En el mundo existen todo tipo de empresas, desde las más grandes y globalizadas (las que todo el mundo identifica como empresas), hasta las más pequeñas y en donde ni el propio dueño se considera empresario, sino que solamente “tiene un pequeño negocio”. Pero entre ese amplio espectro de empresas encontramos siempre un lugar común: todos los empresarios consideran que hacen las cosas bien. Los problemas de la empresa tienen que ver con el entorno, el Estado, el sistema financiero, el municipio, los proveedores e incluso los clientes, etc. Evidentemente, las condiciones del entorno en muchos países generan obstáculos, a veces el mismo Estado u otras instituciones ponen trabas en vez de apoyar (o al menos, ser neutrales). Nadie niega que existan esos obstáculos. Sin embargo, y a pesar de ellos, en muchos países las empresas crecen y se desarrollan. Lamentablemente hay poca autocrítica en las empresas, se sufre de cierta miopía empresarial que no nos ayuda a entender donde se encuentran nuestros verdaderos problemas y se recurre al expediente fácil de responsabilizar al resto. Es por ello que me gustaría hacer un ejercicio con ustedes.
Empezaremos como inician muchos problemas en economía. Supongamos que no tenemos claro donde se encuentra el mayor valor de nuestro negocio. Ese es un asunto relativamente común, tenemos una empresa que va saliendo adelante; tenemos clientes, proveedores, etc., pero aun no tenemos claro donde se encuentra nuestra mayor aportación de valor. Seguramente sabemos que nuestro producto tiene un buen estándar de calidad, o que nuestra atención es esmerada, o bien que nuestra garantía es un juramento con los clientes, etc. Todo lo anterior nos ayuda a diferenciarnos de la competencia, sin duda. Pero los invito a hacer algo.
Digamos que ahora usted define, paso a paso, lo que sucede en su negocio; desde que compra el primer insumo hasta que el producto / servicio se lo lleva un cliente final. Entonces empiece; que es lo que hace primero, que después y así sucesivamente. Probablemente se asocie a la compra de determinado número de insumos para luego depositarlos en una bodega por un período X de tiempo; más adelante extraerlos para el proceso de transformación que tiene N pasos y que lo lleva a un producto final donde interactúan personas y máquinas. Quizás finalmente el proceso de comercialización del bien, sea a un intermediario, gran empresa, o bien consumidor final.
Ahora bien, usted notará que cada uno de esos procesos involucra personas, tiempo y costos. Mi siguiente pregunta es, ¿usted puede determinarlos? es decir, ¿nos puede decir cuánto tiempo tarda cada proceso, cuánto cuesta y cuantas personas se involucran en el mismo? En el momento en que usted es capaz de hacerlo, observará que ello le facilitará contar con un desglose de los costos por proceso, además de conocer la aportación de cada colaborador en los mismos.
Pero lo más importante, será plenamente consciente de cuál es la aportación de valor de cada uno de los procesos de su negocio, y por lo tanto sabrá cuál de ellos es el que le aporta más y menos valor. ¿Para que? Para dedicarse a lo que le aporta más y dejar que otros hagan lo que le aporta menos, lo que no hace tan bien. ¡Inténtelo! Se puede llevar grandes sorpresas y sin duda será de utilidad para mejorar su negocio. No siempre sabemos todo de nuestro negocio y hacer cosas que por lo general no hacemos puede ser un buen ejercicio.
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