Carlos Ricardo Benavides: ‘El Gobierno ha sido reactivo, pero en materia económica no conocemos el rumbo’

El presidente del Congreso cierra su año inmerso en la premura de aprobar leyes para atender la emergencia del coronavirus, pero no olvida el proyecto de ley para regular las huelgas

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Sus curules ya no son de madera ni están empotradas en el antiguo plenario del edificio en Cuesta de Moras. Todo cambió rápido. Ahora sesionan en sillas del Auditorio Nacional, se protegen con máscaras faciales y están enfocados en aprobar −con mecanismos ultrarrápidos− los proyectos de ley para atender la crisis del coronavirus en Costa Rica.

La vida de los diputados ya no es igual. Tampoco la de Carlos Ricardo Benavides, presidente de la Asamblea Legislativa, quien lideró un inusual año político marcado por la aprobación de la ley para regular huelgas −con huelgas incluidas− y por el embate de la pandemia.

A través de una pantalla que proyecta la videollamada, EF conversó con Benavides para hacer un balance del año legislativo que terminará el jueves 30 de abril, hablar de sus pendientes y sus intenciones de seguir al mando del primer poder de la República.

— ¿Cuál es su balance sobre esta legislatura en que ocupó la presidencia del Congreso?

— Ha sido un año en el que, a pesar de las diferencias de criterio, lo pesado del clima, las dificultades económicas y políticas que el país ha tenido, la Asamblea Legislativa ha estado conectada con las necesidades apremiantes en materia legislativa.

El reglamento tiene fortalezas importantes, una de ellas es que permite mayores espacios de corrección en instancias finales del procedimiento en el plenario.

— A usted le ha tocado estar en las dos aceras, tanto como ministro de la presidencia y como diputado, ¿cuáles zapatos son más difíciles de ponerse?

— Todo depende de la compañía. Siendo ministro de la Presidencia hubiera soñado con tener una Asamblea Legislativa como esta.

El tiempo en que yo era ministro de la presidencia habían excelentes diputados y diputadas que trabajaron de buena fe y que contribuían mucho, pero había un grupo que no dejaban trabajar y era era mucho más difícil avanzar con las leyes.

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— ¿Es el Ministerio de la Presidencia un talón de Aquiles para este Gobierno?

— Sí. Sí lo es, pero en materia legislativa es como si no le hubiera hecho falta.

A pesar de las debilidades que este Gobierno ha tenido en realidad no ha tenido mayores tropiezos desde el punto de vista de la legislación. Los diputados hemos sido realmente solidarios, no con el Ejecutivo, sino con las ideas que sabemos que son en favor del país.

Armonía legislativa

— La reforma fiscal y el coronavirus son dos ejemplos del trabajo articulado entre el Gobierno y el Congreso. ¿Cómo liderar el avance de este tipo de iniciativas y seguir siendo oposición?

— Las ideas siempre están planteándose de forma continua. No porque el Ejecutivo presente un proyecto de ley que se considera necesario, el Poder Legislativo lo aprueba sin más o sin reformas.

Hay un proyecto de ley que hemos aprobado con el Ejecutivo y otros proyectos que hemos aprobado a pesar del Ejecutivo. Eso no quiere decir que se trate de una pelea construida solo para generar un enfrentamiento, ni tampoco quiere decir que exista el ánimo de obstruir, simplemente la oposición pone sus condiciones o establece, de manera mayoritaria en este caso, las reformas de los proyectos y les da continuidad si sabe que benefician al país.

— ¿Cómo califica el trabajo del Gobierno, hasta el momento, frente a la crisis provocada por el coronavirus?

— Que haya caído en sesiones extraordinarias fue realmente una ventana porque en un momento de muchísima emergencia debe haber solamente una voz, en este caso el Ejecutivo, para que sea el que seleccione los proyectos de ley que se conocen en la corriente legislativa.

El Ejecutivo lo ha hecho muy bien en materia sanitaria, pero en materia económica tengo la impresión de que no entienden bien para dónde van más allá de las soluciones inmediatas, por ejemplo, de suministrar recursos a las personas que más lo necesitan en la primera fase.

