Mientras en el mundo ya se habla de robots capaces de preparar pancakes , jugar legos y hasta animarse a una partida de pool , en Costa Rica la investigación aún los mantiene en el laboratorio y el área industrial los emplea para funciones básicas.
Su uso se reduce a tareas repetitivas y tediosas que requieren alta precisión, entre ellas colocar componentes en bandas transportadoras y maquinar piezas en 3D (CNC) en metal. La industria también utiliza brazos robóticos para procesos de verificación y control de calidad en plantas de manufactura electrónica.
Esa incursión se percibe incipiente, si se toman en cuenta los logros que registran naciones como Alemania y Japón, explica Federico Ruiz Ugalde, investigador y coordinador del Laboratorio de Robots Autónomos y Sistemas Cognitivos (ARCOS-Lab).
En su criterio, a Costa Rica le falta mucho para integrar los robots en la producción.
Para Ruiz, una de las razones responde al hecho de que existen pocas empresas que emplean el tipo de manufactura que requiere robots típicos industriales, entre ellas compañías que manufacturan automóviles.
Otro impedimento se relaciona con la creencia de que la mano de obra pueda ser más barata que comprar un robot. Ruiz asegura que los salarios en Costa Rica han aumentado lo suficiente como para considerar la compra de un robot como algo atractivo.
“En lugares como la India, sí es difícil justificar la adquisición de un robot cuando la mano de obra es muy barata”, agrega.
Los altos costos de los sistemas robóticos no se escapan de la lista de impedimentos para incorporarlos en los procesos industriales.
En Europa, los robots de tendencia cognitiva pueden cotizarse hasta en unos 90.000 euros para universidades. Para empresas, el precio alcanza los 120.000 euros, por tratarse de ejemplares adaptables. .
Arys Carrasquilla Batista, coordinadora de Ingeniería Mecatrónica del Instituto Tecnológico de Costa Rica, difiere de Ruiz. En su criterio, Costa Rica va por buen camino, pues el uso de la tecnología mecatrónica (sistema que conforma un robot) ha dado pasos firmes, principalmente con compañías transnacionales que ya han probado los sistemas en otros países y conocen sus beneficios.
“En el caso de las empresas nacionales es un poco más complejo el hecho de incorporar nuevas tecnologías. Hay temor al cambio, pero es posible hacer uso de los sistemas electromecánicos antiguos y modernizarlos para que sean equipos mecatrónicos”, dice.
La falta de información y desconocimiento de que algunos equipos antiguos pueden reutilizarse son impedimentos para realizar el cambio tecnológico.
Made in Costa Rica
ARCOS-Lab (laboratorio de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Costa Rica) trabaja actualmente en la creación de robots aéreos.
Estos robots permiten bajar costos y disminuir los riesgos en ciertas actividades.
En la industria, son útiles para realizar inspecciones en lugares incómodos y peligrosos, realizar monitoreos de forma automatizada y hacer publicidad mediante filmación aérea asistida.
En la mesa también se encuentra el desarrollo de prototipos cognitivos, que esperan se puedan ofrecer en un futuro, explica Ruiz.
A nivel de gobierno, Alejandro Hernández, director de Fomento de la Ciencia y la Tecnología del (Micit), aseguró que la organización pretende promover en el país un mayor interés por la robótica desde tempranas edades.
Como ejemplo, Hernández mencionó el Primer Concurso Nacional de Aplicaciones en Automatización y Robótica (RobotiFest) y la realización de la Olimpiada de Robótica, con una inversión de $70.000 en el 2012.
Empero, de acuerdo con cifras mundiales muestran que la brecha robótica es amplia.
Trabajadores de “acero”
Japón, Alemania y Estados Unidos encabezan la lista de países con el mayor número de robots por continente.
Para el 2008, se registraba 1 millón de robots industriales trabajadores en todo el mundo.
Como líder, Japón registraba 295 robots por cada 10.000 trabajadores de manufactura.
La densidad es casi 10 veces el promedio mundial y casi el doble del que existe en Singapur (169), Corea del Sur (164) y Alemania (163), según datos publicados por IEEE Spectrum.
Atrás queda la cifra de Estados Unidos (86).
Brasil es quizás el país más industrializado de Latinoamérica y aun así tiene una densidad de robots muy baja en comparación con los demás países desarrollados. Eso significa que el resto de Latinoamérica tiene densidades aún más bajas, añade Ruiz.
Nueva generación
La tendencia cognitiva promueve robots que “saben lo que hacen” y entienden –en cierta medida–, el mundo que los rodea. Pueden actuar de forma autónoma para lograr un objetivo.
Personalizar: Su creación y comercialización promueve la idea de que cada persona tenga un robot, al igual que se cuenta con una computadora personal.
Revolución en ciernes: Para algunos, su impacto asemejará al de la revolución electrónica en los años 60 y 70, y al boom del uso de las computadoras personales de los 80 y 90.
Fuente Federico Ruiz Ugalde.
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