Logre que la lluvia de ideas en su equipo sea más efectiva

Evite que los grupos de trabajo hagan propuestas similares e inoperantes

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Cuando a su equipo le piden generar ideas para resolver un problema, una sesión de lluvia de ideas es una reacción natural. Sin embargo ¿realmente funciona este enfoque?

Aunque el concepto “lluvia de ideas” ahora es usado como un término genérico para hacer que los equipos desarrollan ideas, comenzó como el nombre de una técnica específica, propuesta por el ejecutivo publicitario Alex Osborn, en la década de 1950. Él codificó las reglas básicas que muchos de nosotros seguimos cuando reunimos a las personas para generar ideas: lanzar tantas ideas como sea posible. No preocuparse si son demasiado disparatadas. Construir a partir de las ideas que generan las personas. No criticar inicialmente.

Estas reglas parecen tan obvias y claras que es difícil creer que no funcionen. Sin embargo, décadas de estudios demuestran que los grupos que usan las reglas de Osborn para las lluvias de ideas terminan con menos ideas (y menos buenas ideas) que los individuos que las han desarrollado solos.

Hay varias razones para esto. En primer lugar, cuando las personas trabajan juntas, sus ideas tienden a converger. Tan pronto como alguien lanza una idea, afecta la memoria de todos en el grupo y los hace pensar de forma un poco más similar que antes acerca del problema. En contraste, cuando las personas trabajan a solas, tienden a divergir en su pensamiento, porque todos tomamos un sendero ligeramente diferente para pensar acerca del problema.

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He aquí cómo hacer lluvias de ideas en forma más efectiva.

Deje que las personas trabajen primero a solas. Al inicio de los esfuerzos creativos es importante la divergencia, es decir, pensar acerca de lo que está haciendo en tantas formas como sea posible. Más adelante, usted querrá converger en un pequeño número de caminos a seguir con mayor detalle.

Muchas técnicas usan esta estructura. Por ejemplo, en el método 6-3-5: seis personas se sientan alrededor de una mesa y escriben tres ideas. Le pasan su bloque de ideas a la persona sentada a la derecha, que las desarrolla. Esta transferencia se hace cinco veces, hasta que todos han tenido la oportunidad de desarrollar cada una de las ideas. A continuación, el grupo puede reunirse para evaluar las ideas generadas.

Técnicas como esta pueden usarse en múltiples rondas. Por ejemplo, suele ser importante pasar algo de tiempo acordando el problema a resolverse. Se puede hacer una ronda entera de divergencia y convergencia sobre el problema, antes de darle a las personas la oportunidad de sugerir soluciones.

Tome su tiempo. Otra dificultad con la lluvia de ideas es que suele haber personas en el grupo a quienes no les agrada la incertidumbre. Quieren terminar el proceso rápidamente y comenzar a implementar la nueva solución.

Es importante que los grupos tengan tiempo para considerar más que solo las primeras posibilidades que generan las personas. Una razón por la que técnicas como 6-3-5 son exitosas es que vuelven más lento el proceso creativo. Alertan a todos los integrantes del grupo de que la evaluación no se llevará a cabo hasta que todos hayan generado ideas y tengan una oportunidad de desarrollarlas.

Deje que las personas dibujen. Muchas sesiones de lluvia de ideas involucran que las personas hablen acerca de las soluciones. Esto prejuicia a las personas en favor de soluciones que son fáciles de hablar. También podría llevar a soluciones abstractas, que quizá nunca funcionarán en la práctica.

Como resultado, muchas técnicas (como el C-Sketching o boceto colaborativo) requieren que las personas dibujen en lugar de escribir. Los estudios sugieren que una combinación de dibujo y escritura es ideal para generar soluciones creativas a los problemas.

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Hay muchas razones por las cuales es útil el dibujar. Primero, es difícil para las personas describir relaciones espaciales, de forma que cualquier solución que requiera un plano espacial se representa mejor con imágenes que con palabras. Segundo, una gran parte del cerebro está dedicada al procesamiento visual, de forma que el bosquejar e interpretar dibujos incrementa el involucramiento de esas regiones del cerebro en la generación de ideas. Tercero, suele ser difícil describir los procesos solo con palabras, así que los diagramas son útiles.

Para desarrollar ideas más fuertes, usted necesita dirigir la conversación de forma que el equipo no converja en una solución antes de que todos escuchen lo que los demás están pensando. Hasta que desarrolle algo de pericia para ayudar a los grupos a desarrollar ideas, use una técnica como 6-3-5. Suele ser más fácil seguir un proceso y observar cómo se desarrolla, que tratar de dirigir dinámicamente a un grupo y sentir cuándo este está listo para comenzar a trabajar junto.

© 2017 Harvard Business School Publishing Corp. Distribuido por: The New York Times Syndicate