Países como Ecuador y Brasil ya iniciaron la evolución para dar inteligencia a ciudades claves.
Claudio Querol, quien es consultor de comunidades conectadas e inteligentes para América Latina de Cisco, explicó que este proceso va más allá de asegurar conectividad a la gente, ya que la base es la creación de servicios que agilicen el funcionamiento de áreas claves como la productividad, la educación, la seguridad y la salud de un país.
A continuación, un extracto de la conversación que Querol mantuvo con EF.
¿Qué define a una ciudad conectada?
La percepción común de una ciudad conectada es que tiene acceso a Internet. Ser una comunidad inteligente y conectada es más que eso; es decir, es tener servicios de valor agregado que funcionan a través de Internet, pero que van más allá.
“Son servicios en salud, educación, transporte y seguridad ciudadana basados en tecnología que se comunican por Internet”.
Usted diferencia ciudad y comunidad y conectada e inteligente. ¿Cuál es la diferencia?
Con el término comunidad, pretendemos que la inteligencia y la conectividad no se limiten solo a ciudades grandes y desarrolladas, sino a comunidades de todo tipo y tamaño. Es una tendencia (en el concepto) de la industria en general.
“Y una ciudad conectada implica un intercambio de voz y datos a través del teléfono o una conexión a Internet. Mientras, una ciudad inteligente cuenta con servicios adicionales, basados en tecnología, que impulsa el desarrollo. La comunidad conectada es la base y la ciudad inteligente va más allá.
Por ejemplo...
Tómenos el caso de la educación. Si todos los sistemas en la ciudad están interconectados mediante Internet, podemos tener aulas (virtuales) en tiempo real, desde una localidad central hacia centros de estudio distantes. Eso permite intercambiar en tiempo real videos, anotaciones, voz, datos y dictar una clase con un profesor especializado.
¿Qué ciudades en América Latina están dando este salto?
Se están haciendo esfuerzos, no necesariamente aislados. Se trabaja en la ciudad de Sao Pablo, Brasil, para hacer una planificación de la ciudad conectada e inteligente al 2025. Se ha visto con el municipio cómo llevar tecnología a salud, educación, transporte, seguridad y gobierno electrónico de manera convergente y unificada para traer desarrollo socioeconómico.
¿Cuáles son las condiciones mínimas para dotar de conectividad a las ciudades?
La meta es tener un país conectado a través de redes de Internet de banda ancha. Estas redes se pueden dar por los distintos medios. El medio por excelencia es la fibra óptica, pero eso no significa que se necesite tener Internet banda ancha y fibra en todo el país. Existen soluciones que usan un ancho de banda mucho menor y se puede utilizar redes de cobre, satélites y microondas.
¿Qué nivel de penetración de Internet es el mínimo requerido?
No hay un mínimo de conectividad. No solo debe existir un núcleo (conectado), sino debe existir conectividad entre las comunidades con que se quiere trabajar. Lo que sí es necesario es pensar en una planificación.
¿Cuáles son esos pasos?
Un planeamiento que muestre la situación actual en infraestructura y qué podré hacer con esta infraestructura para dar los primeros pasos en servicios basados en tecnología a sectores como educación.
“La planificación incluye qué quiero hacer mañana y cómo puede evolucionar hacia servicios mientras va creciendo la infraestructura.”
¿Cuáles son los errores más comunes que se cometen en este tipo de proyectos?
El primer error es pensar que es cara (la tecnología) y que es exclusiva de grandes ciudades. Un segundo error es pensar primero en la plataforma tecnológica antes de pensar qué se quiere. A veces, también centrarse en servicios cerrados y no ir hacia estándares abiertos.
¿Qué se debe dar primero, la conectividad o la oferta de servicios y aplicaciones?
De nada me sirve tener plataformas si nadie tiene acceso, pero tampoco sirve dar acceso sin dar soluciones que usar. Van de la mano.