Dos jóvenes ingresaron a universidades extranjeras con apoyo de la startup EdAway

Una joven fue aceptada en la Universidad Johns Hopkins y otro en la Universidad Purdue.

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Con tan solo 14 años, Isabella Cook Méndez tenía claro que quería convertirse en una científica y que su meta era dedicarse a la investigación.

La posibilidad de estudiar en una universidad extranjera siempre estuvo presente, pues tiene doble nacionalidad: es tica y estadounidense.

Hace cuatro años, la joven tuvo la oportunidad de visitar la universidad Johns Hopkins y para ella fue “amor a primera vista”.

“El campus era hermoso, la cantidad de investigación que se producía era inigualable. Era todo lo que yo quería en una universidad”, relató la estudiante.

Por ello, su meta siempre fue realizar sus estudios universitarios en la nación norteamericana.

Su papá Matthew le empezó a ayudar con el proceso de ingreso cuando estaba en undécimo de secundaria, que cursó en el Colegio Científico Costarricense en San Pedro de Montes de Oca.

Incluso, la joven realizó el examen de razonamiento verbal y matemático requerido para ingresar a las universidades.

Sin embargo, tanto ella como su padre, se dieron cuenta de que las gestiones eran más complicadas de lo que pensaban.

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Ella debía llenar un sinfín de papeleo, tomar muchísimos exámenes de admisión y de inglés, escribir ensayos, buscar cartas de recomendación, completar un currículo, entre otros aspectos, contó la estudiante de 18 años.

Ante esto, logró contactar a la empresa EdAway, que le brindó tutorías para llevar a cabo el examen, realizar los ensayos solicitados y efectuar el currículo.

Hizo nuevamente los exámenes y subió mucho las notas, dijo.

La joven logró cumplir su meta.

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El 31 de agosto de este año iniciará lecciones en la universidad de sus sueños (Johns Hopkins), que visitó temporalmente hace cuatro años y que ahora será su casa por cuatro años.

Ese es el tiempo que dura la carrera de Biología Celular y Molecular, que fue la escogida por la futura científica.

Luego de que culmine esta etapa, la joven ya piensa en sacar un doctorado, pues es necesario para desempeñar la labor de investigadora.

“Mis expectativas son que va a ser un proceso muy duro y retador, pero al mismo tiempo enriquecedor tanto académica, social e inclusive culturalmente”, concluyó Cook.

Amante de la ingeniería aeroespacial

Roy Ramírez Marín deseaba estudiar ingeniería en computación, pues desde pequeño aprendió a programar en la Fundación Omar Dengo y le gustaba mucho esta área.

Sin embargo, dice que “nunca se había animado a soñar en grande y tener una visión (de estudiar) en el extranjero”.

Lo veía como algo muy difícil.

Conforme pasaron los años y llegó a décimo año de colegio, cursó Cálculo y se dio cuenta de que su pasión iba más allá de la programación y que le interesaba mucho la exploración aeroespacial.

En undécimo año empezó a dejar de lado la idea de que era imposible irse a estudiar al exterior.

Mariano Miranda, fundador de EdAway, visitó su colegio (el Colegio Metodista) y les dio una charla a los estudiantes de cómo podían aplicara universidades foráneas.

Ese fue el momento perfecto para Ramírez, quien se empapó más sobre el tema.

Como debía esperar un tiempo para aplicar, pues ya había pasado el plazo para realizar los procedimientos, de igual forma ingresó al Instituto Tecnológico de Costa Rica a estudiar ingeniería en computación.

Además, con el fin de mejorar su currículo, empezó a participar en un programa de cohetería básica con unos compañeros de la universidad e impartió charlas en colegios públicos para enseñar sobre el asunto y motivar a otros.

A Ramírez, de 18 años, le interesan los temas de propulsión. Por ejemplo, cómo crear un motor lo suficientemente eficiente para ir al espacio.

Luego de efectuar las pruebas y trámites requeridos, a inicios de este año le comunicaron que había ingresado a la Purdue University, a la carrera de ingeniería aeroespacial, que dura cuatro años.

En esta universidad estudió el connotado astronauta estadounidense Neil Armstrong, fallecido en el 2012.

Ramírez asegura que su meta es, una vez que concluya sus estudios, regresar a Costa Rica y poner a disposición del país los conocimientos que va a adquirir.

“Aquí (en Costa Rica) actualmente no existe un mercado aeroespacial, pero mi objetivo es que allá yo vaya a encontrar los recursos internacionales y pueda empezar algún tipo de compañía o negocio y devolverlo al país”, expresó Ramírez.

El próximo mes, el joven iniciará lecciones y, aquello que una vez creyó poco probable, se hará realidad.