Cinco prácticas enemigas del ahorro que debe abandonar si quiere lograr sus propósitos

Cada vez que desee adquirir algo que no necesita realmente, analice las consecuencias que esto traerá a sus proyectos de ahorro

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Desde muy corta edad, el chef pastelero Alejandro Solís Pleytes comprendió la importancia del ahorro.

Hubo un tiempo en el que su familia vivió bien económicamente. Pero, empezaron a gastar en cosas innecesarias, lo que los llevó a endeudarse y a una "quiebra financiera".

Diversas situaciones desintegraron a su familia y Alejandro tuvo que irse a vivir a la casa de su abuela, donde las condiciones económicas eran muy difíciles.

“Si no era por la comida del comedor de la escuela, no comíamos", recordó el chef.

Alejandro debió encargarse de su hogar y a los 14 años empezó a trabajar en una panadería en la que ganaba el sueldo mínimo.

Antes de eso ya había tenido una experiencia laboral a los 11 años, en la que ayudaba a un señor a vender copos, quien le pagaba ¢5.

Por medio del trabajo aprendió, sin que nadie le enseñase, que si malgastaba el dinero que ganaba, después le iba a hacer falta. Así fue que el ahorro se convirtió en una disciplina que practica hasta la fecha.

Con el paso de los años, luego de estudiar pastelería y trabajar en diferentes sitios, sus ingresos mejoraron y así sus ahorros fueron creciendo.

Alejandro sentía que no tenía capacidad de endeudarse, por lo que el ahorro fue su única opción por mucho tiempo.

Una de sus metas era adquirir una casa, pues alquilaba y anduvo de vivienda en vivienda, lo cual “era espantoso”.

Por alrededor de 12 años ahorró el dinero para comprar el lote y a puros ahorros logró construirla.

Igualmente, para montar su panadería, que hoy hasta cuenta con paneles solares, este emprendedor ahorró por 15 años. Los paneles también los financió con el dinero que fue guardando.

Su filosofía de vida ha sido evitar los lujos y cosas innecesarias y siempre tener un “colchón” de dinero, "pues no se sabe cuándo viene la época de vacas flacas".

Hoy, este emprendedor de 46 años, tiene dos hijos (una de 13 años y uno de 11 años) y él les enseña que el ahorro tiene sus sacrificios, pero trae muchas ventajas, pues endeudarse es muy fácil.

En su casa hay un chanchito y les enseña a sus hijos a ganarse las cosas trabajando, contó.

Hace ocho meses, con su negocio consolidado, decidió endeudarse para adquirir un horno de ¢5 millones, pues hoy sí tiene capacidad de pago. A pesar de ello, no deja de ahorrar.

No todas las personas tienen esa disciplina que ha construido Alejandro con el tiempo.

Por el contrario, incurren en una serie de malas prácticas que les impiden guardar dinero y conseguir sus metas.

¿Cuáles son? Seguidamente, nos referiremos a algunas de ellas y a cómo se pueden desechar.

1-Vivir por encima de sus posibilidades

Las películas, las revistas de moda y hasta las mismas redes sociales a veces muestran un mundo en el que las personas tienen el vehículo más sofisticado, una gran vivienda y ropa de diseñador, mientras viajan constantemente a lugares increíbles del mundo.

Para algunos resulta difícil no calzar dentro de ese ideal que se presenta.

No está mal aspirar a tener comodidades y querer disfrutar. Pero, ¿realmente el estilo de vida que quiere mantener se ajusta a su realidad económica? ¿O pasa endeudado con tal de reflejar que es alguien quien realmente no es?

Deje de lado el qué dirán y establezca metas realmente alcanzables.

Evite adquirir cosas superfluas, que no puede solventar, e invierta en aquello que le puede garantizar mayores réditos a futuro.

Analice qué necesidades son prioritarias y, aunque le cueste, abandone aquello que realmente no puede costear.

2-No tener autocontrol

“Uy, ¡qué bonita ropa! La quiero”, “¡qué chiva el nuevo iPhone!, lo voy a comprar a como dé lugar”, ¡qué ganas de ir a comer mariscos!, vamos ya”.

¿Le sucede que ve algo en una tienda o escucha sobre alguna novedad y quiere adquirirlo ya, en vez de esperar un tiempo y ahorrar?

Carlos Vásquez, coach en finanzas personales de Quantum Coaching Group, se refirió a que esta práctica de querer todo de inmediato es perjudicial, pues muchas veces la forma de financiarlo a la que se recurre es a crédito.

Al final, la persona termina pagando el doble por algo que quizás ni necesita. Él recomienda ser paciente, ahorrar y así adquirir las cosas a un precio menor y evitarse problemas.

