561 opciones para 84 alcaldías: esto es lo que se juega cada partido en las elecciones municipales de 2024

Los partidos tradicionales buscarán mantener su dominio sin el comodín de las reelecciones, mientras viejas alianzas retadoras resurgen y otras más bien desaparecen. Esta es la trama previa de las elecciones municipales de este 4 de febrero.

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Las elecciones municipales no solo son un ejercicio mediante el cual se renuevan los gobiernos locales y sus principales autoridades cada cuatro años. También representan un proceso que permite a los partidos políticos medir sus fuerzas en la comparación consigo mismos y con otros, así como la vigencia —o en algunos casos la ausencia— de sus estructuras territoriales.

La existencia de estas estructuras o cuadros de simpatizantes podría parecer una cuestión menor; sin embargo, son vitales para la continuidad de cualquier agrupación política. Así lo señaló el politólogo de la Universidad de Costa Rica (UCR), Ronald Alfaro; quien explicó en una reciente conversación con EF que esa es una de las principales diferencias entre los proyectos políticos duraderos y los que terminan convirtiéndose en “desechables”, por decirlo de algún modo.

De cara a las elecciones de este 4 de febrero hay partidos que dominan las candidaturas a nivel nacional (igual que lo han hecho históricamente), otros que resurgen y aumentan su participación en las papeletas, y otros que desaparecen o casi se borran por completo del mapa.

Todo esto ocurre, además, en un contexto de incertidumbre particular. La prohibición de reelecciones consecutivas de alcaldes y vicealcaldes es un factor que pondrá a prueba el continuismo histórico de algunos partidos en múltiples cantones y que marcará el proceso de este año.

¿Cómo llegan los partidos políticos a esta nueva contienda cantonal?, ¿qué nos dicen las papeletas que tenemos? y ¿cuáles son las principales preguntas que abren de cara a los comicios? EF revisó los datos y estos son algunos de los principales hallazgos.

Aparecidos y desaparecidos

Si hablamos de estructuras sólidas, ninguna logra desplazar todavía a las de los dos partidos tradicionales de Costa Rica: Liberación Nacional (PLN) y Unidad Social Cristiana (PUSC).

El PLN logró postular candidaturas para los 82 cantones posibles en los comicios de 2020 y ahora, cuatro años después, inscribió 84 candidaturas para la misma cantidad de cantones, el máximo posible.

La Unidad apenas estará ausente en 11 papeletas para la elección de alcaldías y vicealcaldías. No presentará candidaturas en Escazú, Turrubares, León Cortés, Zarcero, Los Chiles, Río Cuarto, Barva, Santa Bárbara, Buenos Aires, Monteverde y Limón. De esa lista, en cuatro cantones tampoco había presentado candidaturas para el proceso anterior, en el que también dejó descubiertos 11 cantones (Turrubares, León Cortés, Zarcero, Los Chiles).

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Es en el terreno de los partidos no tradicionales donde algunos surgen, otros se borran y pocos mantienen su fuerza.

El Partido Nueva República, fundado por el excandidato presidencial Fabricio Alvarado, es de los pocos que parecen mantenerse estables y con una participación alta en la comparación con las papeletas de hace cuatro años. El PNR postuló 67 candidaturas para los comicios de este 2024; siete menos que en el último proceso municipal.

De los partidos emergentes de alcance nacional, también se mantienen activos con números de candidaturas similares a las registradas el proceso anterior el Partido Republicano Social Cristiano (con 29 candidaturas), a pesar de que fue borrado del Congreso en las últimas elecciones nacionales; así como el Partido Nueva Generación, con 27.

Otras agrupaciones parecen borrarse hasta casi desaparecer en la comparación con hace cuatro años.

Tal es el caso del Partido Acción Ciudadana (PAC), que solo estará presente en las papeletas de Heredia, Barva y Sarapiquí; es decir, en 32 cantones menos que hace cuatro años cuando todavía era el partido de gobierno. La participación del PAC en elecciones municipales nunca fue destacada; sin embargo, el dato es una evidencia más de la crisis que vive la agrupación después de comandar durante ocho años consecutivos el Poder Ejecutivo.

