Les fue mal con su primer negocio, crearon otro de manualidades y un cliente les pidió artesanías en miniatura

La empresa del matrimonio de Ana Valverde y Luis Cascante vende figuras de campesinos y músicos, aretes y carritos, entre otros

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Todos los días, Ana Grettel Valverde y su esposo Luis Cascante se levantaban muy temprano en la mañana, preparaban cientos de empanadas y las iban a vender en su barrio en Guadalupe y a sitios más lejanos.

Aprovechaban las tardes para también ir a comercializar su producto.

Al principio, Ana Grettel no quería ir, pues dado que tiene dificultades para oír, le daba temor.

Su esposo la motivaba y le decía que confiara en él, que él sería sus oídos.

"Me arriesgué a salir a vender con él. Hacíamos casi 300 empanaditas, las empaquetábamos y nos íbamos para la calle”, recordó Ana Grettel.

A pesar de su esfuerzo, había un problema: vendían todas las empanadas, pero muchas de ellas “de a fiado”.

“Yo estaba toda feliz de ver que vendíamos las empanaditas. Llegaba el fin de semana, el día de cobro, y él me decía que lo acompañara”.

Al tocar las puertas de las casas, la gente ponía excusas y no cancelaban: decían que no tenían plata o que pagarían otro día.

Había hasta personas que se enojaban por el hecho de que les cobraran.

La familia no se dio por vencida al inicio. Sin embargo, era mucha la inversión y requerían el dinero para comprar insumos y preparar más empanadas.

El fin de un negocio y el sentimiento de impotencia

Un día, Ana Grettel se cansó y le dijo a su esposo que no quería ir a vender más, que era “muy riesgoso” ─había lugares peligrosos a los que iban─ y el dinero no alcanzaba.

Esto provocó que su pequeña empresa se derrumbara y finalmente cerrara.

La familia sufrió dificultades económicas y Luis empezó a buscar empleo, pero “no le salía nada”.

Igualmente, Ana Grettel intentó hallar un trabajo.

No topó con suerte y en parte lo atribuye a que la discriminaban por su discapacidad auditiva y por usar aparatos para mejorar su audición.

“Me empecé a sentir impotente”, relató la emprendedora, quien alega que su familia la ha ayudado mucho, pues ellos se han adaptado a ella y no al revés.

El nacimiento de Miniaturas Casval CR

Un día, Ana Grettel se levantó y se planteó que como ella sabía hacer manualidades (bordar y especialmente confeccionar figuras en porcelana fría), podía dedicarse a eso.

Desde los nueve años, su mamá Ana María Salazar le había enseñado a hacer muchos trabajos manuales.

Esa podría ser una salida a su crisis económica.

Luis no tenía idea de cómo se trabajaba la porcelana fría, pero la motivó a que arrancara.

Ana Grettel empezó a crear papagayos rojos y azules, canastos, campesinos y hasta chonetes con la porcelana.

Les ponía ganchitos antialérgicos y así esas figuras se convertían en aretes.

Juntos iban a vender en el barrio y a otros lugares. Pero, los resultados no eran muy buenos.

Ana Grettel lloraba, porque sentía que no podía salir adelante. Siempre se presentaban trabas.

¿Cuándo iban a poder ver un poco de luz?

Su esposo le insistía en que sí iban a lograrlo.

En una de las tiendas a las que fueron a vender les preguntaron que si hacían artesanías en madera y allí fue cuando entraron las habilidades de Luis.

Grettel idea un sinnúmero de figuras en porcelana y Luis crea el mobiliario en madera, todo en miniatura.

Con sus dos talentos puestos en marcha, crean pequeños escenarios que en algunos casos se colocan dentro de botellas: campesinos en casitas con muebles; pasitos; músicos con sus instrumentos (como un piano o una guitarra); bares con personas adentro.

También elaboran aviones, joyeros, carritos, o lo que el cliente desee, siempre en pequeño.

Además, tienen líneas de aretes de múltiples animales y personajes.

Su empresa se denomina Miniaturas Casval CR.

Los emprendedores han obtenido dos préstamos del Fideicomiso del Instituto Mixto de Ayuda Social (Fideimas), con los que han podido comprar insumos.

Hoy los productos se venden en tiendas de suvenires, en el Mercado Central en San José y por encargo.

“Estamos muy orgullosos de nuestro trabajo”, cuenta Ana Grettel.

Posteriormente, Luis pudo conseguir un trabajo como guarda de seguridad, por lo que ahora la familia tiene una mejor situación económica.

Los dos siguen involucrados en la empresa, aunque Ana Grettel mucho más, y ahora recibe el apoyo de sus hijas.

Igualmente, está enseñando a sus nietos a crear los productos.

Los emprendedores esperan ampliar su taller y llegar a vender aún más sus artesanías a lo largo del país.

Contacto:

Si le interesa adquirir alguno de los productos de los emprendedores, puede llamar o escribir por WhatsApp a los números 7085-0316 o 7028-1241.