Partidos serían puente al diálogo si superan crisis internas

Inclusión de más sectores podría facilitar el entendimiento nacional

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El sistema de partidos políticos podría ser una alternativa para que Costa Rica vuelva a la senda de los acuerdos, a pesar de que el referendo del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Cafta) evidenció desde hace cinco años sus limitaciones.

El referendo fue la opción ante el camino sin salida al que habían llevado los partidos políticos en la Asamblea Legislativa el tema del Cafta. Cinco años después, el país no ha logrado una dinámica de acuerdos, por lo que EF consultó con diferentes sectores las posibles soluciones.

Ayer se mencionó el tema de la Constituyente. Hoy se repasa la segunda alternativa: a pesar de la crisis que atraviesan los partidos políticos, estas entidades pueden convertirse en el puente para que diferentes sectores logren entendimiento.

Sin embargo, antes de que se opte por esa ruta, las fuerzas políticas deben superar sus procesos de licuefacción interna que las mantienen partidas en múltiples pedazos, las tendencias, en muchos casos con importantes antagonismos entre sí.

Partidos poco seductores

Una de las opciones posibles que se plantean para facilitar el entendimiento nacional, es fortalecer la representación sectorial dentro de los grandes partidos políticos.

Sin embargo, el politólogo Daniel Calvo opina que esa opción está lejos de concretarse, principalmente porque los partidos políticos dejaron de seducir al ciudadano para que se integre a sus estructuras formales y a sus órganos de pensamiento político.

A esa apatía de los partidos por ofrecer incentivos a la sociedad civil se suma el descrédito generalizado que enfrentan las divisas y los políticos, lo cual se suma como elemento para alejar de esas organizaciones a ciudadanos capaces de proponer el abordaje de las grandes discusiones nacionales.

Además, Calvo opina que los partidos políticos tampoco están haciendo la tarea por conquistar a la juventud, motor de cambio que hoy funciona con poca fuerza en las divisas.

Un nuevo movimiento

Hay quienes plantean la creación de una nueva opción política donde la voz ciudadana sea la que impere sobre las diferencias que existen entre los líderes políticos. Es el caso del secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), Albino Vargas, cree que el surgimiento de un nuevo movimiento con gran arraigo ciudadano y con ideas revolucionarias sobre la forma de hacer política, podría resultar como amalgama de diversas corrientes de pensamiento que se unieron bajo el "No" durante el referéndum del Cafta.

La idea tendría éxito, según Vargas, si esa nueva fuerza planteara al país un programa de gobierno donde se rescaten aquellas políticas públicas que se dejaron abandonadas de camino, para aumentar la equidad social y que van en oposición al actual modelo de desarrollo aperturista.

Según Vargas, ese ejercicio podría fortalecer el músculo necesario para presionar por un acercamiento entre los sectores sociales, el empresariado y el Gobierno, con el fin de replantear, por la ruta del diálogo, los cambios que requiere el país.

En pleno reacomodo

En cualquier caso, los partidos políticos son actualmente terreno minado por sus trámites de renovación y la pelea en curso por el dominio de sus estructuras con fines electorales.

En el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) el calderonismo, bajo el ala del expresidente Rafael Ángel Calderón, lucha por imponerse al proceso de renovación que impulsan jóvenes figuras políticas que asumieron las riendas del partido tras las dos debacles electorales del 2006 y del 2010.

En Liberación Nacional (PLN) se vive un ambiente de polarización entre los aristas, que impulsan la precandidatura de Rodrigo Arias y los antiaristas, lo cual ha dado paso a la resurrección de tendencias decaídas como el figuerismo y el arayismo.

En el Partido Acción Ciudadana (PAC) las aguas agitadas tras la salida del Comité Político del fundador y excandidato Ottón Solís, arrojan a la orilla nuevas candidaturas, como las de Juan Carlos Mendoza y Luis Guillermo Solís, aspirantes que traen consigo elementos ideológicos que, en algunos casos, chocan de frente con las tesis impuestas por el ottonismo.

Adicionalmente, varias fuerzas de oposición, entre ellas el PAC, PUSC y el Movimiento Libertario, realizan conversaciones de bajo perfil que intentan conformar una coalición de partidos de oposición capaz de derrotar al PLN en las próximas elecciones. El reto no es menor, pues se trata de sentar a la mesa a ideologías dispares.

En síntesis, la renovación empieza a curtirse de elementos electorales, lo que hace difícil que los partidos busquen los cambios para acercarse a otros sectores de la sociedad y ser puentes de acuerdos. Sin embargo, siguen siendo la principal vía para concretar entendimientos, vía Asamblea Legislativa, y a corto plazo no se vislumbran sustitutos.