Si el reto es acercar más a las mujeres a la tecnología, las fundadoras de las startups Japp Jobs y Siku demuestran cómo ir más allá innovando con negocios de alto potencial

Aumentan iniciativas ante el desafío de involucrar a más mujeres en profesiones STEM; pero está pendiente también generar oportunidades para que desarrollen emprendimientos tecnológicos

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Mariela Cubillo estudió imagenología (para diagnóstico de enfermedades por medio de imágenes, como la de rayos X) y después administración. Carolina Piña estudió administración con énfasis en mercadeo y trabajó en este campo en agencias de publicidad durante un tiempo.

Ellas fundaron, por aparte, dos emprendimientos de base tecnológica (startups): Japp Jobs y Siku, respectivamente, que abren nuevos rumbos en soluciones de empleo y salud, y son negocios de alto potencial.

En los últimos años aumentaron las iniciativas para aumentar la participación de las mujeres en las tecnologías de información y comunicaciones (TICs) y para el desarrollo de habilidades de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).

El resultado es un mayor interés de niñas, adolescentes, emprendedoras y profesionales, pero queda mucho por hacer para lograr la igualdad y equidad en puestos tecnológicos, para la partipación de las mujeres en el cambio digital en áreas “más tradicionales” y para la creación de empresas basadas en altas tecnologías.

La Universidad Cenfotec y el Colegio de Profesionales de Computación e Informática (CPIC) reportan que menos de un tercio de sus estudiantes y de su membresía son mujeres. “El porcentaje de mujeres creció en los últimos años”, dijo Paula Brenes, directora de mercadeo de UCenfotec. “Hay carreras donde todavía es muy bajo; lo mismo en emprendimientos”.

A nivel global la participación femenina en carreras STEM es minoritaria (entre 3% y 27%, según los diferentes estudios de organismos internacionales). Al ritmo actual, si no hay retrocesos, cerrar la brecha tomará de 30 a 100 años, pese a que —según McKinsey— la equidad de género incrementa la innovación, la productividad, la motivación y la generación de valor (al menos un 21%) e impacta la economía: si las empresas tecnológicas del Reino Unido, por ejemplo, consiguieran la paridad, el aporte al Producto Interno Bruto sería de $48.000 millones; en España, ClosinGap estima que la cifra ascendería a los $37.000 millones.

Hay otras razones también. “¿Cómo podemos llegar a esas consumidoras si nuestras empresas no incorporan su punto de vista desde la toma de decisiones?”, advirtió Sandra Guazzoti, vicepresidenta multipaís de Oracle.

Diversas iniciativas impulsan el acercamiento de las mujeres a las carreras STEM, como la cooperativa Sulá Batsú. Otras actividades se impulsan por el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo.

Mastercard anunció la maratón regional de Girls4Tech, un programa para inspirar a niñas a desarrollar habilidades STEM que se realiza este 8 de marzo en 15 países de América Latina y el Caribe. La firma impulsa varios programas (LEADS Mujer, Aceleradora Virtual 2.0, ConnectAmericas, DigitAll y Start Path Empodera) con diversas entidades para emprendedoras en la región.

Este 9 de marzo también se realizará el evento SAS Women Empowerment 2021 con la participación de ejecutivas de diversas firmas de América Latina.

Localmente la Universidad Fidélitas anunció la convocatoria para la beca Sandra Cauffman que otorga un 50% a tres mujeres para estudiar alguna de sus carreras de ingeniería (a nivel de bachillerato).

Aprender

La vinculación con las áreas STEM debe impulsarse desde edades tempranas. “Esperar hasta el último año de colegio para motivarlas a estudiar carreras STEM es demasiado tarde”, advirtió Jeannie Bonilla, líder técnica y ejecutiva de educación de la firma Elev8.

El camino también está abierto para quienes ya tienen otras profesiones y oficios.

Mariela Cubillo se intersó por las finanzas y la contabilidad cuando estudiaba administración en la Universidad Estatal a Distancia, después de terminar la carrera de imagenología en la Universidad de Costa Rica (UCR) y trabajar dos años en el Hospital de Niños. Decidió entonces dedicarse a lo propio.

Con dos socios creó una empresa de importación de repuestos de vehículos de origen europeo (Peugeot, Citroen, BMW, Audi y Volkswagen) llamada Distribuidora de Partes Eurokor y con su hermano Esteban, ingeniero industrial del Instituto Tecnológico de Costa Rica, fundó una empresa de consultoría. Brindando servicios a empresas de TICs descubrieron cómo los datos y la inteligencia artificial facilitan la contratación de talento.