Desaparecen del todo de las papeletas principales los partidos Restauración Nacional (PRN), Integración Nacional (PIN), Alianza Demócrata Costarricense (PADC), Renovación Costarricense (PRC) y Accesibilidad Sin Exclusión (PASE): agrupaciones que hace pocos años obtuvieron resultados favorables en elecciones legislativas, presidenciales y municipales, pero que ahora no registran un solo candidato.

La desaparición más significativa es la del PRN, el cual colocó hasta 79 candidatos a ayuntamientos en 2020, cuando intentó redituar del reconocimiento popular que le dejó la campaña presidencial de 2018. En aquella contienda, Fabricio Alvarado usó la bandera de ese partido (del que era hasta entonces diputado) para llegar a la segunda ronda de los comicios presidenciales.

En la otra cara de la moneda están los partidos que resurgen en estas elecciones municipales.

El Partido Liberal Progresista (PLP) colocó candidaturas para 44 alcaldías (37 más que hace cuatro años); mientras que el Partido Progreso Social Democrático (PPSD) otras 34 (todas nuevas). Ambas son agrupaciones que intentan aprovechar el empujón en sus niveles de popularidad alcanzados a partir de las últimas elecciones nacionales, en las que ocuparon una de las cinco primeras posiciones de voto.

El caso del PPSD es especialmente llamativo porque representa al oficialismo, pero solo de manera simbólica.

Si bien fue el vehículo que utilizó el presidente Rodrigo Chaves para alcanzar su cargo de mandatario hace dos años, la agrupación está lejos de representarlo y, por el contrario, Chaves terminó públicamente enfrentado con la fundadora, presidenta y diputada de la agrupación, Luz Mary Alpízar; a quien incluso calificó de “traidora”. El presidente se refirió a Alpízar de esa forma luego de que con su voto permitiera la aprobación de un cambio en la Ley del Impuesto sobre la Renta que clarifica la naturaleza territorial del tributo.

En cuanto a los partidos regionales (provinciales o cantonales), también hay múltiples cambios: 30 partidos desaparecen de las listas, mientras que 35 se mantienen y 20 saltan por primera vez a la escena política. En el saldo definitivo, se pierde una decena de opciones para las papeletas a alcaldías y vicealcaldías.

Llama la atención el caso del Frente Amplio (FA): el partido de izquierdas logró multiplicar su presencia en el Congreso en las últimas elecciones generales de 2022, pero solo buscará colocar a representantes en 25 alcaldías (seis menos que hace cuatro años). A pesar de ello, la agrupación aurinegra ha hecho una apuesta fuerte para impulsar la candidatura de la exdiputada y exministra de la Condición de la Mujer, Patricia Mora, en el cantón central de la capital. Este es un cantón clave en disputa, porque el liberacionista Johnny Araya no podrá buscar una nueva reelección por impedimento legal.

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Para el politólogo Ronald Alfaro, la actualidad de los partidos políticos costarricenses se refleja en dos caras: hay partidos con estructuras sólidas y partidos “desechables”.

“Una cosa es, por ejemplo, que la Unidad o Liberación se hayan debilitado, porque ellos tienen una organización, una estructura, algo orgánico. Pero hay otros partidos que parecen envases retornables”, explicó. “Lo que ha sucedido con el PAC es un muy claro ejemplo de que necesitás una estructura territorial para un partido, para sostenerlo en el tiempo. No para unas elecciones municipales sino para mantenerte en el poder, prolongar tu vida política, extender tu carrera”, añadió.

El cuadro de entrada

La contienda de este 2024, además, se vivirá con una dosis extra de incertidumbre precisamente por la prohibición de reelecciones consecutivas.

En las elecciones municipales de 2020, el PLN prolongó su dominio en la administración de alcaldías; pero cedió poder en algunos cantones a múltiples partidos regionales. La duda ahora essi se mantendrá o no esa tendencia o si aparecerá un nuevo fenómeno y, más aún, con el cambio de las reglas de continuidad.

