La inflación en Estados Unidos —así como en una buena parte del mundo— ha resultado más persistente de lo esperado. Aunque ya se alejó de sus máximos de casi un 9% en 2022, la realidad es que lleva nueve meses en los que los avances han sido marginales.
Desde junio del año pasado la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor (lo que llamamos inflación) fue entre un 3% y un 3,7%, además sus variaciones no han sido constantes a la baja, sino que han tenido pequeños zigzags.
Si bien un 3% no es una inflación rampante, sí preocupa el hecho de que la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed, su banco central) no haya podido encaminar los precios a la meta del 2%. Esto genera incertidumbre sobre qué va a pasar con las tasas de interés, las cuales podrían mantenerse altas por más tiempo del esperado si los resultados no mejoran.
Una inflación tan persistente no solo tiene consecuencias en el gigante norteamericano, sino que también pone limitaciones sobre Costa Rica. Le explicamos qué es lo que pasa.
¿Por qué la inflación no baja?
Estados Unidos está viviendo un fenómeno curioso: su economía crece a un nivel que no parece ser congruente con las altas tasas de interés. Actualmente la Fed mantiene un margen de tasas del 5,25% al 5,50%, las más altas en veinte años, en busca de desalentar el gasto, disminuir el crecimiento y, por consecuencia, bajar los precios.
Al mercado laboral, sin embargo, poco le ha afectado esa política monetaria. Según el último reporte laboral de febrero, el país añadió 275.000 nuevos empleos en dicho mes. Esto ha contribuido a mantener fuerte el aumento en los salarios lo que, a su vez, ayuda a que los hogares tengan un poder de compra lo suficientemente fuerte como para que la demanda no permita que los precios bajen.
También podrían estar jugando un papel los ahorros que algunas familias generaron durante la pandemia, en parte ayudados por los subsidios estatales. “Aunque lo cierto es que estos ahorros son cada vez menos”, menciona Pablo González, analista económico de Mercado de Valores de Costa Rica.
González agrega que se podrían considerar las ganancias corporativas, las cuales no se han visto tan afectadas durante este periodo inflacionario, como un actor importante en el mantenimiento de los precios altos.
El otro elemento que le juega en contra es que Estados Unidos está luchando con una inflación muy diferente a la que se dio en 2022. Al inicio el encarecimiento vino en los bienes, principalmente por fuertes choques pasajeros de la pandemia y las repercusiones del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania, sin embargo, esos golpes se recuperaron y ahora la inflación se concentra en servicios, la cual suele ser más duradera.
“La inflación en servicios va a ser, está haciendo y continuará siendo en el corto plazo más difícil de disminuir porque la economía está creciendo mucho en empleo en ese sector de servicios. Mientras eso se mantenga así, aspirar a que se vayan disipando de esas presiones por sí mismas es difícil. De ahí que el Banco Central de Estados Unidos necesite mantener las tasas en el nivel donde las tiene”, explica Adriana Rodríguez, gerenta de Acobo Puesto de Bolsa.
Consecuentemente, y en contra del enfriamiento que buscan las tasas de interés, el mercado laboral ha empujado un crecimiento general de la economía más grande del esperado. Un modelo de la Fed de Atlanta proyectó el pasado 1.° de abril que la economía crecerá un 2,8% en el primer trimestre del año, 50 puntos base más que la estimación previa.
¿Cómo influye en Costa Rica?
A Costa Rica nunca le conviene un Estados Unidos débil debido a que es su principal socio comercial, es decir, el país al que más le exporta y del que más importa. De ahí que la influencia parece obvia: si los precios suben en Norteamérica, más caro nos va a salir traer bienes al país.
Sin embargo, González cree que esa afección no sería tan grande siempre y cuando el resto de la cadena de suministros mundial no se encarezca también. “En general, la inflación mundial, no solo de Estados Unidos, es la que termina teniendo una repercusión en los precios internos debido a la diversificación de origen. Los choques a nivel global, por ejemplo, con aumento de tarifas de transporte marítimo o precios de materias primas, sí que tienen un impacto más directo”, menciona el analista de Mercado de Valores.
