Sector fílmico intentará atraer inversión para adquirir protagonismo y habilidades de primer nivel

El potencial del sector se compone de dos ejes clave para su desarrollo: la producción de propiedad intelectual costarricense y la atención de producciones extranjeras que le otorguen al gremio habilidades de primer nivel

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La atracción de inversiones fílmicas hacia Costa Rica le daría un plano más destacado a las producciones nacionales y al mismo tiempo sería el medio para robustecer el gremio local con una mejor experiencia.

Lo anterior es parte de lo que se espera luego de la reciente aprobación de la Ley de Atracción de Inversiones Fílmicas (proyecto legislativo 22.304). Además, Costa Rica posee una industria audiovisual en crecimiento que busca consolidarse como líder en la región.

El potencial del sector se compone de dos ejes clave para su mejor desarrollo: la producción de propiedad intelectual propia costarricense y la atención de producciones extranjeras que le otorgan al gremio habilidades de primer nivel.

Actualmente, el reto del gremio consiste en seguir brindando las herramientas necesarias para formar personal capacitado —que se pueda desarrollar y crecer en este ámbito— y que las empresas que generan propiedad intelectual, puedan atraer financiamiento para trabajar con mejores presupuestos y poder recuperar la inversión de sus producciones.

Según afirmó Raciel del Toro, director del Centro de Cine, la creación de la nueva ley se trata de un “hito histórico”, ya que es la primera legislación en materia fílmica que se aprueba en el país en más de 30 años. Costa Rica aún no cuenta con una ley de cine local y la propuesta que existía en la Asamblea Legislativa, se quedó atascada en medio de la pandemia.

“Es el reconocimiento palpable de un sector cada vez más pujante que contribuirá a potenciar el vasto talento nacional y a robustecer los mecanismos de financiamiento de nuestros propios contenidos”, expresó del Toro.

Por ejemplo, uno de los principales alcances de la iniciativa, es que se establece el único Fondo para el Fomento Audiovisual y Cinematográfico Costarricense, conocido como “El Fauno”, que se había creado ya hace seis años, pero por decreto presidencial, es decir, en cualquier momento se podía eliminar.

A las producciones extranjeras y coproducciones de capital nacional e internacional, con una inversión en el país superior a $500.000, les será devuelto el 90% impuesto al valor agregado (IVA) que paguen en el país, y el restante 10% será destinado a financiar el fondo —que es por primera vez una fuente de financiamiento fija—.

“Cuando se producen proyectos internacionales en nuestro país, nuestros profesionales y técnicos, mejoran sus habilidades y cuantos más servicios de producción extranjera podamos atender continuamente, mejor será el desarrollo de nuestras capacidades. Claro está que debe ser un crecimiento paralelo sin dejar de atender nuestra creación de propiedad intelectual”, precisó José Castro, comisionado fílmico de Costa Rica.

La Comisión Fílmica, la cual está bajo la sombrilla de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), es la dependencia del Estado que se encarga de promover a Costa Rica como destino fílmico.

— José Castro, comisionado fílmico de Costa Rica.

La atracción de inversiones fílmicas al país va a generar empleo, experiencias y networking al sector, además del beneficio directo a toda la economía regional. Según la firma británica Olsberg SPI, la industria fílmica es de las que genera mayores encadenamientos y derrame económico.

Por ejemplo, en una sola producción se contemplan hospedajes, alimentación, transporte, construcción, sastrería, maquillaje, peinados, técnicos especializados, iluminación, sonido y otros artistas.

Para Marcelo Quesada y Karina Avellán, productores de la película nacional Clara Sola y codirectores de la productora Pacífica Grey, la ley incentiva a la globalidad de un sector que ha estado muy acostumbrado a “resolverse la vida en solitario”, ya que es hasta este momento, que existe un tipo de apoyo institucional.

Según Quesada y Avellán, las empresas costarricenses que generan propiedad intelectual tienen sus contactos para buscar constantemente la forma de financiar sus proyectos, “y el reto no está en atraerlos, porque de todos modos se van a filmar en Costa Rica, sino que el reto de las empresas es atraer inversión para poder trabajar con mejores presupuestos”, explicaron.