También mencionó la necesidad de eliminar la mentalidad consumista.

"Yo debo vivir como nadie ahora para vivir como nadie en el futuro", dijo Vásquez.

Esto significa que quizás sea necesario limitarse ahora para obtener ciertos lujos y mejores condiciones de vida a futuro, añadió.

3-No planificar, ni tener idea de qué quiere

La ausencia de claridad sobre lo que se quiere en la vida y el no planificar también son adversarios del ahorro.

Max Ugalde, coach financiero de Insync Coaching, mencionó que es vital construir planes de corto, mediano y largo plazo, junto con un presupuesto que trace objetivos sobre los montos que se deben guardar cada mes.

“Si sabe qué quiere lograr y para cuándo lo puede lograr, es más fácil”, mencionó Ugalde.

Por ejemplo, si uno de sus planes es aprender a tocar guitarra, debe destinar cierto monto al mes para las clases y es posible que deba limitar sus salidas los fines de semana.

Si quiere cursar una maestría, debe tener claro cuánto durará esta, cuánto dinero requiere, qué gastos debe disminuir y cómo distribuirá su tiempo para asumir este nuevo reto sin descuidar sus responsabilidades laborales y actividades sociales.

José Ángel Muñoz, coach de la empresa Finanzas Responsables, criticó que algunas personas gastan todo su dinero y a fin de mes se sientan a ver cómo se gastó.

"Eso no es un presupuesto, es una autopsia contable. Ya gastamos la plata y ahora vamos a ver en qué se fue, pero ya no hay nada que hacer en ese momento. Entonces, cuando logramos organizarnos para crear un presupuesto, por sencillo que sea, este me permite saber qué parte del presupuesto puedo destinar al ahorro....", expresó Muñoz.

4-Realizar demasiados ‘gastos hormiga’

Usted sale de su trabajo y decide comprarse un café de ¢2.000 en una cafetería, junto con un pastelito que cuesta ¢1.000. Se dice: “son solo ¢3.000, no es mucho”.

Luego pasa al supermercado y compra unas frutas, que cuestan ¢2.500.

Camino a su casa, le dio sed y decide comprarse una gaseosa de ¢1.500 y además toma unas palomitas de ¢1.000 para ver el episodio final de su serie favorita.

Para llegar más rápido, aborda un taxi que le cobra ¢1.200.

En un par de horas ya gastó ¢9.200 y, aunque individualmente cada gasto parece poco, si se ve de forma integral representa un monto relevante.

A ello se le conoce como los gastos hormiga.

Si esto ocurre todos los días y a ello se le añaden otros artículos, la carga es mucho mayor sobre su bolsillo.

“Es como cuando tenemos una fuga en el tubo del lavamanos o de la pila de la casa y esa fuga, de gota en gota, va llenando estañones completos", ejemplificó Muñoz.

Por esa razón, es necesario crear una estrategia para evitar estos gastos.

Por ejemplo, en lugar de comprar el café en la cafetería y de comerse el pastelito, hágase el café en su casa la mayoría de días y escoja uno en el que sí se va a dar el gusto de visitar dicho establecimiento.

Haga lo mismo con los demás gastos. La idea es disminuirlos y de vez en cuando darse ciertos lujos.

Pero, si realiza esos pequeños gastos de forma constante, resultará algo insostenible para sus finanzas y le impedirá ahorrar.

5-Abusar de su tarjeta y endeudarse en exceso

“Quiero viajar a Cancún, no tengo plata, pero ahí está la tarjeta”, “no tengo ni un cinco para las entradas del concierto, pero no hay problema, ahí está la tarjeta”.

Estos son algunos ejemplos de gastos que las personas financian con su tarjeta de crédito, como si se tratara de un boleto mágico que soluciona cualquier dificultad.

Si bien el uso adecuado de la tarjeta trae beneficios, como millas y descuentos en ciertos comercios, el abusar de ella puede perjudicar sus metas de ahorro y hacerlo dependiente de este plástico.

Por ello, es necesario que entienda las consecuencias de usar este medio de pago de manera descontrolada y que restrinja su uso.

Por otro lado, existen personas que se han endeudado de manera excesiva (con tarjetas de crédito y préstamos de consumo), pues consideran que esa es la única manera de alcanzar lo que desean. Ahorrar les parece demasiado complicado.

"Hay casos de personas que tienen comprometido el 110% de sus ingresos en deudas. Esto quiere decir que ni siquiera destinando todo el salario que reciben les alcanza para pagar la cantidad de deudas que tienen", relató Muñoz.

Evite caer en esta situación, sea racional. Los expertos recomiendan asignar entre un 30% o un 40% de los ingresos que se reciben al pago de las deudas, pero no endeudarse más allá de eso.