
Jeff Bezos era empleado de un fondo de cobertura en Nueva York cuando decidió lanzar Amazon en 1994, y en poco tiempo se mudó a la Costa Oeste. Lo mismo hizo Mark Zuckerberg, quien se mudó de Harvard a California en 2004 en busca del talento tecnológico y el financiamiento que necesitaba para crear Facebook.
En la actualidad, la Costa Oeste todavía ejerce una atracción similar entre las nuevas empresas financieras. En Estados Unidos, nueve de las 15 empresas “unicornio” (empresas con un valor superior a los $1.000 millones según la clasificación de CB Insights) del sector de tecnología financiera (llamadas fintech en inglés) se encuentran en el área de San Francisco.
Entre estas compañías establecidas en el área de la bahía, que no son públicas, se encuentran la procesadora de pagos en línea Stripe, la plataforma de préstamos en línea Social Finance y el sitio financiero Credit Karma.
Para contener esa marea de la Costa Oeste, con el respaldo de varias empresas de Nueva York se creó hace siete años un programa llamado FinTech Innovation Lab, cuyo objetivo es ayudar a empresas nuevas del sector de la tecnología financiera a vender sus servicios en una industria que esa ciudad domina claramente: grandes bancos y empresas financieras.
La lista de patrocinadores de este programa incluye nombres como Henry Kravis, uno de los directores ejecutivos del fondo de capital de riesgo para el sector privado Kohlberg Kravis Roberts; Fred Wilson, cofundador del fondo de capital de riesgo Union Square Ventures, y James D. Robinson III, antiguo director general de American Express.
“Nada impide que Nueva York se convierta en la capital de las soluciones fintech del mundo”, comentó el empresario de Internet Kevin Ryan, antiguo director general de la pionera en publicidad en línea DoubleClick y fundador del programa de ventas relámpago Gilt Groupe, y del sitio de noticias empresariales Business Insider, quien también respalda el programa.
Capital de riesgo
El término fintech se refiere a empresas nuevas, cuyo financiamiento por lo regular proviene de inversionistas que participan en fondos de capital de riesgo, que se dedican a aplicar tecnologías nuevas en áreas como los préstamos, las inversiones y los pagos en línea. Estas empresas se han vuelto muy populares entre los inversionistas porque los bancos se han visto obligados a concentrarse en acciones para cumplir con la legislación y restablecer su capital.
Cada año, la aceleradora FinTech Innovation Lab da a seis empresas nuevas la oportunidad de interactuar con las firmas financieras más importantes, refinar sus productos y descubrir cómo pueden obtener parte del presupuesto de cerca de $270.000 millones que los bancos asignan a tecnología, según los cálculos de la consultora de gestión empresarial Accenture.
Tim Estes, el presidente de Digital Reasoning, una empresa de Nashville que aplica inteligencia artificial para detectar riesgos de reputación y de cumplimiento a los que están expuestos los bancos por los correos electrónicos rutinarios de los empleados, comentó que participar en el programa en 2012 fue una experiencia “transformadora para la empresa, pues le abrió puertas en Wall Street, tal como había prometido”.
Cuando Digital Reasoning comenzó a hacer negocios con Wall Street, abrió una oficina en Nueva York cerca de Union Square. Esa oficina, en la que ahora trabajan unos 30 empleados, se ha convertido en la segunda más grande de la empresa, que ahora cuenta con inversiones de Goldman Sachs y Credit Suisse Group.
Estes señaló que Goldman fue uno de sus primeros clientes, dos años después de que el presidente ejecutivo del banco de inversiones fuera blanco de ataques durante unas audiencias televisadas ante el Congreso en relación con la venta de obligaciones de alto riesgo que un empleado de Goldman describió como un mal negocio en un correo electrónico.
En cuanto las empresas como Goldman se percataron de que sus correos electrónicos podrían ocultar otras “bombas de tiempo”, “se apresuraron a conseguir un mejor detector de bombas”, explicó Estes.
Otra empresa nueva que estableció relaciones comerciales gracias a la incubadora en 2012 fue True Office, la cual ofrece capacitación en materia de cumplimiento para los empleados mediante un juego.
Adam Sodowick, director general de True Office, conoció a Maria Gotsch, una de las fundadoras de FinTech Innovation Lab, durante una cena organizada en un loft del distrito Flatiron. Morgan Stanley se convirtió en uno de sus clientes e invirtió en True Office, la cual cambió más adelante sus oficinas centrales de Boston a Nueva York. La Bolsa de Valores de Nueva York la compró en el 2014 y la vendió este año.
El nombre más conocido que ha participado en el programa, en el 2015, es la empresa de cadenas de bloques Digital Asset, poco después de haber contratado como director ejecutivo a Blythe Masters, uno de los pioneros de las operaciones de derivados en JPMorgan Chase. Accenture no tardó en invertir en la empresa, que se dedica a mejorar el procesamiento de las operaciones de Wall Street.
La incubadora de Nueva York es solo un ejemplo de cientos de incubadoras y aceleradoras que se han multiplicado por todo el país para ayudar a empresas nuevas como Y Combinator en Mountain View, California; Techstars en Boulder, Colorado, y Plug and Play Tech Center en Sunnyvale, California. A diferencia de muchos programas que piden a las empresas nuevas una participación de por lo menos un 5 % en su capital social, esta aceleradora de Nueva York solicita solo el 0,5 %.
Este programa comenzó en el 2010 con el propósito de impulsar la economía de Nueva York tras la crisis financiera del 2008.
Entre los patrocinadores se encuentran Accenture y Partnership Fund for New York City, que es parte de la organización sin fines de lucro Partnership for New York City: un grupo ciudadano con respaldo comercial formado en 1979 por David Rockefeller.
Silicon Valley
El programa está diseñado para firmas que desean asociarse con instituciones financieras de gran talla, en vez de competir con ellas. De acuerdo con Robinson, inversionista de RRE Ventures desde 1994, uno de sus objetivos es “poner en contacto a los grandes bancos y las aseguradoras con empresas que apenas comienzan y tienen proyectos interesantes en esta área”.
Jean Donnelly, el director ejecutivo de la aceleradora FinTech Sandbox, establecida en Boston, señaló que “Nueva York se ha colocado muy pronto en el segundo lugar” en cuanto a inversiones en empresas de tecnología financiera, detrás de Silicon Valley.
Accenture afirma que, de acuerdo con datos de CB Insights, Silicon Valley ya no tiene una delantera tan considerable en el financiamiento de capital y deuda para empresas de tecnología financiera.
En el 2012 llevaba una delantera de 4,5 a 1, pues las empresas del sector ubicadas en Silicon Valley generaron $1.000 millones, mientras que las de Nueva York obtuvieron $225 millones. En el 2016 se registró una diferencia de 1,1 a 1: Silicon Valley generó $2.650 millones, y Nueva York $2.410 millones.
Algunos inversionistas de la Costa Oeste reconocen el avance de esta ciudad. Pat Grady, un socio especializado en soluciones tecnológicas financieras en Sequoia Capital, de Menlo Park, California, reconoció que la diferencia entre Silicon Valley y Nueva York es menor.
Sin embargo, añadió: “Si alguien pretende crear la siguiente Apple o Airbnb, viene a Silicon Valley. El talento, la cultura intrépida y el optimismo inquebrantable de este lugar no tienen comparación, así que es más probable alcanzar metas grandiosas aquí que en cualquier otra parte del mundo”.