Además, el hecho de que la economía estadounidense no se haya contraído o aplanado pese a las tasas de interés ha beneficiado a Costa Rica pues el comercio con ese país sigue fuerte. Sin embargo, ese golpe puede que todavía esté por venir.
Si eventualmente los tipos altos de interés terminan por enfriar de más la actividad de Estados Unidos, Costa Rica podría pagar una parte de los platos rotos vía un menor comercio internacional. Todo dependerá de cómo se perfile esa transición de la política monetaria.
De momento no se espera una recesión y se sigue apuntando por un aterrizaje suave, no obstante el riesgo nunca es cero. Cuanto mejor salga parado Estados Unidos de este proceso inflacionario, mejor para Costa Rica. El escenario ideal es una reducción de la inflación al mismo tiempo que el crecimiento de la economía se desacelera, pero no al punto de contraerse.
El otro gran punto de influencia que tiene la inflación norteamericana está en las tasas locales. El Banco Central de Costa Rica (BCCR) ha mencionado que los tipos de interés internacionales ponen una restricción sobre cuánto puede bajar la Tasa de Política Monetaria (TPM) del país.
El riesgo, considera el Central, está en que si la diferencia entre las tasas locales y las de, por ejemplo, Estados Unidos se agranda, puede generar cambios importantes de portafolio, específicamente que se primen las inversiones en dólares (o en el extranjero) sobre los colones, lo cual puede generar una presión al alza en el tipo de cambio. Un dólar más caro suele aumentar las expectativas de inflación.
“Si nosotros desalineamos mucho un precio, eso tiene consecuencias macroeconómicas. Entonces, el banco sí tiene una restricción. Toda economía pequeña y abierta tiene una restricción en las tasas de interés con lo que le ocurre con el resto del mundo”, mencionó Madrigal en una entrevista con El Financiero en febrero del 2024.
Mensajes como este le dan alicientes al mercado para interpretar que la TPM no bajará fuertemente hasta que no lo hagan las tasas de Estados Unidos, pese a que la inflación costarricense es mucho menor.
González reconoce que el riesgo cambiario —y por ende el inflacionario— existe, sin embargo considera que el país puede asumirlo. “Creemos que en un contexto de alto exceso de divisas, manejar ese diferencial de manera prudente puede generar más bien alguna fuerza de demanda de dólares que más bien acerquen las expectativas inflacionarias y la propia inflación general a su rango meta, recordando que se encuentran por debajo de esta”, menciona el analista.
Costa Rica acumula nueve meses consecutivos con una inflación por debajo del 0%, lejos de su meta del 3%. Actualmente la TPM está en 5,25%, un nivel igual al piso de la tasa de la Fed y 25 puntos base por debajo del techo, un fenómeno que no se ha visto en por lo menos 18 años.
El hecho de que las tasas altas se prolonguen en Estados Unidos también afectaría a los deudores en dólares en Costa Rica, ya que la mensualidad por sus préstamos no se reducirá vía tipos de interés.
¿Qué se espera para el resto del 2024?
Jerome Powell, jerarca de la Fed, mencionó el 3 de abril que, pese a una inflación perseverante, todavía ve espacio para que las tasas de interés bajen durante este año.
“Los datos recientes no cambian materialmente el panorama general, el cual continúa siendo de crecimiento sólido, un mercado laboral fuerte pero en rebalance, y una inflación moviéndose hacia el 2% en un camino a veces con baches”, dijo Powell en conferencia de prensa, según rescató The Wall Street Journal.
El mercado todavía espera tres recortes durante el segundo semestre del año, sin embargo no sería una sorpresa que se den menos, en especial cuando los datos siguen mostrando una inflación estancada en el 3% y una economía que crece bien.
Rodrígez espera que la Fed se mueva con cautela, primordialmente porque quieren evitar bajar las tasas antes de tiempo y que eso repercuta en que tengan que subirlas nuevamente en el corto plazo. También agrega que desde Acobo están proyectando un solo recorte para el 2024: “dos o tres ajustes ya serían extraordinarios, pero va a depender de cuánto disminuya la inflación”, dice.