“No es solo atraer dinero de películas de Netflix, sino de películas nacionales que también tienen la capacidad de atraer inversión y después potenciar al país en un montón de mercados internacionales”, agregó Quesada.

La responsabilidad de atraer los proyectos fílmicos al país, recae según decreto presidencial sobre la Comisión Fílmica de Costa Rica, cuya junta está integrada por siete entidades: Ministerio de Comercio Exterior (Comex), Procomer, la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde), Ministerio de Cultura y Juventud, el Centro de Cine, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y el Capítulo de la Industria Audiovisual Costarricense de la Cámara de Tecnologías de la Información y Comunicación (Camtic).

Actualmente, el país se promueve como destino de turismo fílmico en medios especializados, incluyendo mercados de locaciones; mercados de ventas de contenidos audiovisuales; e incluso desde Costa Rica se conceptualizó y desarrolló un propio mercado regional —mercado audiovisual de Centroamérica y el Caribe—, que busca ser un punto de encuentro internacional de productores del mundo interesados en la región, sus contenidos y servicios, indicó Castro.

Beneficios fiscales para la atracción de la industria fílmica internacional
1. No tendrán sujeción a impuesto sobre la renta el personal dependiente o independiente y de las retenciones por remesas al exterior del personal extranjero ligado al proyecto fílmico.
2. Se exonera de todo tipo de tasas, impuestos, contribución, gravamen y garantía a las importaciones temporales de equipos y repuestos para la producción fílmica y audiovisual.
3. Se exonera de todo tipo de tasas, impuestos, contribución, gravamen al material a utilizarse.
4. Toda compra de bienes y servicios cuya suma sea mayor a $500.000 podrá recibir una devolución del 90% de la tarifa del impuesto al valor agregado (IVA ) pagada. El restante 10% será destinado al Fondo para el Fomento Audiovisual y Cinematográfico Costarricense, conocido como “El Fauno”.
5. Se brindarán facilidades migratorias en cuanto a visa temporales de trabajo y permisos migratorios al personal ligado a los proyectos.
6. Se brindarán facilidades en permisos en coordinación con los gobiernos locales. A la vez se tendrá un plazo máximo de resolución de 30 días a partir de cada solicitud.
Fuente: EY Law y proyecto de ley.

El potencial costarricense

Del Toro enfatizó que antes de la pandemia, Costa Rica llevaba imponiendo dos años de récord de filmación de películas al año, con 13 audiovisuales —por año— aproximadamente. Además, que cada vez hay más personal capacitado tanto técnica como artísticamente, en comparación con otros países de la región.

Actualmente, el país cuenta con un catálogo de más de 100 títulos producidos en los últimos diez años y con más de 50 años de experiencia en la producción de comerciales, largometrajes y seriados —ya sean de ficción, documental o animados—; videos musicales, corporativos y educativos.

“Todo esto es industria audiovisual, es decir todo lo que implique la creación de un contenido que ocupa talento artístico, creativo y de producción ejecutiva y de campo”, resaltó Castro, comisionado fílmico.

En los últimos años, Costa Rica ha llevado películas a los “mejores festivales de cine” en Cannes, Berlinale, IDFA y Premios Goya y la inversión en películas locales —que promediaba entre $100.000 y $250.000— están acercándose cada vez más a los promedios de las películas independientes de América Latina —que promedia inversiones entre $600.000 y $1.000.000—.

El manejo de presupuestos para una producción fílmica se distribuye en varios rubros como: talento humano, personal técnico artístico, necesidades logísticas de alimentación, hospedaje, transporte, seguridad, armado de los escenarios, alquiler de espacios, locaciones, ambientación de las locaciones con insumos, construcción de sets, vestuario, maquillaje, entre otros.

Además, los recursos se distribuyen en muchos sectores y “manos”.

