Cómo contribuir a criar y formar mujeres líderes desde la familia

Cuando me convertí en mamá de mi hija mayor, me costó adaptarme al nuevo rol. Era algo muy importante porque no solo me impactaba a mí, sino a otro ser humano y esa realización me asustó

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Fui invitada para hablar sobre mi experiencia como mamá de una líder joven a un foro de mujeres líderes ¿Qué decir? ¿Qué compartir? ¿Cuál es la receta para contribuir a desarrollar líderes desde el hogar?

En mi experiencia personal, considero que ser mamá no es tarea fácil, ser mamá y hacerlo bien, es menos fácil. La verdad es que he hecho investigación sobre el tema de desarrollo de líderes desde el punto de vista académico, o desde el punto de vista organizacional, pero nunca desde el punto de vista de crianza en el hogar.

En talleres de formación ejecutiva, cuando solicito a los líderes con los que trabajo que mencionen líderes que han admirado a lo largo de su vida, con frecuencia los líderes hablan de sus madres como mujeres valientes, luchonas, que han enfrentado la adversidad con el ejemplo y que esas madres son su primer ejemplo de liderazgo.

Siempre que pregunto en mis clases ¿quiénes fueron sus líderes creciendo? Los ojos se ponen llorosos y las voces se quiebran cuando los líderes se remontan a la infancia, adolescencia, juventud y piensan en sus madres. Ellas son muchas veces el primer líder que conocieron… muchas siguen siendo sus héroes.

Pero hoy no conozco a quién me leerá y no sé cuanto este escrito aplicará a esa realidad individual, igual lo comparto con la idea de generar reflexión y aprendizaje colectivo.

Cuando me convertí en mamá de mi hija mayor, me costó adaptarme al nuevo rol. Pero igual como todo lo que hago en la vida, le puse mucha dedicación, entrega y cariño. Tenía claridad de que era algo muy importante porque no solo me impactaba a mí, sino a otro ser humano y esa certeza me asustó.

Sé que fui extremadamente exigente conmigo misma, a veces me traté duramente y fui impaciente. Supongo que esos sentimientos incómodos de la maternidad inexperta eran parte del proceso de ambas (mi hija y mío) de aprender y crecer.

Creo que la primera enseñanza que tengo para ustedes, es que la maternidad es un rol importante para el que nadie nos prepara, no hay universidad, ni escuela para padres. Podemos ver cómo se hace el rol de mamá a través de modelos familiares, pero es en realidad hasta que nos convertimos en madres cuando realmente empezamos a aprender.

El otro tema importante es que, a veces, nos atribuimos más (o menos) importancia de la que tenemos. Hay malas madres con buenos hijos y buenas madres, con hijos que salen medio “chuecos”. Y, eso, me parece que a las madres nos cuesta aceptarlo.

Creo que la crianza determina mucho del resultado final de esa personita, pero no lo es todo. Y esto lo demuestra la investigación de crianza de gemelos idénticos separados al nacer, sobre la que hay abundante investigación. https://www.livescience.com/47288-twin-study-importance-of-genetics.html

El alambrado cerebral de nuestras hijas, su genética básica, siempre se expresa conforme ese ser humano crece y madura. Y sobre ese alambrado, no tenemos control (más que buscar buenos prospectos para padres) debemos esperar que la ruleta de la genética les salga a su favor.

Hoy en retrospectiva creo que hay algunos aprendizajes que he ido rescatando:

a. La importancia de ser compasiva conmigo y con ella. Como humanos, siempre cometeremos errores. Debemos aceptarlos, perdonarnos, pedir perdón y seguir adelante. Somos humanas y vulnerables y es deseable mostrarlo a nuestras hijas.

b. La importancia de ser una persona confiable. Desarrollar una relación de confianza con nuestra hija es clave. No es fácil en ciertas etapas como la adolescencia, pero saber guardar un secreto, saber respetar el ser humano en formación, saber incluso, el valor del aprendizaje de ciertos errores controlados, creo que es muy valioso y es una tarea diaria, cotidiana, que toma años construir.

c. La importancia de estar presente. Esta es difícil, hoy la vida nos jala en muchas direcciones. Estar dispuesta, abierta, escuchar, es clave y no siempre fácil; pero estar presente significa decirle a nuestra pequeña que ella es importante para nosotros y que es prioridad respecto al resto de nuestras ocupaciones (y que la conexión, autenticidad y energía está ahí diariamente para ella).

d. La importancia de ser positiva. Es clave ser realista (no pesimista) pero también aprender a compartir lo positivo de la vida, aprender a analizar escenarios y a tomar distancia de las situaciones y analizarlas con objetividad positiva.

e. La importancia de amar sin sobreproteger. Saber que la adversidad, las dificultades, los malos ratos, nos hacen crecer. Estar ahí para abrazar, limpiar lágrimas y escuchar, pero las heridas deben llevárselas ellas, no podemos ni debemos sobreproteger a quien tendrá que enfrentar la vida que es bella, pero también dura, compleja y difícil.

f. La importancia de reforzar el esfuerzo de largo plazo. La dedicación, la perseverancia, la enseñanza de hacer todos los días un esfuerzo o un pequeño sacrificio que nos traerá satisfacción posterior.

g. La importancia de ayudarle a descubrir sus alas y extenderlas. Con esto me refiero a que todas las niñas deberían tener la oportunidad de explorar diferentes intereses para descubrir sus talentos. Pasión y contribución nos lleva a ser felices, ser facilitadoras para que nuestras niñas descubran sus talentos, ayudarles a descubrir qué les da sensación de estar inmersas en algo que aman, es de los regalos más grandes que les podemos dar.

h. Enseñarles la importancia del dinero, el ahorro y la administración de las finanzas personales básicas y el deseo de la autonomía financiera. No suena como una enseñanza muy inspiradora, pero es algo práctico, básico e importante, ¿cuál es la historia del manejo del dinero que usted le transmite a su hija? ¿cómo le ayudará en su vida adulta? ¿cómo le perjudicará?

Hoy solo puedo decir que, tras 18 años de ser madre, me siento muy conmovida por el ser humano que la vida me ha prestado. Me siento orgullosa y feliz por el ser humano que he contribuido a criar con su papá, familia, amigos, maestros y muchos otros seres humanos…