Objetivo: independizarse. Así es como una familia de Buenos Aires de Puntarenas se afana en seguir adelante y sacar nuevos proyectos

La principal actividad es el cuidado de terneros de engorde

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Todas las personas emprendedoras tienen planteada una misión similar: la independencia. 

Hay quienes deben empezar por iniciar un negocio propio. Y hay quienes ya cuentan con una iniciativa, a veces con alianza con otras personas, y desean alcanzar sus sueños.

La familia Arroyo Gamboa se lo ha planteado así y con el financiamiento de la Fundación Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible dieron un primer paso en este año 2020.

Todos son oriundos de Buenos Aires de Puntarenas y viven y trabajan en la finca que acaban de nombrar como Tempisque, en Las Vegas de Chánguena, a 20 kilómetros de la cabecera del cantón.

La finca la heredaron de los abuelos y ellos son de esta comunidad de toda la vida, cuenta Jairo Arroyo, uno de los hijos de don Walter y doña Yorleny.

Con ellos también trabajan en la fina cuatro hermanos.

La principal actividad es el cuidado de terneros de engorde. La tarea consiste en cuidar animales durante dos años y los venden cuando pesan entre 450 y 500 kilos.

“Depende del rendimiento del ternero”, explica Jairo.

Los compradores los siguen cuidando hasta que alcanzan un mayor peso, de 600 kilos en adelante, y entonces los llevan a los mataderos y la carne la comercializan posteriormente.

La familia se dedicaba al mantenimiento de la finca, con labores como la instalación y reparación de cercas.

Hasta el año anterior cuidaban 40 terneros, junto con otro socio.

En la actividad ellos vieron más oportunidades. Por eso a finales del año anterior les llamó la atención una reunión que se iba a realizar en la Municipalidad de Buenos Aires donde iban a explicar algunas opciones de financiamiento.

Doña Yorleny fue a la reunión. Ahí explicaron el apoyo de Fideimas, un programa del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para brindar garantías a productores que reúnen los requisitos de la entidad y también tienen las condiciones para solicitar financiamiento.

La familia realizó las gestiones para solicitar un crédito que les diera el empujón que necesitaba en los proyectos que habían pensado.

Enviaron un formulario a Fundecooperación y en enero anterior recibieron la noticia de que se los habían aprobado.

Con ese dinero compraron 10 terneros, con la idea de irse independizando.

Además, están empezando otro proyecto, esta vez de crianza de cerdos para lo que dedican una manzana.

La pandemia no les ha afectado económicamente, pues las ventas de ganado no se han detenido. 

“Únicamente tenemos que cuidarnos más”, asegura Jairo. 

La idea de la familia va más allá y la familia está pensando en encargarse de los animales hasta la subasta o el matadero directamente, con lo que obtendrían 25% de ingresos más que los obtenidos actualmente.

Jairo señala que vieron dos ventajas en la oportunidad de Fundecooperación: los bajos intereses y la posibilidad de obtener más financiamiento para otros proyectos.