Belén, Curridabat y Escazú usan Internet de las cosas para alertar de potenciales inundaciones y derrumbes

Se instalan sensores, estaciones, sistemas de monitoreo y redes conectadas vía fibra óptica o telefonía móvil

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Aunque las inundaciones y derrumbes no pueden evitarse, si es posible detectar este tipo de eventos con el tiempo justo para emitir alertas a las entidades de emergencias y a las comunidades, apoyándose en diferentes tecnologías y en sistemas de Internet de las cosas (IoT).

La municipalidad de Belén actualmente prueba un sistema de alerta temprana de posibles inundaciones.

El proyecto, con un costo de $70.000, consiste en la instalación de estaciones meteorológicas en San Rafael de Heredia, en Mercedes Sur, en San Joaquín de Flores y en el mismo cantón belemita.

Aquí se ubicaron tres estaciones de nivel en el margen del Río Quebrada Seca.

El sistema se apoya en la sistemas de telemetría, que realiza mediciones y envía los datos.

La información se recibe en un centro de monitoreo, donde se clasifica y se toma la decisión de emitir las alertas o no a otras entidades (policía, Cruz Roja y Bomberos) y a las comunidades en riesgo.

“Se prevé que entre en funcionamiento completo para el año 2019”, aseguró Juan Carlos Cambronero, encargado de salud ocupacional y atención de emergencias de la Municipalidad de Belén.

Aparte de la prevención de inundaciones, en Belén también se implementará en los próximos dos años un sistema para prevención de deslizamientos en dos zonas específicas.

Alina Sánchez, coordinadora del equipo de informática de la municipalidad, indicó que estas tecnologías se combinan con sistemas de monitoreo que utilizan cámaras de video, un programa informático para emitir alertas y enlaces de fibra óptica de 1 Gbps.

Así funcionan

Los sistemas de monitoreo se basan en los sensores instalados a orillas de ríos o en los terrenos con riesgo de deslizamientos.

Los dispositivos utilizan energía solar y un chip o tarjeta de comunicación móvil tipo SIM, y están georeferenciados.

Su función es tomar los datos de campo en tiempo real de acuerdo a los indicadores establecidos: nivel de agua de un río, temperatura, humedad de suelos, precipitación y desplazamiento de terrenos.

En el caso de las carreteras se colocan sensores en zonas donde predominan derrumbes para detectar y emitir alertas ante el riesgo de aludes.

La información se envía a través de las redes de los operadores de telefonía móvil a sistemas que se encuentran en la nube. Los servicios de cloud computing utilizan tecnologías de gestión de datos y de analítica para enviar gráficos, información, reportes y alertas a los responsables de la gestión de riesgo.

Los encargados verifican si el caudal de agua de un río o el desplazamiento de parte o de todo un cerro o montaña se acerca a los parámetros de riesgo y deciden si envían las alertas a las entidades de emergencias y a las comunidades.

Las municipalidades y las entidades pueden obtener, además, mapas de calor que muestran la concentración y desplazamientos de la población, de sectores, viviendas y población en riesgo, y de los sitios donde se concentran más eventos.

En caso de un evento se estima la cantidad de afectados, se detectan puntos de obstrucción de ríos y calles, se recibe información de la población sobre situaciones que enfrentan, y se complementa con lo que los usuarios publican en redes sociales.

Así las autoridades pueden determinar ajustes a los planes de atención de emergencias, con información en tiempo real, para la evacuación.

“Se puede trabajar de forma más inteligente, incluso en la atención posterior a un hecho”, dijo Diego Encina, CEO de Global Code Technology, representante de la marca Smart Planet que ofrece estas tecnologías y servicios.

Los proyectos pueden tener costos desde $2.000, dependiendo de la cantidad y el tipo de sensores, pues incluso hay algunos para volcanes y altas temperaturas.

Escenarios de riesgo

La municipalidad de Curridabat también cuenta con proyectos para determinar “escenarios de riesgo”. La inversión se estima en ¢18 millones.

