¡Ay cableras!

Los inconvenientes fortuítos se suman a los problemas estructurales de la oferta de las cableras en el momento que menos lo espera uno

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Usted se dispone a ver las mejengas. Los últimos partidos de la fase de clasificación del campeonato de bolinchas local el domingo pasado. Quiere ver a su equipo favorito. Y cuando se sienta en su sala, el canal donde lo transmiten es el único que no funciona.

A ver, no ha desconectado el cable por dos motivos.

1. Los noticieros locales, que ve por costumbre. Aunque ha empezado a saltarselos porque solo pasan sucesos, como si el país no tuviera noticias y hechos más relevantes que mostrar, y vídeos de YouTube, que si le interesaran buscaría en YouTube.

2. El futbol local, que termina viendo porque no hay nada mejor en el cable, por costumbre, por fiebre y para tener algo que comentar el lunes en el trabajo.

Los domingos se le hace espacio a los partidos y, precisamente, el juego que quería ver lo pasan por el canal que está fuera de servicio. Ahora lo único que interesa es que le digan si ya lo van a reinstalar pues el partido ya empezó.

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Le escribe por Facebook a la cablera (si a Usted le pasó lo mismo ya sabe cuál es: Tigo).

Pregunta para ver qué pasa. Tiene rato de pasar y pasar con el control y solo sigue viendo un letrero azul que cubre toda la pantalla y que dice que tienen un inconveniente técnico, como si con eso se resolviera algo.

Del Facebook de esa compañía le responden al rato preguntando su nombre —¿acaso no aparece en el mensaje enviado?— y su número de cuenta.

Para que el community manager se pellizque y averigüe algo, le envía una foto del letrero azul y le dice que lo único que espera es saber a qué hora resuelven el "inconveniente".

Quien está al otro lado le responde que el nombre y número de cuenta es para el reporte. Los caminos de la burocracia son tan empedrados como los que llevan al más allá.

El community manager nunca se salió de su manual. Inesperadamente le mandó un mensaje, dos horas después, de que ya estaba resuelto el problema. Pero el partido ya había terminado.

Ahora la pregunta es si va a ocurrir lo mismo este fin de semana de semifinales, una de ellas el Clásico y ambas transmitidas por ese canal que no funcionó el domingo en la tarde.

Mejor preguntemos.

(Norman Chaves, gerente de relaciones corporativas de Tigo, me respondió: "El inconveniente tuvo que ver con un corto circuito en las líneas eléctricas de la zona. Esto provocó un daño al banco de baterías que alimentan el equipo que brinda la señal de canal 6. El tiempo que se interrumpió la transmisión se debió a que se tuvo que reemplazar el equipo en cuestión. Estamos preparados para que cambios en el fluido eléctrico no nos afecten, sin embargo, este fue de una magnitud mayor que provocó un daño completo a los dispositivos. Son situaciones fortuitas y esta lamentablemente ocurrió durante un momento de gran interés, como fue un partido de fútbol").

Sin embargo, ese inconveniente se agrega a varias molestias que los usuarios venimos acumulando con la mala programación de todas las cableras. Ya en Telecable me explicaron que dependen de los proveedores.

Algunas cosas, no. Recientemente en Tigo quitaron los únicos canales donde se podía ver un noticiero de verdad, el de televisión española y CNN en inglés.

Don Norman me explica –en la respuesta que me envía este viernes– que deben liberar algunos canales de la grilla analógica para contar con suficientes frecuencias y desarrollar los planes de innovación a futuro. Además, que los canales que quitaron del plan básico seguirán disponibles en la oferta digital.

Y agrega: "Esta decisión se fundamenta en aspectos técnicos y de tendencias normales de evolución del mercado, que se alinean con nuestra promesa de llevar el estilo de vida digital a nuestros clientes. Muy pronto estaremos anunciando novedades en nuestros paquetes y servicios, diseñadas para satisfacer las expectativas de los costarricenses de la mejor manera posible".

El problema es que algunos usuarios no estaríamos dispuestos a pagar por el paquete digital de las cableras y preferimos no llevarnos otro dolor de cabeza. ¿Y si pago por ese paquete digital y me pasa lo mismo?

La decisión más tentadora es migrar a los servicios streaming, como Netflix. De todas formas, la televisión local no está ofreciendo nada atractivo y la programación de cable se contagió.

Y los partidos se pueden ver por Internet o los más importantes en otro sitio fuera de la casa y en última instancia hasta podemos dejar de verlos pues sencillamente podemos vivir sin ellos. No pasa nada.