Los Paleteros, creadores de La Churchilleta, cerraron su negocio en Costa Rica

Exempleados y exoperadores de diferentes tiendas de la franquicia relataron cómo fue el último año de esta empresa que tuvo un rápido crecimiento a partir del 2016 y luego entró en crisis

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¿Cómo olvidar La Churchilleta? Ese innovador helado que cautivó el gusto de miles de personas en Costa Rica y se convirtió en un boom viral en las redes sociales. Detrás de este producto estaban Los Paleteros, tres emprendedores que aprovecharon el éxito repentino para levantar una compañía.

Daniel Phillips, Édgar Berrocal y Enrique Artiñano, impulsaron un negocio que llegó a tener 23 empleados, una planta de producción y almacenamiento de 400 metros cuadrados, 30 tiendas en todo el país bajo el modelo de franquicias y una producción superior a los 100.000 helados mensuales.

Las cosas cambiaron. El negocio despidió a todo su personal, cerró su planta de producción y sus tiendas, y dejó de fabricar sus paletas; todo esto ocurrió entre setiembre y octubre del 2019.

Enrique Artiñano, quien ocupó la gerencia general de Los Paleteros desde sus inicios en 2016, indicó que dejó de laborar con esta compañía el 30 de abril de este año y que no ofrecerá declaraciones sobre el tema.

Este medio envió mensajes e hizo llamadas telefónicas a Édgar Berrocal, quien asumió la gerencia de la compañía en mayo, pero no respondió ninguna de las solicitudes de entrevista.

Para confirmar el cierre de las operaciones de Los Paleteros, EF conversó con varios exempleados y exfranquiciados de la empresa quienes relataron sus historias sobre cómo este prometedor negocio entró en crisis hasta su etapa final.

La historia del cierre

Luego de un gran primer año de operaciones, que se gestó entre 2016 y 2017, Los Paleteros lograron crecer a un ritmo muy acelerado mediante un modelo de franquicias que les permitió abrir 30 puntos de venta (tres propiedad directa de la compañía y 27 en manos de franquiciados).

El primer sistema consistía en pedir una primer pago de entre $15.000 y $25.000 a los interesados en manejar tiendas de la marca, esa suma incluía todo el diseño del local, la colocación de los distintivos, el stock inicial de helados para arrancar y los servicios de marketing digital y publicidad. Estos contratos se firmaron por cinco años.

En ese momento la empresa vendía más de 100.000 paletas por mes y las tiendas estaban en auge por la alta demanda.

Carla Arias, quien administró el local de Barrio Escalante –el primero que se abrió bajo el modelo de franquicias–, relató que en esa época se vendían hasta 2.000 helados por hora.

“Los Paleteros cambiaban las reglas iniciales de ese modelo cuando veían que las tiendas tenían tanta demanda. Inicialmente no cobraban una mensualidad sobre las ganancias, porque el contrato establecía que nosotros les teníamos que comprar los helados para reabastecer, pero luego empezaron a pedir el 4% de las ganancias”, recordó Arias, quien finalmente terminó como franquiciada de los puntos de venta en Barrio Escalante y Paseo Metrópoli.

Para finales del 2017 e inicios del 2018, el crecimiento sostenido que había reportado el negocio, según relatan exempleados de la compañía que pidieron no ser identificados, empezó a caer y la demanda de paletas en los puntos de venta tuvo una reducción importante.

Esta coyuntura provocó que Los Paleteros cambiaran el sistema inicial de franquicias, por lo que ofrecieron nuevas esquemas a los 27 administradores de tiendas de la marca.

El nuevo modelo se llamó “franquicia operador”, en este sistema pedían un depósito inicial de entre ¢1,5y ¢2 millones a los interesados en mantener las tiendas y les ofrecían la posibilidad de ponerse un salario base mensual y el resto del dinero que entrara por ventas se repartía un 60% para la casa matriz y un 40% como comisión para el dueño del punto de venta.

En caso de que se presentaran pérdidas, la empresa Industrias Heladeras DEEL S.A. (nombre legal de la compañía Los Paleteros) reponía el dinero dejado de percibir con helados y productos.

El modelo funcionó por unos meses y también obligaba a los operadores de las franquicias a asumir el pago de los salarios de los dependientes, las cargas sociales asociadas y otros gastos contables; mientras que la empresa se hacía cargo de cubrir el alquiler mensual de cada local.

