
Seúl - Samsung anunció este martes la suspensión total de la producción de su último modelo Galaxy Note 7, debido a los riesgos de explosión de las baterías del aparato, abriendo una crisis en este gigante surcoreano.
La decisión se produce tras una serie de incendios de las baterías de ión de litio, que se usan en aparatos que van desde ordenadores portátiles hasta aviones y pasando por los smartphones.
Estas son algunas preguntas sobre los crecientes problemas de seguridad en los aparatos Samsung, la retirada de los Note 7 y las razones por las que las baterías pueden incendiarse.
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Origen del problema
Las baterías de ión de litio usadas po Samsung, producidas por varias otras compañías, entre ellas su filial Samsung SDI, son del tipo recargable que utiliza diversos materiales, uno con iones positivos —el cátodo— y otro con iones negativos, el ánodo.
Estos iones se desplazan en una dirección en el momento de la carga y en sentido inverso cuando se descargan, al ser usadas.
Las dos capas, o conductores, no deben estar en contacto, supuestamente, por lo que los productores insertan separadores para que permanezcan estancas.
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Desgraciadamente, la reacción química que permite que funcionen las baterías también crea calor. Una sobrecarga del artefacto —o una carga demasiado rápida— puede provocar fuego.
Samsung admite que algunas partes de la batería que nunca debieron entrar en contacto, sí lo hicieron debido a un "muy inhabitual error en el proceso de producción".
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Presión competitiva
La carrera hacia mejores resultados para incrementar la autonomía de una batería, en un mercado muy competitivo, puede conducir a resultados inesperados.
"Los fabricantes de smartphones intentan reducir el tamaño de estas baterías para hacerlas más finas" explica Hideki Yasuda, analista en el Ace Research Institute de Tokio. "Dado que las baterías generan energía mediante una reacción química, es difícil reducir el riesgo a cero".
Sí. Se han producido combustiones en diferentes productos tales como los ordenadores portátiles Sony Vaio, bicicletas eléctricas o incluso en componentes de los aparatos de aviones Boeing Dreamliner.
Cada año se producen millones de baterías de ión de litio y la proporción de las que son defectuosas es pequeña.
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En el caso de Samsung, el responsable de la división de telefonía del grupo había asegurado en septiembre que el porcentaje de aparatos defectuosos era de 24 por cada millón.
Samsung se vio forzado a ordenar el 2 de septiembre un llamado a revisión a escala mundial de 2,5 millones de unidades del Note 7, después de que algunos aparatos ardieran al estallar la batería durante la carga.
La medida pareció paliar la crisis, pero luego se reveló que los aparatos distribuidos para reemplazar a los defectuosos también tenían problemas.
"No es fácil determinar de momento si otros (fabricantes) tienen el mismo problema que Samsung", afirma Yasuda. "Si los suministradores de baterías las venden a otros fabricantes, éstos podrían también verse afectados".
Debido a esta crisis y al anuncio de suspensión total de producción y ventas del Note 7, las acciones de Samsung cayeron este martes un 8% en la bolsa de Seúl.
Además, los analistas estiman que este caso podría costarle a Samsung $10.000 millones o más.
El caso afecta además gravemente a la imagen de la marca, en un contexto de competencia feroz con el iPhone del estadounidense Apple y con los teléfonos chinos de bajo precio.
La crisis con el Note 7 se produce además en un momento crítico para el grupo, ahora en plena transición generacional de su dirección, cuya capacidad para tomar buenas decisiones es cuestionada.