Los usuarios de ChatGPT caen y a la firma Open AI le dan poco tiempo… pero, ¿hay que desentenderse de la inteligencia artificial?

Al igual que Internet en los años 90′s, la inteligencia artificial provocará un cambio radical en los trabajos. “No es algo pasajero, no va a desaparecer”, dicen los especialistas. “Hay que estudiarla”.

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Como en el caso de la red Threads creado por Meta, la otra sensación tecnológica del 2023, el ChatGPT de la firma creadora Open AI, parece desinflarse después de un inicio espectacular con millones de usuarios. ¿Significa eso que hay que descuidarse con la inteligencia artificial?

Los reportes del sitio Similarweb advierten sobre una caída del 10% de los usuarios en junio y otro tanto en julio pasados, lo que supondría problemas para Open AI, su fabricante, que debe buscar la forma de monetizar su servicio, tras la inversión de Microsoft, y frente a competidores como Bard de Google y Bing Chat de la misma Microsoft. Nada de eso significa que debamos desentendernos de las herramientas de inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés).

El jueves anterior se realizó una conferencia virtual para América Latina sobre esta tecnología, organizada por el Centro Knight de la Universidad de Austin, moderada por Marc Lavallee, director de productos tecnológicos y estrategia para el periodismo de la Fundación Knight, y con la participación de Aimee Rinehart y Sil Hamilton.

Aimee es directora senior de producto de estrategia en la Iniciativa Local News AI de la Associated Press y Sil Hamilton es ingeniero de aprendizaje automatizado e investigador residente de IA en la organización periodística Hacks/Hackers.

“Una cosa es lo que promete la AI y otra la que hace”, dijo Sil al iniciar. “Pero hay que entenderla ya”.

“La AI no es pasajera”, advirtió también Aimee. “La AI no va a desaparecer. Por eso hay que utilizarla”.

¿Y cómo aprovecharla?

Tanto Aimee como Sil expusieron, a partir de sus investigaciones y de su experiencia, varias claves que quiero retransmitirles a través de este post.

1. Entender la tecnología

La IA generativa (por su capacidad de generar contenidos: textos, imágenes o videos a partir de datos existentes usando redes neuronales y aprendizaje automático) crea grandes expectativas y grandes temores por igual. La tarea para todas las personas es empezar por entender la tecnología, lo que es capaz de hacer actualmente y las perspectivas.

Entre los puntos a comprender están que la IA generativa (IAG) no surgió de un momento a otro. Se viene trabajando en ella desde hace cinco años al menos (en la IA mucho más, por supuesto).

2. No se puede esperar

Hay quienes plantean que se debe esperar para ver cómo evoluciona la IAG y si se van cumpliendo las proyecciones apocalípticas de desplazamiento de empleo (como parece que los guionistas de Hollywood creen que sucederá) y hay quienes dicen con entusiasmo desbordado que más bien será una ayuda para todas las industrias, profesiones y puestos de trabajo.

Tal como ocurrió con Internet, la tecnología llegó, se implantó, se expandió y causó transformaciones que todavía se están viviendo, en cuenta la aparición y difusión de plataformas de IAG. Es urgente involucrarse de una vez. “Si no nos involucramos ya, ellos (las firmas desarrolladoras de la IAG) van a dictar las reglas”, advirtió Aimee.

3. Ver a futuro

Aunque la tecnología tiene un quinquenio en laboratorio y solo unos meses en la calle, “apenas estamos en su inicio” dicen los panelistas, por lo que se debe ir experimentando y creando normas (qué puede hacerse y qué no debe hacerse con la tecnología) de cómo utilizarla con perspectivas en el futuro.

Las posibilidades de incremento de la tecnología (parafraseando la Ley de Moore aplicada a este caso, no solo a chips: cada dos años se duplica su capacidad) suponen que para finales de la década se verán aplicaciones más sofisticadas, completas e inimaginables por los mortales en la actualidad.

El problema es que solo un tercio de las empresas están adoptando políticas sobre el aprovechamiento de la AIG y cuáles herramientas basadas en esta tecnología se pueden aplicar.

4. Depende de la calidad de los datos

Los chats GPT o Bard dan mejores respuestas dependiendo de la calidad de los datos que se le brindan. Lo mismo ocurre con las aplicaciones que surgen a partir de las tecnologías de AIG de OpenAI o de Google.

Por ejemplo, si se le pide una redacción sobre un tema, el resultado puede ser hasta vergonzoso si se cree que la herramienta elimina la tarea de investigar y recopilar información siguiendo un enfoque o hipótesis. Los errores son del tamaño de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

Para obtener un resultado de calidad hay que brindarle los datos de calidad, pedirle a la herramienta de AIG la tarea y luego someter el resultado a las revisiones de rigor. La calidad del resultado que genere la herramienta de AIG depende también de la calidad de la pregunta o del planteamiento que se le dé y de lo que se le pida.

“Estos modelos son buenos en cuanto a forma, pero no en contenido”, advierte Sil. Y vuelve a recomendar: “Hay que comprobar el resultado”.

5. Guía de uso

¿Para qué tanto trabajo en implementarla? Porque ayuda al trabajo cotidiano, ahorra tiempo y costos, agiliza las tareas y la persona solo debe dedicarse a brindar los datos correctos, comprobar el resultado y adaptarlo a lo que se necesita.

¿En cuáles áreas o tareas utilizarla? Las empresas deben identificar cuáles son las tareas repetitivas, rutinarias y aburridas que se pueden realizar mediante herramientas de IAG y brindando a la herramienta datos de calidad, implementando procesos de verificación y activando correctivos a tiempo.

¿Y cómo deben hacerlo? Las empresas deben tener un marco orientador que guíe el proceso de utilización de la tecnología de IAG y de las herramientas o aplicaciones que surgen a partir de ella, las cuales se pueden basar en las mejores prácticas que se prueban y se difunden en comunidades abiertas.

6. Se requiere talento especializado

La utilización de los chats de AIG y de las aplicaciones requieren talento, pero las empresas necesitan además especialistas que garanticen que los datos y la tecnología a utilizar brinde resultados perfectos, un Prompt Engineer.

El Prompt Engineer es un profesional encargado de gestionar y crear interacciones con distintas herramientas de IAG.

La experimentación y las pruebas en cada empresa o profesión deben realizarse a partir del trabajo diseñado por este especialista, que entiende la tecnología y ajusta —al igual que hay que ajustar un sistema contable o uno gerencia tipo ERP al negocio de cada empresa— la herramienta a las necesidades y procesos.

7. ¿Habrá apocalipsis en el empleo?

Una de las predicciones (si se agrupan todos los malos augurios publicados) es que la IAG reducirá, eliminará y sacrificará en matadero masivo varias profesiones, oficios y ocupaciones y millones de puestos de trabajo.

“Creo que la forma que he podido seguir en esta industria es que he podido adaptarme rápidamente y tener interés en cuanto a cuál va a ser la siguiente tecnología”, responde Aimee, quien trabajó en The New York Times en los inicios de Internet y a cargo de los proyectos para ayudar a este medio a incursionar en el nuevo mundo.

Esto no es algo pasajero, no va a desaparecer”, continúa ella. “Uno tiene que estudiar la tecnología. Esto va a agilizar el trabajo que uno hace. El problema puede ser que nos está empujando en una dirección que de repente no nos gusta”.