El rol de la ministra de la Presidencia: Analizamos el papel de Natalia Díaz en su año y medio de gestión

¿Tiene la confianza del presidente? ¿El estilo del mandatario opaca su labor? Repasamos el papel que ha tenido la actual ministra en su cargo. Ella es apenas la cuarta mujer en la historia que se desempeña en el puesto.

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Debe ser la mano derecha del presidente, una persona de suma confianza. Sus funciones son similares a las de un Primer Ministro y una de sus principales tareas es coordinar el diálogo entre el gobierno y la oposición en la Asamblea Legislativa.

Se trata del ministro o ministra de la Presidencia y a grandes rasgos tiene tres tareas: la vocería del gobierno, la relación con el poder legislativo y la coordinación del gabinete. Para esta administración, la titular es Natalia Díaz, una figura que surgió en el mundo de la política de la mano del Movimiento Libertario (fue diputada en el periodo 2010 - 2014) y posteriormente fundó el partido Unidos Podemos, con el cual buscó la presidencia en 2022.

Una vez superada la primera ronda electoral de ese año y al no lograr ni la diputación a la que también aspiraba, Díaz dio su adhesión a Rodrigo Chaves y posteriormente fue confirmada como jerarca de la Presidencia. Es la persona más joven en ocupar el puesto.

La expectativa era que al tratarse de una figura fresca traería agilidad a la dinámica legislativa. Sin embargo, un año y medio después de iniciar funciones, su rol ha perdido fuerza y parece seguir los pasos de antecesores de bajo perfil como Melvin Jiménez, quien ejerció el cargo durante la administración Solís Rivera o Marcelo Prieto, quien fungió durante el gobierno de Carlos Alvarado.

Analizamos cuál ha sido el papel de la actual ministra y su aporte en las negociaciones con los distintos partidos. Díaz es apenas la cuarta mujer que es designada en este ministerio, la última había sido Geanina Dinarte en el gobierno de Carlos Alvarado; ella estuvo en el puesto del 21 de diciembre de 2020 hasta el 8 de mayo de 2022.

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Desde que está en el cargo, la ministra ha extendido la necesidad del gobierno por aprobar varios proyectos puntuales, entre ellos la emisión de eurobonos, rebaja del marchamo, la salida de Costa Rica de la lista gris de la Unión Europea y la iniciativa estrella: jornadas de trabajo 4x3. Los resultados de estas apuestas han sido variados.

Este último consumió prácticamente todo el periodo anterior de sesiones extraordinarias y, aunque se aprobó en primer debate, fue rechazado por la Sala Constitucional. De momento, el proyecto quedó congelado y tanto el Ejecutivo como los diputados lamentaron el tiempo destinado a ese proyecto y que al final no se aprobó.

Sí hubo éxito con la emisión de eurobonos y se lograron avances en marchamo y lista gris, aunque no como el gobierno pretendía. Tuvo que ceder a las pretensiones de las fracciones opositoras.

“Considero que por el estilo del presidente, la ministra Díaz no tiene la vocería. Es él quien la ejerce y se denota en la comunicación, y esta forma de comunicar también nos demuestra que la coordinación y la rendición de cuentas la realizan directamente a la figura de la Presidencia”, comenta Kattia Benavidez, analista legislativa.

Por su parte, Natalia Díaz afirma que durante el primer año de administración le han dado prioridad a proyectos importantes para el país, aunque no sean del gobierno.

“Hemos logrado consensos que nos han permitido sacar adelante importantes proyectos de ley para el país. Si bien el rol del Ministerio de la Presidencia no siempre es tan visible, en todas las negociaciones clave hemos estado presentes. La Asamblea Legislativa no debe verse como una fábrica de leyes, ya que no se trata de la cantidad ni de quién propone las iniciativas, sino de la calidad de estas y del impacto positivo que generan para los ciudadanos”

— Natalia Díaz, ministra de la Presidencia

Para analizar más a profundidad el tema, recurrimos a los datos más recientes del Informe del Estado de la Nación, sobre cómo se han manejado las alianzas entre el Ejecutivo y partidos de oposición en busca de acuerdos. El documento señala que la administración actual apostó en sus convocatorias extraordinarias por más proyectos de su autoría o de la administración anterior y abrió menos espacios para los de agrupaciones opositoras.