— ¿Cuánto le preocupa esa falta de claridad en la ruta de recuperación económica?

— Tenemos un Ejecutivo que ha sido básicamente reactivo, ha planteado sus soluciones a problemas inmediatos, pero en materia económica no conocemos el rumbo, no sabemos para dónde va, no entendemos cómo va a brindarle las soluciones a una economía que ya está en pésimas condiciones con un problema fiscal enorme.

Tuvo la ventaja de que había unos préstamos que estaban casi listos, casi cocinados y los está convirtiendo en dinero para hacerle frente a la emergencia. Más allá de los aspectos de orden sanitarios y de la aprobación urgente de estos proyectos de préstamos, todavía el Gobierno no ha señalado un rumbo para los meses que vienen y le está cogiendo tarde.

— ¿Fue un error aprobar el proyecto del FCL con el permiso para que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) compre bonos de Hacienda en el mercado secundario?

— Yo creo que fue un acierto aprobar ese proyecto tan rápido como se aprobó, cuando empezó a correr la voz de que había un problema con respecto a abrir la posibilidad de que el Banco Central pudiera llevar a cabo este tipo de acciones más allá de emergencia.

Estuvimos en la encrucijada de escoger, o lo arreglábamos, lo cual hubiera atrasado en la práctica más o menos una semana la reforma a la entrega del FCL; o hacer lo que hicimos. Yo estoy contento de haber hecho lo que hicimos.

— ¿Pero hay que corregir esa ley?

— Lo de la Junta Directiva del Banco Central tenemos muchísimo tiempo para arreglarlo, si queremos hacerlo así y, además, ya hay un proyecto de ley presentado en ese sentido. Me parece que en este momento no va a pasar nada extraordinario al respecto.

No tengo ninguna duda de que las próximas semanas o meses esa corrección ya se habrá hecho y parte sin novedad.

Tiempos de coronavirus

— ¿Los diputados están siendo demasiado complacientes con las iniciativas del Ejecutivo?

— Es indudable que la dinámica trepidante que llevamos ahora, a pesar de que hay un ejercicio de consulta a las instituciones y a otras entidades de control, no es igual que estar legislando comúnmente. No existe la misma de cantidad de precauciones, o por lo menos todas aquellas que el tiempo brinda y es que la gente se empape, surjan dudas y se evacuen las mismas.

En este ambiente francamente no es posible andar con todas las previsiones como normalmente ocurre.

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— ¿El camino de la recuperación económica después del coronavirus, para por nuevos impuestos para empresas o individuos?

— Hay que pensar en una reforma del Estado que permita darle una gran fortaleza a las instituciones públicas que han demostrado, no solo en esta pandemia, sino a través de la historia ser esenciales para la vida democrática del país.

Hay que pensar mucho en esa Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) que está perdiendo miles de millones de colones, mientras enfrenta esta calamidad pública. Ya sus finanzas públicas no eran sanas, sino que ha venido arrastrando problemas muy importantes, con el Estado como uno de sus principales deudores.

— ¿Cuáles cambios deberían darse en el aparato estatal?

— Habrá que fortalecer instituciones, buscar solidez para poder honrar siempre las obligaciones salariales con las y los funcionarios públicos. Al mismo tiempo habrá que hacer recortes en el Estado, generar ahorro, cortar grasa, quitar gastos que resulten innecesarios o generar fusión de instituciones para evitar duplicidad de las funciones y todo eso habrá que hacerlo.

Habrá que potenciar a la empresa privada, al sector productivo, habrá que quitarle amarras, habrá que darles incentivos de distinta naturaleza, buscar la forma de concentrarnos en actividades que resulten competitivas frente a los demás países que también van a estar buscando exactamente lo mismo.

— ¿A qué se refiere con “cortar grasa” del Estado?

— Esta crisis económica y sanitaria dejó al desnudo una gran cantidad de deficiencias por parte del Estado, pero también enormes fortalezas y músculo en muchas instituciones.

