En los Henry está el futuro de las corredoras de inversión.
No es una referencia a un nombre, sino a una generación. Son jóvenes con altas ganancias, pero que aún no son ricos.
Los medios estadounidenses los bautizaron “Henry’s” por sus cualidades adquisitivas: High Earning, Not Rich Yet .
Los nuevos actores en el mercado de las inversiones han atraído a este público desatendido, jóvenes menores de 35 con avidez por una mayor transparencia y con un gusto irreemplazable por la digitalización.
Provienen de una generación que no es fácil de conquistar, pues han vivido dos oleadas de recesión económica en el presente milenio y eso los vuelve recelosos a la hora de invertir. De hecho, la inversión pasiva se ha incrementado en los últimos diez años, según un estudio de Goldman Sachs.
En su esencia, las nuevas corredoras funcionan como las tradicionales, que conocen a su cliente, manejan su riqueza y le apuntan a mercados con mayor y menor riesgo, pero son mucho más baratas (algunas ni siquiera cobran fees si son menos de $5.000 de inversión).
Las facilidades de acceso son mayores: el inversor ingresa a un sitio en Internet, introduce algunos datos iniciales y la computadora le lanza un plan de inversión.
La plataforma le indica el nivel de riesgo que puede tolerar el usuario y lo invita a inscribirse en la plataforma o a probar con un nuevo plan.
Los cálculos automatizados atraen a los jóvenes. También lo hacen las plataformas abiertas, que muestran los movimientos del mercado en tiempo real.
Openfolio, Estimize, Wealthfront o Mint son compañías estadounidenses que han comenzado a innovar desde el 2007. Con la transparencia generan credibilidad y empoderan a los inversionistas a tomar sus propias decisiones.
Las cuatro corredoras automatizadas de inversión en EE. UU. alcanzan los $5.000 millones en activos, cifra aún lejana a las administradoras de riqueza tradicionales como UBS ($1,96 billones) o Bank of America ($1,86 billones), pero que desde ya las pone a pensar.
Hasta operadoras tradicionales, como Charles Schwab, han comenzado a innovar en servicios automatizados.
Este es un nuevo nicho de mercado en el que podrían innovar incluso los mismos bancos, retados por una oleada de innovaciones tecnológicas en el mundo.
“Usted tiene tres perfiles financieros: tiene necesidad de echar mano de la liquidez y, por otro lado, del financiamiento. ¿Qué hace con la plata que puede ahorrar?”, se pregunta Carlos Mora, especialista en finanzas y miembro de Auge, incubadora de la Universidad de Costa Rica. En el país, es probable que invierta el dinero en un certificado de inversión “y ahí murió la cosa”.
Si bien los inversionistas costarricenses siguen prefiriendo fondos líquidos y locales, especialistas internacionales y nacionales creen en generar proyectos para atender a los nuevos públicos.
En esto coincide Adam Nash, CEO de la firma de inversiones en línea Wealthfront: “Esta generación tiene un set de expectativas muy diferente sobre lo que quieren de un servicio de inversión”.
Wealthfront es uno de los corredores en línea más tempranos, pues se creó en el 2007. De su mano invierten jóvenes trabajadores de Sillicon Valley, desde la ingeniera sénior de Air BnB, Barbara Raitz, hasta la directora de adquisición de contenido de Netflix, Elizabeth Bradley.