Durante lo que llevamos del 2018 se instalaron tres estaciones metereológicas: dos pluviométricas (medición de lluvia y temperatura) y una hidrológica (medición de nivel de agua en el río María Aguilar).

“Esto forma parte de la implementación de un sistema de vigilancia y monitoreo de amenazas en el cantón, indispensable para contar con datos locales para determinar caudales, intensidad de lluvia, etcétera”, dijo María Fernanda Meneses, encargada de gestión de riesgo de la Municipalidad de Curridabat.

Los dispositivos, explicó Meneses, se ubican en lugares estratégicos y brindan los datos necesarios para tomar decisiones que promuevan la gestión de riesgo.

Los municipios no se limitan a instalar los sistemas. En Curridabat también se prepara, mediante capacitación, a la población ubicada en zonas de riesgo.

Las mismas tecnologías que implementan las municipalidades, agrupadas bajo el concepto de IoT tienen múltiples aplicaciones (véase recuadro: “Aplicaciones”).

Aplicaciones
Internet de las cosas (IoT) puede tener múltiples aplicaciones:
Áreas de aplicación: servicios públicos, construcción, plantaciones, automóviles, oficinas, fábricas y hogares inteligentes, y alarmas de incendios, localización de animales y de personas, y para emergencias.
Hogares: los servicios van desde el control de los alimentos que se tienen en un refrigerador , seguridad, monitoreo de iluminación, riego de jardines, automatización de iluminación, audio, video y cochera, alertas por accidentes y medición de glucosa de un paciente diabético.
Sector agropecuario: control de alimentación y crecimiento de ganado; en agricultura se puede realizar la medición de acidez y humedad del suelo para la optimización de la producción.
Instituciones: se puede desarrollar el control de tráfico inteligente, que permita optimizar el flujo de vehículos en una ciudad, videovigilancia, control de accesos y de público en salas de servicios, seguridad, etc.
Empresas: gestión de activos y la eficiencia operativa, automatización de iluminación y aire acondicionado, control de inventarios, gestión de equipos y maquinaria, y mapas de flujo de clientes, entre otros. 
Fuentes: Operadores y firmas proveedoras de servicios de IoT

Aparte de los proveedores de este tipo de sistemas, como Global Code Technology y otras que integran el Consorcio de IoT en Costa Rica, en el país los operadores de telecomunicaciones también ofrecen servicios en este campo.

“La adecuada implementación de soluciones de Internet de las Cosas (IoT) requiere de servicios de conectividad muy robustos, soportados en una infraestructura de red moderna”, dijo Norman Chaves, gerente de relaciones corporativas de Tigo.

La firma cuenta con servicios corporativos en la nube, servidores virtuales, videovigilancia y telefonía IP, entre otros.

En el caso de emergencias, en países como México, Colombia y Chile se utiliza el envío de alertas a los celulares en casos de terremotos, ejemplificó Oscar Chacón, gerente corporativo de Claro Costa Rica.

Este operador anunció servicios en el campo de IoT para empresas en julio pasado.

El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) también ofrece servicios de geolocalización de vehículos y se encuentra en desarrollo una iniciativa para los hogares, así como algunos servicios de conectividad para diferentes aplicaciones de IoT.

El mismo ICE ya utiliza la IoT en el área eléctrica, para el monitoreo de transformadores, de consumo de energía en hogares y de gestión remota de luminarias (encender, apagar, mediciones) y de medidores de agua.

Algunas de esas aplicaciones se tienen en pruebas pilotos en varias zonas del país desde el año 2013. El plan es masificar una aplicación a los usuarios para acceso a la información de estas facilidades y los medidores inteligentes, paulatinamente y hasta el 2023.

A nivel operativo el ICE utiliza estaciones hidrológicas (105) y meteorológicas (240) para medir nivel de aguas en ríos y embalses, lluvias, temperatura, humedad, radiación solar y vientos (velocidad y dirección).