A partir de esa visión podemos modelar nuevas soluciones. Esta crisis ha servido como una especie de rayos X para determinar dónde hay fortalezas y debilidades.

— En el plenario hay voces que hablan de impuestos a las zonas francas.

— Hay algunos a quienes que se les ha ocurrido la espantosa idea de plantear ponerle impuestos a las a las zonas francas, es la idea más mala que puede haber.

Las empresas de zonas francas están ejerciendo o llevando a cabo labores para estar a la altura de las demandas del mercado internacional, sino hubieran estado en el régimen especial se hubieran caído. El caso particular de Amazon que anunció hace poco días la creación de 2.000 nuevos empleos.

Amazon es un ejemplo claro de cómo Costa Rica debe apostar a traer empresas ojalá las de sectores innovadores y aquí también le doy el ejemplo, del caso de la manufactura de componentes médicos ese ha sido otro tipo de empresa que está en zona franca, más todo el conjunto de empresas que no están en zona franca, pero que le brindan insumos y que está generando un gran volumen de productos y manteniendo el empleo a muchísima gente.

— Hay un ambiente propicio en la Asamblea para seguir aprobando créditos cuando la deuda pública rondaba al final del año pasado el 60% del PIB. ¿Existe otra alternativa?

— Creo que eso no está claro porque no ha sido discutido y me parece que el Poder Ejecutivo no ha dicho nada significativo en esa dirección. El Gobierno ha hablado de préstamos y de préstamos, pero no ha hecho una proyección que yo conozca para demostrar que esa ruta no es imprudente.

¿Continuidad?

— ¿Tiene planes de continuar al frente del Congreso?

— La fracción del Partido Liberación Nacional (PLN) tiene una discusión al respecto de eso, en donde lo primero que vamos a determinar es si la bancada quiere que un liberacionista esté en la presidencia de la Asamblea Legislativa. Mientras esa pregunta no se responda yo no quiero tener consideraciones personales.

— Hay un grupo de diputados que apoya su continuidad.

— Alguien podría tener los votos para ganar una elección el 1.° de mayo sin que eso implique tener gobernabilidad y suficiente respaldo para legitimar una labor que genere mucho consenso como el que hemos venido a teniendo. Entonces las consideraciones que haga el partido o mi fracción, y yo mismo, tienen que ver con las posibilidades de generar gobernabilidad.

Hay que ver si para contribuir con esa gobernabilidad es mejor desde la presidencia o apoyando una fórmula en donde no tengamos necesariamente es puesto.

— ¿Qué cosas quedan cosas por hacer?

— Por su puesto que quedan muchas cosas por hacer, pero ha sido una Asamblea que no le ha quitado el pecho a las balas, que ha entrado de frente a resolver las cosas, que no ha pospuesto nada adrede y que, a pesar de la multiplicidad de partidos políticos, logró conjuntarse y dejar de lado ambiciones personales para poder aprobar los proyectos de ley.

Justamente hace un año, en una entrevista con EF, hablábamos de los retos que vendrían y cuáles eran las metas una de ellas era sacar adelante la legislación para que Costa Rica pudiera acceder a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Es un reto que se cumplió con una buena cantidad de semanas de antelación al 1.° de mayo.

— ¿Cómo ha cambiado la dinámica de la Asamblea ahora con el nuevo reglamento?

— El reglamento vino a contribuir en el trámite en las comisiones, los plazos son más cortos y entonces las presidencias de las comisiones cuidan que haya resultados más rápido. Pero el aporte más grande de esta Asamblea Legislativa es en materia de autocontención de cada diputado y diputada.

Es decir, el arma principal para la negociación y para que en plenario se voten los proyectos de ley es lo que nosotros llamamos una agenda diaria de consenso que se materializa en el plenario a través de una moción todos los días, que es la que nosotros llamamos la moción de posposición. Esa moción nos permite, con 38 votos, determinar cuáles proyectos se van a ver y cuáles se van a dejar de lado.

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