¿Cuánto cuesta un puesto en un comicio cantonal?

Obtener una representación municipal le costó ¢500.000 al PLN y al PAC, y ¢4,5 millones al FA

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Gastar más en una elección municipal no construye una autopista directa hacia el triunfo pero la forma en que se aprovechan esos recursos facilita mucho el tránsito de los partidos políticos.

Los comicios cantonales del 2010 mostraron que el acceso a dinero aplana el camino para llegar a las sillas de regidores, alcaldes, síndicos y concejales.

Sin embargo, si la estructura partidaria no está bien engrasada, ese dinero servirá de poco.

Un ejemplo de ello: el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Acción Ciudadana (PAC) gastaron cifras disímiles, pero obtuvieron una eficiencia similar por cada colón invertido.

Cada puesto municipal le costó cerca de medio millón de colones a las agrupaciones.

Así, el PLN invirtió ¢1.543 millones y obtuvo 2.870 puestos en municipios de todo el país, mientras que el PAC colocó a 586 representantes con un gasto de ¢294 millones.

LEA: PLN concentra 54% del gasto en campaña municipal del 2016.

En la otra cara de la moneda están el Frente Amplio (FA), el Partido Alianza Patriótica (PAP), el Partido Renovación Costarricense (PRC), el Movimiento Libertario (ML) y el Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE); todos con una inversión mayor a ¢1,5 millones por cada puesto obtenido.

Al FA le costó 8,4 veces más dinero obtener un puesto político que al PLN y a Acción Ciudadana. Fue el más ineficiente entre los partidos nacionales. Por cada uno de los ocho concejales elegidos, el FA gastó ¢4,5 millones.

Así se desprende de un análisis retrospectivo de EF, con base en datos proporcionados por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).

El cálculo pretende mostrar el panorama económico de las elecciones cantonales del 2010.

LEA: El poder económico del voto.

Los resultados se limitan a ese periodo pues fue el primer año en el que los partidos reportaron su gasto al TSE para obtener deuda pública.

Una parte de la ecuación

Aunque existe una fuerte correlación estadística entre el gasto en campaña municipal y la cantidad de puestos logrados en el 2010, el resultado no implica que una inversión mayor sea la única causa de una mayor cantidad de puestos logrados.

Al cálculo deben sumarse otros factores como el reconocimiento del candidato o del partido político y el aprovechamiento de los recursos en la organización del partido, explicaron los especialistas en esta área.

“Los partidos que invierten más en su organización para volverla eficiente logran mayores réditos electorales que los que simplemente gastan más”, dijo el investigador del Estado de la Nación, Steffan Gómez.

Sin embargo, el gasto es solo una parte de la ecuación, comentó el especialista en comunicación política Gustavo Araya.

En el 2010, jugaron a favor del PLN la engrasada maquinaria política y las elecciones nacionales que se realizaron en febrero, en las que salió triunfante Laura Chinchilla miranda.

A favor del PAC también jugó la consolidación del partido en elecciones nacionales a pesar de la derrota sufrida por el ahora diputado Ottón Solís.

“Las elecciones municipales se movieron, en parte, gracias a la inercia de los comicios nacionales”, dijo Gustavo Araya.

De hecho, en las elecciones presidenciales del 2014 ese fenómeno se revirtió y el Frente Amplio fue más bien el partido que logró la más alta eficiencia de sus recursos.

Democracia coja

En este punto, su conclusión puede parecer obvia: a mayor gasto, más puestos.

Sin embargo, eso es, precisamente, lo que preocupa al TSE y a los analistas políticos: que la relación entre el dinero y el voto sea natural para los votantes.

Los resultados del 2010 evidencian un problema estructural del financiamiento de los partidos.

Desde hace años, el TSE sabe que la forma en que se otorga dinero para que los partidos se mantengan y hagan campaña crea una brecha entre aquellos que logran acceder a los medios de comunicación y de promoción y los que no.

“Junto con Honduras, somos el único país que no tiene franjas en medios de comunicación para todos los partidos”, contó el director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia (IFED) del TSE.

Esa carencia no logró sanarse con el Código Electoral del 2009.

En unos comicios en los que sale a votar solo el 30% del padrón, los analistas temen por una ciudadanía poco informada que se queda en el nivel “cognoscitivo” de la política. Es decir: si el candidato logra que reconozcan su nombre entre el resto de la papeleta, ya tiene buena parte de su capital político ganado.

LEA: Cantones que más sufragan tienen mejores índices de calidad de vida.

“La equidad, entonces, no existe”, insistió el analista político Rotsay Rosales.

Rosales coincide con Picado en que las elecciones del 2016 tienen componentes que podrían cambiar el panorama.

Sin embargo, es una decisión que se quedará en pocas manos si los votantes deciden, como hasta ahora lo han hecho, quedarse en sus casas sin asistir a las urnas.