Administradora, médico y dos informáticos crean app que notifica ingreso de hijos al bus y la escuela

Tenían una idea que al principio no compartían con nadie, hasta que aprendieron a recibir realimentación para dar el salto de la idea al negocio

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Mónica Figueroa es administradora; Amir Translateur es médico; y Carlos Morales es informático. Ellos crearon la startup Ellephant que desarrolla una aplicación móvil que notifica a los padres cuando sus hijos ingresan y salen tanto de la buseta que los transporta como del centro educativo.

La app empezará su plan piloto en el Saint Jude School, ubicado en Lindora de Santa Ana, tras haber superado las etapas de desarrollo del producto entre agosto del 2017 y este mes de febrero con el apoyo de la aceleradora Costa Rica Open Future, impulsada por la firma Telefónica y el Centro Nacional de Alta Tecnología (CeNAT), entre otras entidades.

Ellos recuerdan que de niños en sus familias se preocupaban por saber dónde se encontraban, y hace algún tiempo tuvieron la idea de crear una solución que dé seguridad y tranquilidad a todos.

La idea empezó a incubarse poco a poco e incorporaron a Jairo Navarro, otro informático para desarrollarla. Además buscaron asesoría con conocidos. "Alguien nos dijo que aplicáramos a la convocatoria de Open Future", contó Mónica.

La startup participó en la cuarta convocatoria y fue seleccionada junto con otros siete emprendimientos.

"Fue escogido por el valor de la idea, al enfocarse en una necesidad social, tener un equipo multidisciplinario y ser un negocio de base tecnológica", explicó Karla Espinoza, gerente de relaciones corporativas de Telefónica.

Ocho meses: cambios y aprendizajes

El proceso de ocho meses les dio la seguridad para expandir la solución.

"Empezamos con mucho entusiasmo, pero con ideas desorganizadas", dijo Amir. "Ninguno había desarrollado un negocio y en mi caso no había desarrollado tecnología".

Lo primero que tuvieron que hacer fue despojarse del miedo a compartir su idea con otras personas y a ser más receptivos de las opiniones de los futuros clientes y usuarios, de consultores y de otros emprendedores con los que compartían espacio en la sede en el CeNAT, en Rohmoser.

"Ahora cuando veo una mamá, le preguntó qué le parece la idea", contó Carlos.

Descubrieron que el proyecto genera mucha afinidad y expectativa. Y, además, definieron cómo funcionaría.

Los estudiantes llevan una tarjeta digital o una pulsera, que acercan a un lector cuando ingresan o salen de la buseta y de su centro educativo.

Inmediatamente el padre o la madre recibe la notificación en su móvil a través de la app. Si el estudiante no lo hace en un tiempo estipulado se genera una alerta.

Desde la aplicación se gestionan permisos: para quedarse en la casa de un compañero; o si al regreso se queda donde algún familiar.

Se verifica si el transporte hace el recorrido estipulado, si es conducido a la velocidad adecuada, y se monitorea la ubicación del bus y el tiempo estimado de llegada a la casa.

Los choferes también pueden ver si uno de los estudiantes tiene permiso para ir en otro transporte o a otro sitio, y disponen de un botón para generar una alerta al centro educativo y a Emergencias Médicas en caso de un incidente.

La propuesta es que los centros educativos ofrezcan la solución como parte del paquete de beneficios.

Aportes, uno a uno

El servicio puede aplicarse en otras áreas, como para registro de empleados en obras de construcción o para cuidado de adultos mayores.

El proceso también permitió determinar que en lugar de usar la tecnología bluetooth para la conexión con el lector, se implementará el sistema de identificación a través de radiofrecuencias (RFID, por las siglas en inglés).

Otra decisión fue elegir, por costo y conveniencia, la tarjeta o la pulsera en lugar de un celular.

El próximo paso será realizar el plan piloto en el Saint Jude School en marzo próximo, para luego comercializarlo en colegios privados y semiprivados, llevarlo al Ministerio de Educación Púbica para introducirlo en los centros educativos públicos y explorar nuevas aplicaciones en otras entidades y mercados.

El aporte de cada uno, desde sus profesiones y con sus habilidades, ha sido fundamental para llegar a este punto.

Amir aporta su cultura, el enfoque a las personas, el trabajo en equipo, la confianza y el emprendedurismo, aparte que es un hábil comunicador y vendedor.

Carlos genera el liderazgo, la motivación, la energía y la pasión.

En Jairo encontraron el complemento perfecto para desarrollar e implementar la solución.

Mónica contribuye con su conocimiento y experiencia en los negocios y el mercadeo, así como el equilibrio cuando las emociones y el entusiasmo crecen para mantenerse concentrados en el foco del negocio.

Así no es extraño, entonces, que una administradora, un médico y dos informáticos formen este emprendimiento, unan ideas y se esfuercen juntos para crear un negocio tecnológico con gran potencial.