Él convierte botellas de vidrio desechadas en llamativas lámparas, huertas y macetas

Tarán Upcyclers opera desde hace dos años y vende sus productos a restaurantes, hoteles y particulares

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El joven politólogo Christopher Brosse Valverde, de 25 años, siempre ha estado interesado en temas ambientales e incluso trabajó en una fundación enfocada en la protección del recurso hídrico.

Durante unas vacaciones universitarias en las que todos sus amigos se habían ido fuera del país, un poco aburrido, Christopher comenzó a ver videos en YouTube.

Luego de estar visualizando diferentes contenidos, se topó con un video en el que se mostraba una máquina que cortaba botellas de vidrio.

Impresionado por lo que se podía hacer con ella y con el vidrio en sí, acudió a su abuelo Francisco Valverde, quien tiene un taller lleno de herramientas ─como una ferretería─ en el que arregla y hace “de todo”.

Una tarde, entre los dos empezaron a probar y divertirse y crearon la máquina requerida: una resistencia que corta el vidrio mediante el calor.

El joven se puso a idear diferentes productos como vasos, huertas y candelabros, a partir de las botellas.

Entusiasmado con lo que ahora era su nuevo pasatiempo, compartió algunas imágenes en sus redes sociales y sus amigos se interesaron en adquirir los productos.

Abrió una página en Facebook y así se fue forjando su empresa, que inicialmente se llamó La Botellería y hoy se denomina Tarán Upcyclers.

Tarán viene de la expresión que se usa cuando algo mágico aparece, que es lo que el emprendedor procura hacer: convertir botellas desechadas en adornos atractivos y objetos útiles.

El término upcycling tiene que ver con el proceso mediante el cual los desechos son transformados en productos de mayor calidad y valor ecológico.

"En este siglo XXI uno tiene que estar preocupado por el medio ambiente sí o sí. Me pareció una idea muy interesante recuperar todas esas botellas", dijo Christopher. "De una botella uno puede sacar un vaso, una lámpara, una huerta, un bowl, candelabros... El vidrio es uno de los materiales más amigables con el medio ambiente".

Algunos de los artículos que confecciona son lámparas, macetas a las que le añade cactus o suculentas, y huertas en las que se pueden sembrar plantas como romero, albahaca, hierbabuena, orégano, lavanda y curry, entre otras.

Las botellas las obtiene de restaurantes, bares y vecinos. Si hay personas que tienen más de 50 botellas de vidrio y desean donarlas para su emprendimiento, él pasa a recogerlas.

Sus clientes son restaurantes, hoteles y particulares interesados en sus creaciones.

Alioli Restaurante ─en Jacó─ le compró huertas, las cuales colocó en las mesas del local.

En Café Kracovia, en San Pedro, sus lámparas son parte de la decoración.

Hace poco, el restaurante El Novillo Alegre donó casi 1.000 botellas que ahora serán usadas por él.

Christopher recibe el apoyo de su hermano Stéphane, quien estudia dirección de empresas y contribuye en temas financieros y contables.

De vez en cuando, su abuelo le ayuda a idear nuevas máquinas de trabajo.

El empresario planea internacionalizar su negocio y uno de los primeros mercados que quiere explorar es Bogotá, Colombia, ciudad que conoce bien.

Su meta de este año es reutilizar al menos 10.000 botellas. El año pasado recuperó 3.000.

Este emprendimiento fue reconocido en marzo de este año por la incubadora Auge y por la Fundación Citi en el concurso Propulsa Microemprendimiento del Año.

Él ganó la categoría de joven emprendedor y recibió $5.000.

Parte del dinero lo empleará en la compra de una máquina que le permita lijar el vidrio para mejorar su acabado, pues ese trabajo hoy se hace manualmente.

Ahora está trabajando en la construcción de su propio taller en Sabanilla.

Otro de sus proyectos es crear una escultura de un animal y donársela a alguna municipalidad para promover el concepto de upcycling.

Y planea asociarse con una organización ambiental para que parte de las ganancias de su empresa vayan a ella y contribuir más a la protección de la naturaleza con su labor.