“Somos soñadores, autodidactas, dispuestos a aprender y nos preguntamos siempre el porqué de las cosas”, dice Mariela. En su familia, además, hay contadores, por lo cual había un ambiente favorable a trabajar en el área de datos.

Entre 2016 y 2017, ambos ingresaron al programa de incubación Auge, de la UCR, con su startup Japp Jobs para ofrecer una solución de reclutamiento apoyándose en la tecnología cognitiva de IBM Watson.

La startup ganó un premio del Grupo Cuestamoras y a principios de 2018 visitaron Google, universidades y otras empresas del Silicon Valley, California, donde observaron cómo la tecnología apoya la selección de personal; asistieron al congreso sobre habilidades blandas WorldSkills, en Rusia; y se aliaron a la Global Apprenticeship Network (GAN), de Suiza, que promueve el desarrollo de competencias laborales.

El servicio de Japp Jobs está en la Nube y puede utilizarse desde todo tipo de dispositivos. A las empresas les facilita el proceso de búsqueda de candidatos y la gestión de talento. A las personas les brinda herramientas (como un bot), cursos, test y hasta un análisis de sus rasgos de personalidad y habilidades, para que entiendan lo que su información (currículum y LinkedIn) refleja a los reclutadores y ajusten sus datos.

El modelo de ingresos incluye un cobro inicial para la parametrización del servicios y una mensualidad a las empresas, mientras que las personas solamente pagan por cursos disponibles en un marketplace. Actualmente en Japp Jobs trabajan nueve personas, incluyendo desarrolladores.

“He tenido que aprender de lenguajes, de arquitectura de software y de estructuras”, cuenta Mariela, que tiene 36 años de edad y combina su trabajo en las tres empresas y las responsabilidades de madre de una niña de cinco años.

Emprender

La incorporación de mujeres en las carreras es mayor en áreas como desarrollo web y calidad de software, pero aún no es igualitaria. El desbalance es mayor en programación, redes y ciberseguridad.

Las iniciativas realizadas por UCenfotec, como talleres en ciberseguridad, muestran el interés de las mujeres en estas áreas, en programación con Python, ciudades inteligentes con Internet de las cosas e innovación para solución de problemas con tecnología. Aumenta también la reconversión de profesionales de áreas de nutrición, medicina, enfermería, arquitectura y enseñanza de idiomas a informática.

Falta mucho en todas las áreas, incluyendo emprendedurismo. Las iniciativas para acercar a las mujeres a las carreras STEM y a emprender no son suficientes si no hay orientación vocacional y un ambiente propicio desde otros niveles del proceso de educación y en los hogares, especialmente para mujeres de zonas fuera del Valle Central.

Marilyn Solís, coordinadora de la comisión de mujeres del Colegio de Profesionales de Informática y Computación (CPIC), dice que —de 30 estudiantes que ingresaron en su generación a la carrera de computación de la UCR— apenas diez eran mujeres y sólo unas tres concluyeron esa carrera.

Al ingresar a la Universidad no sabía qué estudiar. La mamá le sugirió informática, pues una prima estudiaba computación. “Perdí el curso de introducción en el primer año. No tenía bases matemáticas ni lógicas. Si hubiera sabido qué iba a estudiar, me habría preparado”, dijo Marilyn.

Cuando se graduó, empezó a trabajar en una firma que brinda servicios de tercerización en TICs a bancos. Actualmente está en el departamento de tecnología del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos, donde avanzó hasta el puesto actual en gobernanza y cumplimiento, donde tiene a cargo varios proyectos.

Desde el CPIC impulsa diversas iniciativas, como el programa Chica STEM con el Ministerio de Educación Pública y otras entidades, que en el 2020 involucró a 98 mujeres de 18 regiones del país. Se realizan talleres y mini-encuentros que culminan en el último trimestre con un evento nacional. Un programa similar se impulsa con las Universidades. “Ahora hay que inculcar la tecnología, porque todas las profesiones lo requieren”, reiteró Marilyn.

El CPIC se tiene una iniciativa llamada Women TICs para empoderar a las informáticas en herramientas de la profesión. Aquí iniciaron una actividad denominada Tardes de Cafés para generar networking. Al inicio participaron tres mujeres. Para un taller que se realizó el sábado anterior, con 20 cupos, se registraron 72.

