El pulso político por la presidencia del BID: ¿Se debe retrasar hasta marzo del 2021 como piden diputados y la Unión Europea?

Ocho congresistas demócratas solicitaron al gobierno de Estados Unidos reconsiderar la candidatura de Mauricio Claver-Carone, mientras Laura Chinchilla avanza con su postulación

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La elección de la próxima presidenta o presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se carga de tensiones políticas, cartas oficiales que van y vienen, y preocupaciones de diferentes países sobre la posibilidad de que el ungido por Donald Trump gane este importante cargo regional.

Mientras todo esto ocurre, Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica (2010-2014) avanza en la construcción de diálogos y la concreción de apoyos para presentar su nombre como candidata oficial al máximo puesto del banco multilateral.

El ajedrez político −en este punto− se centra en un tema principal: ¿se debe mantener la elección del nuevo jerarca para el 12 de setiembre o, más bien, sería prudente atrasarla para marzo del 2021? Cuatro meses después de las presidenciales en los Estados Unidos.

El pulso sobre este tema radica en que el Gobierno de Donald Trump impulsa a Mauricio Claver-Carone, asesor de las Américas del mandatario, para luchar por la presidencia el BID, un puesto históricamente ocupado por latinoamericanos.

La Unión Europea (UE) propone que el proceso de elección en el banco regional se postergue porque la presentación de un candidato estadounidense es un hecho “sin precedentes” que rompe la regla no escrita desde 1959, de dejar en manos de latinos la presidencia de esta institución.

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UE vs. Estados Unidos

Josep Borrell, alto representante para la Política Exterior de la UE, envió una carta a Arancha González Laya, ministra de Relaciones Exteriores de España, para proponer que se retrase la elección del nuevo jerarca del banco internacional hasta marzo del 2021.

En la misiva enviada el 30 de julio, Borrell argumenta que la crisis del coronavirus y la inusual candidatura de Claver-Carone son elementos suficientes para plantear la solicitud.

Estados Unidos rechazó el planteamiento de la UE. La agencia de noticias EFE publicó, el 4 de agosto, que el gobierno de Trump no tolerará ningún esfuerzo “por secuestrar el proceso electoral” del BID.

El pasado 9 de julio, los estados miembros del Banco Interamericano de Desarrollo acordaron celebrar la elección del nuevo jerarca de manera virtual el sábado 12 de setiembre.

La Unión Europea forma parte de los países y territorios extrarregionales del banco. El BID está conformado por 48 naciones, de las cuales 26 son miembros prestatarios y 22 son no regionales (entre ellos los europeos).

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El poder de votación de cada país está basado en las suscripciones de capital social ordinario ante la institución. Esto quiere decir que, por ejemplo, Estados Unidos cuenta con el 30% del peso de los sufragios, Argentina con un 10,7%, Brasil con un 10,7% y Costa Rica con apenas un 0,43%.

Los países extrarregionales, en su mayoría europeos y asiáticos, suman un 16% de los votos.

48 diputados de Costa Rica acuerparon a Chinchilla en sus intenciones por ganar la máxima silla de la organización internacional y le pidieron al gobierno de Carlos Alvarado que se sume a la propuesta de aplazar la elección hasta marzo del 2021.

Los congresistas enviaron, el 3 de agosto, una carta al canciller costarricense Rodolfo Solano, para pedirle que promuevan la posposición del proceso frente a otros estados miembros.

“La elección de la presidencia del BID es esencial para el futuro de nuestras naciones y debe dedicársele el tiempo y la reflexión que esta decisión amerita, una vez superada la fase que padecemos en la actualidad”, señala el documento.

Presiones y candidatos

La idea de Estados Unidos de proponer un candidato para presidir el banco multilateral generó reacciones adversas en varios gobiernos de la región.

El expresidente de los Estados Unidos, Dwight Eisenhower (1953-1961), estableció una regla no escrita sobre la posición de su país dentro del banco durante un discurso pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1958.

Trump busca garantizar que un político cercano pueda quedarse en este puesto cuando el futuro de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos es bastante incierto. La continuidad del mandatario republicano se ve amenazada por el mal manejo de la crisis sanitaria de la COVID-19 y por la candidatura del demócrata Joe Biden.

El otro punto que despierta preocupación es justamente el nombre del candidato impulsado por Trump. Mauricio Claver-Carone es un abogado de 44 años considerado como republicano de extrema derecha con una visión sesgada sobre los gobiernos de América Latina y con un discurso duro frente a los regímenes de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Antes de que Estados Unidos anunciara a Claver-Carone, el 16 de junio, se barajaban varios nombres de posibles candidatos, entre ellos: Benigno López, ministro de Hacienda de Paraguay; Gustavo Béliz, abogado y periodista de Argentina; Juan José Daboud, ministro de Hacienda de El Salvador; María Silvia Bastos, directora del Banco de Desarrollo de Brasil; y Laura Chinchilla.

Luego de que el gobierno de Trump formalizará la aspiración del asesor, se retiraron de la contienda casi todos los aspirantes. De hecho, El Salvador y Brasil no tardaron mucho en concertar su apoyo a Claver-Carone.

Ocho congresistas demócratas enviaron una carta Steven Mnuchin, secretario del Departamento del Tesoro del los Estados Unidos, para solicitar que reconsideren la candidatura del asesor de la Casa Blanca.

El 27 de julio, Patrick Leahy, senador demócrata, también externó su preocupación sobre la trayectoria y visión de Claver-Carone; pero, sobre todo, por el mensaje confrontativo que Estados Unidos envía a la región.

A las voces en contra de las intenciones de Trump se sumaron también un grupo de funcionarios diplomáticos de alto nivel de Brasil y los expresidentes Julio María Sanguinetti, de Uruguay; Ricardo Lagos, de Chile; Juan Manuel Santos, de Colombia; y Ernesto Zedillo, de México; quienes publicaron una carta en la que cuestionan la nominación.

Proceso cercano

Los 48 países miembros tienen votos en la Asamblea General de Gobernadores, máxima autoridad del BID. Este organismo celebra una reunión anual entre marzo y abril de cada año para analizar las operaciones y actividades del banco y tomar las decisiones de peso.

El presidente de la entidad es elegido por la Asamblea General de Gobernadores para dirigir las reuniones del Directorio Ejecutivo, pero no tiene voto, sólo en casos de empate.

Debido a la crisis del coronavirus, la asamblea se pospuso para setiembre de este año, en ese encuentro los candidatos a la presidencia acostumbran reunirse con los representantes de cada país para presentar los planes y concertar los votos de apoyo.

Laura Chinchilla trabaja en fortalecer su candidatura con una propuesta basada en el impulso a los países más pequeños afectados por la crisis y bajo la premisa de que su nombre no genera polarización en el mapa global.

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“Con independencia de que yo pueda decirle a usted si tenemos o no garantía de que vamos a poder ganar este proceso, me parece que ya el hecho de participar es una buena cosa para una institución como el BID, el que no haya participación de otros candidatos puede restarle fuerza”, agregó la expresidenta costarricense en entrevista con EF, el pasado 22 de junio.

La exmandataria, quien emprendió su candidatura con recursos propios, cuenta con el respaldo del gobierno de Costa Rica para avanzar en el proceso electoral y enfrentarse al aspirante estadounidense.