— Karina Avellán, productora de Clara Sola y co-directora de Pacífica Grey.

Por otra parte, el país tiene la capacidad de ofrecer más de 280 proveedores de servicios de producción, que se suma a la diversidad de locaciones con gran proximidad entre ellas, uno de los principales atractivos para atraer rodajes internacionales.

En abril de este año, se anunció la primera film friendly zone (zona amigable para producciones): la región Brunca, la cual se concretó tras la firma de un acuerdo entre Procomer, las municipalidades de los seis cantones de la región y la Federación de Municipalidades de la Región Sur de Puntarenas (Fedemsur).

Este es un concepto que ya se ha usado en otros países como Estados Unidos o Argentina y designa a una región como “atractiva y amigable” para realización de producciones audiovisuales y atracción de inversiones de esta industria. En los primeros días de diciembre se espera lanzar la segunda film friendly zone, en la región Chorotega.

El comisionado fílmico agregó también que actualmente hay 13 instituciones de educación superior formando profesionales en carreras relacionadas al sector audiovisual, lo que significa un semillero de talento humano.

En un estudio de mercado publicado en junio de este año por Procomer, se estimó que la oferta del sector se compone de 350 empresas, la mayoría micro o pequeñas. El 95% son de capital nacional y el 83% percibe ingresos principalmente de la demanda local de sus servicios.

Por medio de entrevistas a 80 empresas y profesionales del área, Procomer también determinó que los principales servicios demandados a nivel local son la preproducción y producción, dirección y coproducción, mientras que a nivel internacional se buscan servicios de animación gráfica, digital y servicios técnicos.

Según el estudio, el gremio demanda capacitaciones, mayor promoción del sector y del país, y financiamiento, mientras que en recurso humano se denota la necesidad de ejecutores de efectos especiales y scripts. Por el contrario, el recurso humano está en niveles “óptimos” en áreas como dirección de fotografía y equipo de iluminación.

El ente también incluyó el efecto de la pandemia. En el 2019, los ingresos totales del sector audiovisual en Costa Rica se estimaron en $78 millones, cifra que disminuyó un 65% en el 2020, hasta los $27 millones.

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Retos inmediatos

Las empresas del “medio” que históricamente han tenido mayor demanda, son las que se dedican a hacer contenidos publicitarios y a brindar servicios de producción.

Sin embargo, con el paso del tiempo se han fortalecido las empresas de propiedad intelectual, no obstante —en el ámbito del cine específicamente— la sostenibilidad en el tiempo supone el mayor reto.

“No sirve de nada si hacemos cada vez más películas, si esas películas no se ven. Lamentablemente, no tenemos una ley de cine que tenga un artículo de cuotas de pantalla que defienda y proteja al cine nacional. Hay que tomar en cuenta que a la hora de recuperar la inversión de una producción, un 80% aproximadamente se recupera en salas de cine”, precisó Del Toro.

El director del Centro de Cine, explicó que en el país cuesta mucho mantener las películas nacionales en cartelera, esto porque las cadenas adquieren compromisos con los blockbusters (producciones taquilleras) de Estados Unidos. “Costa Rica es el tercer país que más cine estadounidense compra en el mundo, después de Canadá y Chile”, dijo.

La única manera de lograr esto, es a través de una cuota de pantalla que establezca que los cines tengan la obligación de tener siempre en su cartelera cine nacional, y si no hay películas nacionales disponibles, que se cubra con cine latinoamericano o cine europeo. Así funciona en países como México, Argentina y Chile.

Por otra parte, Quesada y Avellán indicaron que la tramitología sigue siendo bastante retadora. Un esfuerzo que la nueva ley contempla, al crear una oficina especializada y una ventanilla única digital para el trámite de las producciones.

“Más allá de que no haya un mecanismo centralizado de ventanilla única, también sucede que se pueden encontrar con interlocutores en las instituciones que no están acostumbrados a otorgar permisos para cine. No tiene que ver con que no haya una voluntad, sino con un desconocimiento”, dijo Quesada.