¿Nos sustituirán los robots en el trabajo?

En el 2030 el 90% de los empleos serán reemplazados por máquinas inteligentes, según Gartner; ya está pasando con equipos más sencillos: cajeros automáticos, expendedoras de galletas y de bebidas en lata, máquinas de autochequeo en aeropuertos, máquinas para alquiler de videos,...

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En 1989 en una fábrica textilera ubicada en Guadalupe, cerca de donde hoy está Waltmart, había una operaria cuya rapidez le permitía tomar las prendas (pantalones cortos de la marca GAP) que se venían confeccionando en cuatro filas y colocarle los broches. Era la época del boom de la fabricación textil en el país.

Esta operaria era adorada por los ingenieros y el gerente de operaciones, además del gerente de finanzas y el gerente general, pues ella realizaba el trabajo de varias personas, o lo que es lo mismo: le ahorraba a la empresa tener que contratar tres operarias más.

Ella tomaba la prenda, la colocaba en la máquina y en un dos por tres le colocaba los broches con precisión y a una velocidad tal que las cajas de madera colocadas, una a cada lado, se llenaban en un dos por tres.

Si la señora no iba el sábado a trabajar o se ausentaba algún día entre semana, tenían que poner en su lugar a cuatro operarias, una por fila. Cuando ella regresaba, estas cuatro operarias volvían a otras tareas, las ponían a hacer otra cosa para las cuales hubo que entrenarlas, desde empacar hasta saber coser en una máquina overlock o en una plana.

La industria textilera se fue —como muchas manufacturas— buscando menores costos, en especial de mano de obra. Llegaron otras empresas y hay economistas que llaman la atención sobre como podríamos estar pasando de la máquila de electrónica y alta tecnología a máquila en investigación.

Ahora el ciclo en los sectores manufactureros podría cerrarse. Ya no buscarían países con trabajadores de bajo costo para tareas de ensamble. Los sustituirían por robots.

Hace dos semanas en una sesión del Club de Investigación Tecnológica, Roberto Sasso advirtió que esa es una de las tendencias por venir y que nos llegará tarde o temprano alterando la normalidad que ordinariamente estamos acostumbrados a vivir. Eso podría llegar al trabajo más allá de las plantas: a las oficinas, por ejemplo, con la automatización del trabajo intelectual.

Ocho días después, la semana pasada, la Japan Robot Association realizó el International Robot Exhibition (iREX), con la participación de 446 empresas y 1.882 stands de exhibición.

Ahí hubo de todo: desde un brazo mecánico capaz de levantar un automóvil de 1.200 kilogramos hasta humanoides, entre los que está Peppers —fabricado por la francesa Aldebaran Robotics y del que se han vendido ya 1.000 por $1.652 (¢869.365)—, RoBoHon, Palro y Palmi.

En enero próximo, el Consumer Electronic Show (CES), que se realizará en Las Vegas, contará con 27 firmas en un área especial de exhibición. "Los robots pueden moverse cada vez más, ver, oír, sentir y reaccionar con el medio ambiente", dijo Gary Shapiro, presidente y CEO de Consumer Electronics Association, organizadora del CES Las Vegas. "Los robots van a cambiar la forma en que nos acercamos a nuestra vida cotidiana".

Tanto la industria japonesa como la estadounidenses, lo mismo que la surcoreana, están viendo un mercado de muchos números para vender robots, enfocándose en dos segmentos: el doméstico y el empresarial.

De hecho en el primer mercado, por ahora ya vemos algunos robots casi de juguete, como el BB-8 —alusivo al nuevo film de Star War y ya en vitrinas locales— o el de MJI (ver video).

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En el empresarial estarán los robots que realizarán operaciones de manufactura. En las fábricas de automóviles son usuales los brazos mecánicos realizando tareas de armado de vehículos.

Por ahora hay robots en muchas otras industrias que realizan tareas sencillas como coser los bordes de ojales y rebetear tapetes, levantar objetos, soldar y aplicar pegamento, pintura y revestimientos, y manipular materiales rígidos como metales y plásticos.

Los robots avanzarán pronto a tareas más sofisticadas (terminar prendas, ensamblaje de númerosos productos y cuidado de personas). Lo que no pueden hacer hoy, lo harán en una o dos décadas. Habrá pocos humanos por ahí, en tareas muy específicas, vigilando que todo marche bien.

Todo eso será impulsado por tecnologías como Big Data, los componentes que hoy se usan en dispositivos móviles, como el comando de voz, y la inteligencia artificial.

En este último campo se anunció el fin de semana pasado que Elon Musk, de Tesla y SpaceX; Sam Altman, de Y Combinator; Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn; y Peter Thiel, cofundador de PayPal, invertirán $1.000 millones en el grupo de investigación OpenAI.

Casi simultáneamente se dio a conocer que un grupo de científicos del Departamento de Ciencias Cognitivas del Massachusetts Institute of Technology (MIT) desarrolló un nuevo modelo de computadora que imita la capacidad de los humanos para aprender nuevos conceptos.

Esta dará pie al desarrollo de los robots inteligentes, que son capaces de aprender y actuar. Según la firma Gartner, citada por The Wall Street Journal, en el 2030 el 90% de los empleos serán reemplazados por este tipo de máquinas.

En el iREX, realizado en Japón, también se presentó un androide con la apariencia de Leonardo Da Vinci, creado por Osaka NPO. Sin embargo, es más posible que los robots que asuman tareas que hoy realizamos las personas se parezcan más a los androides más típicos, como los que ya se podrían utilizar para realizar rescates (vea el siguiente video).

¿Qué tipo de empleos nos quedarán? Los que tengan que ver con el conocimiento.

Habrá sitio, siempre que nos preparemos para el cambio, identificando cuáles serán las tareas que nos corresponderán en la década que viene y en la que sigue, como mínimo.

De seguido hay que modificar carreras y planes curriculares para capacitar a las nuevas generaciones en los nuevos tipos de trabajo y hay que reentrenar a las actuales, que podrían verse más fácilmente desplazadas.

Pero si en países como el nuestro no hemos podido avanzar para resolver hoy la necesidad de más técnicos y profesionales en informática y en área tecnológicas, además de los idiomas, será necesario inyectarnos con un poquito de sentido de urgencia y, sobre todo, de visión en el futuro.

Repitiendo a Roberto Sasso: "No se vale decir que eso no ocurrirá acá". Ocurrirá incluso con los equipos más sofisticados.

En realidad ya está sucediendo, con máquinas más sencillas: cajeros automáticos, expendedoras de galletas y de bebidas en lata, autochequeo en aeropuertos, expendedoras de videos,...

Y tenga por seguro que alguien seguro dijo hace muchos años que estas máquinas no iban a llegar aquí.

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