La administración Chaves Robles incluyó sólo un 15% de propuestas de partidos opositores, frente al 39% que promovió la Administración Alvarado en su primer año de gestión. Estos datos confirman que el gobierno actual no logra crear una sinergia con el resto de las fracciones en una asamblea legislativa fragmentada.

Rolando Laclé, quien ocupó el cargo de ministro en el gobierno de Rafael Ángel Calderón, considera que si bien Natalia Díaz ha demostrado ser capaz, le pasa factura no tener una relación tan cercana con el presidente. Este detalle a su juicio es fundamental para tener una buena representación en la Asamblea Legislativa.

“Hay otra gente más cercana al presidente, como el ministro de comunicación. Doña Natalia no tiene la vinculación necesaria con el mandatario y no se puede ser ministro de ese cargo si no tiene una relación de confianza con el presidente porque los diputados perciben rápidamente si el ministro tiene la fuerza o no para ser el negociador del gobierno y controlar el gabinete”, dijo Laclé.

Según el exministro, Díaz está “subutilizada” en el cargo y que si él estuviera en la situación actual de la titular “habría renunciado hace mucho rato”.

Para el oficialismo, el hecho de contar con una minoría legislativa también pesa. De hecho el Estado de la Nación señala que el actual gobierno tiene el menor porcentaje de leyes aprobadas de su propia iniciativa o heredada por gobiernos anteriores (solo el 11%) y por no aprobar ninguna ley proveniente de su propio partido. Asimismo, del total de leyes aprobadas, 36 son consideradas sustantivas, es decir, normas que tienen un impacto sobre el desarrollo humano del país.

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“Natalia Díaz ha tenido un buen papel, sin embargo, creo que ha disminuido su presencia en la Asamblea Legislativa y en las negociaciones con las fracciones en los últimos meses y puede deberse al fraccionamiento que se ha dado a raíz de los ataques del presidente a la Asamblea en general. Ella ha hecho un esfuerzo pero hay diferencias entre las formas de actuar de ella y de las del presidente Rodrigo Chaves

— Fabricio Alvarado, jefe de fracción de Nueva República.

En Costa Rica, el cargo de ministro de la Presidencia existe desde 1962 y fue establecido en la Ley del Presupuesto General Ordinario n.° 2.980 en el gobierno de Mario Echandi. Mario Quirós Sasso, de Liberación Nacional, fue el primero que ocupó el puesto en ese cuatrienio (1962 - 1966).

Los retos para 2024

Para el inicio del 2024, el poder Ejecutivo seguirá en control de la agenda legislativa hasta finales de enero que finalizan las sesiones extraordinarias, y precisamente la ministra de la Presidencia tendrá como principal desafío consensuar una agenda legislativa con proyectos de interés nacional, algo que ha sido complicado en los últimos meses.

Sin embargo, si por la víspera se saca el día, la labor de la ministra de la Presidencia no será sencilla. Al complejo estilo negociador del presidente Chaves se le suma que el partido oficialista sigue debilitándose, pues la legisladora María Martha Padilla quedó fuera de la fracción y ahora será independiente.

El gran reto será tender puentes de negociación entre bancadas, algo que prácticamente no se ha dado en el año y medio que va de la administración.

“Natalia Díaz tiene un margen muy limitado en sus posibilidades de negociar. Es una mujer muy capaz pero creo que el presidente le limita mucho ese margen, entonces es un ministerio de la Presidencia muy pasivo. Casi no consigue acuerdos ni se compromete a cosas de fondo”.

— Sofía Guillén, líder del Frente Amplio.

La Asamblea Legislativa tendrá un 2024 marcado por un control político más fuerte por parte de la oposición y en la que será clave la negociación para lograr acuerdos, luego de que el 2023 estuvo marcado por encontronazos entre ambos poderes, especialmente por los proyectos en materia de seguridad.