Reflexiones sobre el liderazgo de Luis Guillermo

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Costa Rica está sufriendo una transformación sin precedentes. La mayoría que votó en las elecciones presidenciales del pasado fin de semana, votó por un cambio en el que impere la moderación, en franca oposición a seguir con el modelo actual o a escoger una opción que represente un cambio más radical.

Yo amo a Costa Rica, por eso me preocupa el momento histórico que vivimos. Porque pese al deterioro en la distribución de la riqueza, es un país avanzado a nivel Latinoamericano en términos de progreso social. Y porque a nivel económico, Costa Rica cuenta con una serie de condiciones a favor.

Si Luis Guillermo se convierte en el próximo presidente de Costa Rica, tendrá la gran responsabilidad de integrar sus preocupaciones respecto a progreso social, con la meta de lograr salvaguardar nuestra economía y generar confianza en el sector empresarial.

El darle continuidad al buen trabajo de líderes que se encuentran en la función pública independiente de su afiliación a un partido, le generaría capital político que trascienda las diferencia partidarias. ¿Tendrá ese tipo de liderazgo maduro que ha caracterizado a líderes que han escrito progreso en la historia universal?

Ojalá…

Ojalá que tenga la serenidad y la sabiduría para procesar esta victoria electoral.

Ojalá que mantenga los pies en la tierra y no olvide que es solo un ser humano y que este éxito, no se trata de él, se trata de Costa Rica haciendo historia.

Ojalá que tenga claridad, sabiduría y perspectiva para formar, integrar y liderar un equipo capaz.

Sin la confianza de sectores claves, Luis Guillermo -en caso de convertirse en el próximo presidente de Costa Rica- no podrá gobernar.

Y Costa Rica, hoy más que nunca, necesita recuperar la gobernabilidad institucional.