo siguiente: " Una persona jurídica no podrá constituirse ni inscribirse en un registro público con una razón o denominación social que incluya una marca registrada a nombre de un tercero, cuando el uso de esa razón o denominación pueda causar confusión, salvo que ese tercero dé su consentimiento escrito".
También verifique que esté disponible un dominio en Internet (la dirección electrónica del sitio de su empresa) para el posible nombre de su empresa. Si ya existe, lo más conveniente es buscar otro nombre; lo ideal es tener varias opciones antes de casarse con alguna.
Evite poner un nombre a la empresa asociado con un producto específico que vende, cuando existe la posibilidad de que el negocio se amplíe y se empiecen a comercializar otros productos.
Rodríguez puso el ejemplo de negocios que tienen la palabra "pañalera" incorporada en su nombre. Pero, luego empiezan a vender otros productos y se convierten en un pequeño supermercado. Ahí la palabra pañalera no tiene sentido.
Por ello, es importante definir un buen nombre y cuestionarse lo siguiente: si mi negocio se ampliara e incluyese nuevos servicios o productos, ¿el nombre seguirá cumpliendo su propósito? ¿Seguirá sirviendo?
Por eso, las palabras claves al elegir un nombre son planificación, análisis, estudio.
Consulte y juegue
Pida consejo de los potenciales consumidores sobre si les parece el nombre de la empresa y si creen que es fácil de recordar.
"Siempre recomendamos a las pymes pasar por un proceso creativo interno en la conformación del nombre y, posteriormente, probarlos en un grupo focal (focus group), con el fin de (recibir) la realimentación de ese cliente final al cual se dirige", subrayó Rodríguez, de CIE-TEC.
También surgirió el uso de lo que se conoce como "caja morfológica". En este caso se juntan tres o cuatro personas de la empresa y juegan con palabras; cada palabra tiene un peso, le dan un peso a cada nombre.
Luego se van preguntando:
-¿Se acerca a lo que queremos comunicar? Sí o no.
-¿El cliente lo puede entender? Sí o no.
En una cajita con diferentes valores se colocan los nombres y luego a cada nombre le dan una puntuación.
Según Rodríguez, esa puntuación le dice cuál es el nombre más cercano al negocio que desean lanzar.