Todos ellos forman parte de su red hidrometeorológica formada desde 1950

Desde el 2002 también cuenta con una red de descargas atmosféricas, basada en sensores (cada uno con una cobertura de 370 kilómetros) localizados en Liberia, San Carlos, Limón, Quepos y Paso Canoas.

“En Costa Rica se están dado los primeros pasos. Existen muchos campo de aplicación, pero mucho depende de los niveles de inversión y de cuanto los clientes estén dispuestos a pagar por estos servicios”, advirtió Luis Fernando Víctor, coordinador innovación y planificación de la unidad de estrategia telecomunicaciones del ICE.

Para rescate también

La tecnología de IoT se puede aprovechar tanto para la detección de posibles eventos y la generación de alertas de prevención, como para apoyar las acciones de rescate y ayuda a las poblaciones afectadas.

En ambas funciones se pueden apoyar en los dispositivos que utiliza la población, empezando por los smartphones.

Se estima que para el año 2020 existirán 50.000 millones de dispositivos conectados a Internet a nivel global, un promedio de 6,5 por persona.

Las fotos, videos y los datos que publican las personas en redes sociales constituye información que se puede integrar para que las autoridades cuenten con una visión más cercana de lo que ocurre.

Incluso las emisiones de señal de los dispositivos móviles pueden servir para determinar si hay personas en la zona del evento.

Con toda la información obtenida y apoyándose en la analítica, se activan protocolos de evacuación (incluso teniendo claro cuáles son las carreteras habilitadas), rescate, ayuda y para evitar saqueos y expansión de enfermedades.

Las empresas incluso, utilizando una tarjeta SIM global que se conectan a la red de cualquier operador en el mundo, podrían identificar la ubicación de una carga en una zona afectada por un evento.

En ese caso, el dispositivo se conecta a la radiobase que haya quedado en pie.

“Hay más sensores de los que se supone”, dijo Rafael Cisneros, director regional de soluciones de negocios de Telefónica, que ofrece servicios donde combinan tecnologías de datos y analítica, entre otras.

La firma ha colaborado en acciones de ayuda a población y rescate de víctimas en eventos ocurridos en Chile, Ecuador, México y recientemente en Guatemala, tras la explosión del Volcán de Fuego.

Cisneros recalcó que los proyectos de IoT tienden a ser relativamente económicos pues, aparte de la tendencia en la disminución de los costos de los dispositivos y la conectividad, se pueden aprovechar diferentes fuentes de datos que existan en una localidad.

La integración de todas las tecnologías y aplicaciones es más fácil, efectiva y económica si se utilizan plataformas abiertas.

Se empieza en zonas específicas y luego se pueden extender a otras áreas.

La municipalidad de Escazú, con la cooperación del municipio de Medellín, Colombia, y la Agencia de Cooperación Española, en octubre próximo empezará a implementar un proyecto de alerta temprana de emergencias.

Con fondos españoles, personeros del municipio viajaron a Medellín para conocer el sistema que se implementó allá y funcionarios colombianos visitaron Escazú con el fin de diagnosticar los recursos disponibles localmente.

“Estamos muy parecidos. Lo que nos falta es el componente tecnológico”, afirmó Arnoldo Barahona, alcalde de Escazú.

Con la iniciativa se colocan sensores en los puentes sobre los ríos del cantón, sensores en las montañas y estaciones de medición de lluvias para determinar crecidas de caudales y movimientos atípicos de los cerros.

La idea es que todo el sistema esté en operación en el primer semestre del próximo año e iniciar la capacitación de las comunidades.

Se espera incluir en la iniciativa a la municipalidad de Alajuelita, localidad con la que Escazú comparte ríos y montañas.

En el caso de Santa Ana se cuenta con una “red geodésica pasiva” (usa sistemas globales de navegación) para monitoreo de los movimientos de ocho puntos del cantón desde el 2015. La idea es convertirla en una red activa para realizar el control en tiempo real.

El municipio realizó, además, la contratación de un modelado y mapeo de flujos de lodos y detritos en la cuenca del río Uruca, para la la toma de decisiones sobre los desarrollos urbanísticos que puedan darse en el cantón.