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La prohibición de las reelecciones consecutivas implicará un cambio en la inercia de múltiples cantones. Algunos de los principales focos de interés serán cantones como San José, San Carlos, Sarapiquí, Guácimo, Osa, Carrillo, Heredia, Santa Ana, Belén, Atenas y San Pablo, sitios que han sido comandados por las mismas figuras del PLN y del PUSC en los últimos cuatro o cinco períodos consecutivos, según recordó la politóloga Eugenia Aguirre, en una reciente publicación universitaria.

“Hay una afectación a sus posibilidades de triunfo, en caso de cantones donde el triunfo sistemático de la alcaldía está asociado a la persona y no al partido político necesariamente”, explicó consultada por EF. “El análisis del proceso electoral 2024 se mantendrá atravesado por la consideración de esta nueva regla electoral”.

Miguel Guillén, secretario general del PLN, opina que para su agrupación un buen resultado sería “mantener” el nivel actual de alcaldías. Se quisiera incrementar la cantidad, pero el principal objetivo, reconoce, es “lograr que nuevos liderazgos ocupen cargos de representación popular en los gobiernos locales”.

“Fue un reto adaptarnos al cambio de legislación, que no le permitía a ciertos alcaldes y alcaldesas reelegirse en esta oportunidad. (...) Nos exigió una labor de más de año y medio de preparación, de negociaciones y conversaciones, para lograr mantener al partido unido y que figuras importantes en sus cantones, que eran alcaldes y que tienen mucho poder, aceptaran el cambio y permanecer en la campaña aportando”, analizó.

Con el surgimiento de esta regla de no-reelección, 46 personas que fueron elegidas en 2020 quedaron totalmente excluidos para buscar un nuevo períodoen este proceso; y solo 31 lograron colarse de nuevo en las papeletas de sus cantones.De los 46 excluidos, hay 25 de los 43 alcaldes del PLN y seis de los 16 que tiene el PUSC.

Tampoco podrán reelegirse los alcaldes activos del PAC; dos del PNG; uno del PRSC y cinco representantes de coaliciones o partidos regionales (Gente Montes de Oca, Somos Moravia, Comunal Unido en Turrubares, Nandayure Primero y Auténtico Limonense).

Esta lista incluye nombres de tan alto perfil como Johnny Araya en San José, Néstor Mattis en Limón, Arnoldo Barahona en Escazú y Gerardo Oviedo en Santa Ana, solo por citar algunos ejemplos de alcaldes.

Además, están los alcaldes y alcaldesas que buscarán la continuidad, pero con otro partido: otro escollo para las agrupaciones políticas en su afán de mantener el poder. Ellos son el cartaginés Mario Redondo, que dejará el PADC por el Partido Actuemos Ya; el alajuelense Humberto Soto, que salió del PLN para el Partido Nuestro Pueblo; la palmareña Katerine Ramírez, que dejó el partido cantonal Palmares Primero para pasar al PLN; el moreño Rodrigo Jiménez, que pasó del PNG al PLP: y la hojancheña Verónica Campos, que dejó al PAC por el PUSC; así como el liberiano Gerardo Castañeda y el pocociceño Manuel Hernández, que pasaron del PUSC y del provincial Recuperando Valores a las filas de Unidos Podemos.

Otro factor que podría hacer mella sobre la continuidad de algunos partidos son las recientes investigaciones por presunta corrupción en licitaciones municipales como el caso “Diamante”, una investigación del Organismo de Investigación Judicial sobre “aparente pago de dádivas y sobornos a funcionarios públicos para obtener beneficios en obras viales”, la cual incluso implicó allanamientos de varios municipios y detenciones de alcaldes como Johnny Araya de San José, Mario Redondo de Cartago, Alfredo Córdoba de San Carlos, Humberto Soto de Alajuela y Alberto Cole de Osa.

También las investigaciones del OIJ sobre presuntos ligámenes de autoridades locales con actividades ilícitas. Por ejemplo, la relacionada con presuntas gestiones del alcalde de Corredores, Carlos Viales, para construir un puente de vigas y reparar un camino (con fondos municipales) en la finca de un presunto líder narco, de apellidos González Hernández; la cual también ocasionó su captura meses atrás.

Guillén, del PLN, considera que para su partido será esencial que se haya desligado a “personas con cuestionamientos graves”.