Para impulsar emprendimientos tecnológicos liderados por mujeres el desafío no es menor: una de cada diez estudiantes plantea un proyecto de negocio. Pero usualmente no encuentran compañeras para impulsar sus ideas y terminan en equipos desiguales con otros hombres, en el mejor de los casos.

Paola Brenes, de UCenfotec, indicó que deben impulsarse espacios para que ellas realicen contactos (networking) o como la hackathon Muévete Segura, una competencia para desarrollar soluciones tecnológicas contra el acoso callejero.

Pueden ayudar también las historias de emprendedoras como las de Mariela, de Japp Jobs, y de Carolina Piña.

Carolina es fundadora de Siku junto con su esposo Rolando Calderón. Ella empezó a estudiar administración con énfasis en recursos humanos en la Universidad Hispanoamericana, pero luego se cambió a mercadeo.

“Me explicaron el mercadeo tradicional”, cuenta Carolina sobre esa época. “Pero en mi primer trabajo, en una agencia, me pusieron a cargo de proyectos, activación de códigos promocionales, sitios web, redes sociales y bots”.

Lo mismo ocurrió cuando trabajó en una segunda agencia, donde líderó un equipo de 15 personas encargadas de campañas en redes sociales. En 2013 se casó. No pasó mucho tiempo y la pareja ya estaba analizando crear su propia startup.

Rolando es ingeniero en sistemas y tiene una trayectoria relacionada con el área de salud. El emprendimiento lo empezaron en 2015. Siku es una plataforma de servicios para médicos, especialistas y clínicas, que permite manejar expedientes, agenda de citas y factura electrónica, así como facilita generar la información y los procesos que requieren los contadores, proveeduría, mercadeo y administración de consultorios o clínicas.

Estando en la agencia, Carolina aprovechaba el almuerzo o después de la jornada laboral para visitar prospectos. Cuando logró diez clientes, a mediados de 2016, renunció al empleo y se hizo cargo de las tareas administrativas, mercadeo, cobro y ventas de Siku. Rolando se mantenía en su trabajo, pues los ingresos no eran suficientes.

El proyecto llamó la atención y recibió inversiones de capital de Carïcaco en 2017 y 2018.

El salto se dio cuando la factura electrónica fue obligatoria en 2019. Terminaron con 800 clientes, diez veces más que al inicio del año. En la actualidad son 12 personas, incluyendo a Rolando.

Con la solución de Siku, los usuarios encuentran un directorio de médicos, especialistas y clínicas, así como pueden autogestionarse sus citas (que se sincronizan con la agenda del doctor).

En el mismo 2019 integraron servicios para nutricionistas con la adquisición de la app Food Notes, en la cual los clientes reciben el plan de alimentación de profesionales y obtienen seguimiento.

En marcha hay proyectos de automatización de procesos (por ejemplo, en WhatsApp un bot realiza recordatorios de citas) y ya se tiene presencia en México, Guatemala, Panamá, Colombia y Perú. Pronto ingresarán a Ecuador.

Para Carolina el mundo tecnológico no le es extraño. Su padre es informático, trabajó en varias empresas y, cuando ella era niña, le obsequiaba accesorios relacionados con la computación.

Con Siku se involucró en el desarrollo de la plataforma, de forma que combina sus competencias técnicas y de comunicación para traducir el lenguaje de los informáticos a los clientes.

“En la casa nunca me dijeron nada contra la informática”, dice Carolina. “Por eso llevo el chip tecnológico”.

Apurar el paso
Recomendaciones para disminuir la brecha de género en TICs y emprendedurismo tecnológico:
Fomentar en las niñas el interés por la tecnología a través de juegos, lecturas, visitas a museos y participación en talleres como robótica o programación.
Conversar con las jóvenes sobre la importancia de una decisión vocacional informada acerca de su proyecto de vida y carrera.
Promover el mensaje de que las carreras no tienen género.
Asesorarlas sobre las características de las carreras STEM, su potencial, beneficios y oportunidades de crecimiento.
Informar sobre las competencias que los empleadores buscan en las mujeres para afrontar la Cuarta Revolución Industrial.
Promover el proceso de upskilling en las profesionales activas, es decir, la capacitación constante para mejorar sus competencias y así aplicar por una mejor oportunidad o posición laboral.
Fuente: Elev8