“Cuando se dejaron de vender helados y los nuevos productos no tenían el resultado esperado, las ganancias empezaron a caer hasta que se convirtieron en pérdidas para las tiendas. Esto provocó que algunos franquiciados apenas pudieran sostener el negocio”, relató María José de Sas, quien operó el local ubicado en Oxígeno Human PlayGround.

Al final Los Paleteros le dieron autorización a los franquiciados de buscar puntos de venta en otros comercios para generar ganancias, en uno de los últimos intentos por mantener el negocio. Esta estrategia también fue infructuosa.

Ya en 2019, la compañía enfrentó serios problemas financieros motivados, según los excolaboradores entrevistados para esta nota, por malas decisiones de inversión en áreas como publicidad, mercadeo, producción y distribución.

Los testimonios recabados por EF indican que la empresa habría incurrido en atrasos de varios meses en el pago de locales en centros comerciales lo que finalmente culminó con el cierre de las tiendas sin que las administraciones de los malles les permitieran ni siquiera ingresar a recoger el mobiliario.

Sindy Méndez, quien llegó a operar nueve franquicias de la marca, aseguró que en el caso del local de Multiplaza Escazú se acumularon hasta 10 o 12 meses de alquiler que debían ser pagados por Los Paleteros.

Méndez asumió la administración de este local al final, cuando las opciones para mantenerlo vivo eran prácticamente nulas a nivel financiero y contable. Ella también invirtió en el modelo de franquicia operador en las tiendas de Heredia centro, Plaza Lincoln en Moravia, Desamparados centro, Paseo de las Flores en Heredia, entre otras.

Carla Arias, María José de Sas y Sindy Méndez coinciden en que la operación estaba relativamente estable hasta mayo, cuando se produjo el cambio en la gerencia general tras la salida de Artiñano y la llegada de Berrocal, hecho que marcó un punto de cambio.

De acuerdo con las tres exoperadoras de tiendas, Berrocal decidió dejar de asumir las pérdidas de los puntos de venta por medio de productos y esto generó el malestar entre quienes habían hecho inversiones para abrir los comercios.

Tras una serie de correos electrónicos, llamadas telefónicas y mensajes de texto, con el pasar del tiempo les fue imposible coordinar el cierre de las tiendas que cada una operaba y tampoco pudieron recuperar el dinero que invirtieron en el depósito de garantía.

Méndez recordó que en octubre visitó las oficinas de la empresa que estaban instaladas en Ofibodegas Santa Rosa, en Santo Domingo de Heredia, y solo encontró a una empleada quien le informó que ya estaban en la última producción de helados antes del cierre.

Los extrabajadores de la compañía indicaron que la clausura de la planta y de las oficinas se realizó entre setiembre y octubre de este año.

Situación difícil

Industrias Heladeras DEEL adeuda a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) un total de ¢19,6 millones por cuotas obrero patronales hasta este jueves 19 de diciembre, así lo constató este medio tras una consulta en la página web de la institución pública.

Información en poder de EF indica que la empresa presuntamente debe ¢6,2 millones por concepto de tributo de renta y ¢54,1 millones en Impuesto al Valor Agregado (IVA). Se intentó confirmar la cifra con el Ministerio de Hacienda, pero al cierre de esta nota no se obtuvo respuesta.

La situación de Los Paleteros durante el 2019 fue difícil. Los extrabajadores explicaron que la administración tomó varias decisiones como un contrato con Mayca para distribuir y almacenar los helados con el objetivo de ampliar los puntos de venta y reducir el gasto en este rubro.

Según los testimonios recogidos, la relación entre ambas empresas no terminó bien. Este medio consultó a Mayca, pero tampoco ofrecieron respuestas al cierre de este artículo.

Aunque Los Paleteros nunca enviaron un aviso formal de cierre de operaciones a sus franquiciados, sí le indicaron al personal que trabajarían hasta setiembre pasado. Todas las tiendas de la marca cerraron sus puertas poco a poco hasta que el local de La Sabana, el último que sobrevivó, dejó de operar en agosto pasado.

La empresa publicó por última vez en su página de Facebook el pasado 27 de setiembre, en este post se pueden leer varios comentarios de exfranquiciados, proveedores y otras personas molestas con la compañía.