Crónica de una guerra económica: la batalla del gas entre Rusia y Occidente

Desde que inició la guerra en Ucrania el gas se ha convertido en un arma económica entre Rusia y Europa que podría tener consecuencias incluso en Costa Rica

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El gas se ha convertido desde el inicio de la guerra en Ucrania en un arma económica exhibida en varias ocasiones entre Rusia y Europa.

El 22 de febrero de 2022, el canciller alemán Olaf Scholz anunció la suspensión del gasoducto Nord Stream 2, que unía Rusia y Alemania, como represalia por el reconocimiento oficial de Moscú de los territorios separatistas del este de Ucrania.

Este proyecto faraónico, en el centro de una batalla geopolítica y económica, enfrentó a Alemania (que importa de Rusia la mitad de su gas) con Estados Unidos y con parte de los países de Europa.

También supuso una fuente de tensión entre Rusia y Ucrania, al que la construcción de Nord Stream 2 hizo temer la pérdida de los ingresos que obtiene por el tránsito del gas ruso por su territorio.

Rusia proporciona cerca del 40% de las importaciones de gas de Europa.

La invasión rusa de Ucrania, el 24 de febrero, provocó la disparada del precio del gas natural y del petróleo, ante el miedo a que hubiera cortes en el suministro.

El 2 de marzo, la Unión Europea (UE) "desconectó" a siete bancos rusos del sistema financiero internacional SWIFT, que agiliza los pagos internacionales. Pero dejó conectados a dos grupos financieros vinculados al sector de los hidrocarburos, debido a la gran dependencia del gas ruso de países como Alemania, Italia, Austria y Hungría.

El 8 de marzo, el presidente estadounidense Joe Biden prohibió las importaciones de hidrocarburos rusos.

Casi al mismo tiempo, el Reino Unido anunció el fin de las importaciones de energía rusa para 2022, mientras la UE se marcó el objetivo de reducir en dos tercios sus compras este año.

El 23 de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin decidió prohibir a los europeos el pago del gas ruso en dólares o euros, como respuesta a la congelación de cerca de $300.000 millones de reservas en divisas en el extranjero de Rusia.

También anunció que los países "hostiles" consumidores de gas ruso tendrían que abrir cuentas bancarias en entidades rusas para pagar sus facturas en rublos, ya que de lo contrario se les podría cortar el suministro.

El órgano ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, considera esta opción como una violación de las sanciones internacionales contra Moscú, por lo que buscó alternativas con Estados Unidos.

Washington se comprometió a enviar a Europa este año 15.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural licuado (GNL).

El 27 de abril, el gigante ruso Gazprom suspendió todos sus envíos a Bulgaria y Polonia, dos países con una gran dependencia del gas de Rusia, ya que no le pagaron en rublos.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, denunció un “chantaje del gas” y explicó que ambos países (miembros de la UE y de la OTAN) recibirán el suministro de gas “a través de sus vecinos de la Unión Europea”.

El 21 de mayo, Rusia le cortó el gas a su vecina Finlandia, que también se negó a pagar en rublos y provocó la ira de Moscú con su pedido de ingreso a la OTAN.

Después les llegó el turno a Países Bajos y Dinamarca.

El 30 de mayo, los dirigentes de los 27 países de la UE se pusieron de acuerdo en reducir en cerca del 90% sus importaciones de petróleo ruso para finales de año, pero no quisieron imponer un embargo al gas de Moscú.

A mediados de junio, Gazprom, citando un problema técnico, redujo en un 60% sus envíos de gas, sobre todo hacia Alemania a través de Nord Stream 1, lo que hizo subir de nuevo los precios.

El 23 de junio, Alemania activó el "nivel de alerta" del suministro de gas, lo que acerca la posibilidad de que haya racionamientos en el país.

El 11 de julio, Gazprom anunció que cerraría el gasoducto Nord Stream 1 durante 10 días por razones de mantenimiento.

Una semana después, el 18, la UE anunció un acuerdo con Azerbaiyán para duplicar en "unos años" sus importaciones de gas natural.

La Unión también buscó nuevos suministradores en países como Catar, Noruega y Argelia.

El 20 de julio, Bruselas propuso un plan para reducir en un 15% el consumo europeo de gas, y así hacer frente a la reducción de suministro ruso. “Rusia está utilizando el gas como arma. En caso de una interrupción total, Europa tendrá que estar preparada”, explicó Von der Leyen.

En caso de “riesgo sustancial de escasez grave o de demanda excepcionalmente elevada”, y si los esfuerzos voluntarios no fueran suficientes, la Comisión quiere poder activar un mecanismo de alerta -previa consulta a los Estados miembros- que permitiría fijar “objetivos vinculantes de reducción de la demanda” para todos los países del bloque.

No obstante, la organización que representa al empresariado europeo advirtió el miércoles 20 de julio que cualquier decisión de frenar la actividad económica para reducir el uso del gas ruso tendría “efectos desastrosos”.

“La reducción forzosa de la producción tendría efectos desastrosos, y a menudo irreversibles, sobre las empresas”, dijo Markus Beyrer, director general de Business Europe, tras el anuncio por la Comisión Europea de un plan para reducir el consumo de gas en un 15%. “Debe considerarse solo como una opción de último recurso”, añadió en un breve comunicado.

Von der Leyen estimó que el consumo anual de gas en la UE podría reducirse en unos 43.000 millones de m3. En modo de comparación, Rusia había suministrado unos 153.000 millones de m3 a los 27 países del bloque en 2020.

En concreto, Bruselas pide a los países que adopten medidas vinculantes para limitar la calefacción y el aire acondicionado en los edificios públicos y comerciales, “siempre que sea técnicamente posible”.

También incita a utilizar fuentes alternativas para la calefacción urbana y recomienda lanzar campañas de comunicación para pedir a la población bajar los termostatos un grado este invierno, lo que permitiría ahorrar “hasta 10.000 millones de m3 de gas al año”, según la Comisión.

Afectación indirecta sobre Costa Rica

Un cerrojazo en la entrada del gas ruso podría encaminar a Europa, ya cerca de los dos dígitos de inflación, hacia una recesión económica. Esto podría tener sobre Costa Rica consecuencias indirectas. La UE es la tercera región a la que el país más le exporta y le importa, así que su debilitamiento podría tener un impacto negativo sobre la economía nacional.

“Si Europa entra en recesión y nosotros tenemos una mayor inflación, entonces es probable que el gasto que hagan los europeos en importaciones de Costa Rica vaya a ser menor, porque van a tener un menor poder compra”, explicó el economista y asesor financiero internacional, Douglas Montero, en entrevista con El Financiero el pasado 14 de julio.