Negocio de intermediación de la banca pública y privada evidencia grietas en primeros meses de la pandemia

La desaceleración de la cartera de crédito y los riesgos por morosidad golpeaban al sector desde antes de la crisis

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El sistema bancario vive un año de grietas en sus ingresos. Con unos meses de crisis sanitaria y económica, los resultados del negocio evidencian las fisuras de una menor demanda de crédito y un mayor riesgo al deterioro de las carteras por morosidad.

Ambos frentes estaban erosionados mucho antes de que COVID-19 golpeara la economía. Los riesgos se agudizan ahora en medio de mayores cifras de desempleo, dificultades de pago —hasta de los mejores deudores—, incertidumbre, así como menores ingresos de muchos negocios y hogares.

A tan solo el quinto mes del año —y tercero desde la llegada de la pandemia— las utilidades de la banca muestran una contracción de 12%.

Esta cifra proviene en su mayoría de la banca estatal, mientras la acera privada sí registra ganancias similares o mayores a las del año pasado. El panorama de este último grupo cambia (para mal) al eliminar el efecto del tipo de cambio y se hace evidente que la crisis golpea parejo a la industria.

Con el objetivo de analizar cómo avanza el corazón del negocio de la banca, EF se dio a la tarea de revisar los resultados por intermediación, así como por las comisiones y servicios del sector. Las variaciones se realizaron con datos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) y el Banco Central de Costa Rica (BCCR) traídos a valor presente.

Las ganancias de ambos resultados financieros muestran fuertes golpes a mayo, sin pérdidas, pero con una contracción en la mayoría de entidades.

A su vez, la cartera de crédito también revela una reducción, mientras los riesgos por morosidad aumentan.

Todo esta nueva realidad golpea a la banca, eso sí, en un momento en el que su liquidez y suficiencia patrimonial estaban más robustos que nunca, lo que les da oxígeno, mas este no es infinito.

Lo anterior, les ha permitido atender las miles de solicitudes de prórrogas y readecuaciones de créditos, con mayor foco en abril, pero que ya alcanzan unos ¢8 billones.

Resultados amargos

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El Banco de Costa Rica (BCR), el Banco Nacional (BNCR) y el Banco Popular registran una contracción en sus utilidades de 62%, 48% y 13%, respectivamente.

El mayor reto de la gestión ha sido atender las readecuaciones y ayudar a la población a tener más posibilidades de salir adelante en medio de la difícil situación económica, explicó Gustavo Vargas, gerente del Nacional.

Toda esta coyuntura llevó al Nacional a registrar una fuerte caída de las comisiones por servicios, más aguda en abril y que se ha recuperado en mayo y junio, pero sigue entre un 15% y 20% por debajo de lo acostumbrado.

Para atender la situación, el banco optó por reducir costos operativos en cerca de un 10%, al no renovar plazas y por menor pago de electricidad y otros por el teletrabajo.

El recorte, aunque importante, no compensa las grietas del negocio, que también es golpeado por los mayores riesgos de impago, a su vez las estimaciones suben considerablemente, añadió Vargas.

La banca privada, por su lado, muestra crecimientos de hasta 30% o más, pero se debe a un efecto contable y no a una realidad pujante del negocio.

Al hilar más fino, el resultado final de la acera privada en realidad se ve aliviado por las ganancias obtenidas a raíz del diferencial cambiario.

“La utilidad es mayor al año anterior producto del diferencial cambiario que se deriva de la variación del tipo de cambio” afirmó Arturo Giacomin, presidente ejecutivo de Davivienda Costa Rica.

Esas ganancias por diferencial cambiario son las que permiten compensar, añadió Giacomin, los impactos en margen financiero, provisiones y comisiones por servicios derivados de la difícil situación económica que enfrenta el país, así como de las medidas de alivio y exención de cobro de algunos servicios que ha implementado el banco para ayudar a nuestros clientes.

En 2018, se gestó un escenario de devaluación del colón, producto de la incertidumbre generada por la presión fiscal, y el patrimonio en dólares reportó un efecto positivo.

Seguidamente, la moneda nacional se apreció (5,9% en tipo de cambio promedio del Monex, durante el 2019), generando así pérdidas cambiarias en la acera privada que está enfocada en la negociación de divisas.

Esas pérdidas están siendo recuperadas en 2020 (con una devaluación del 1,9% hasta ahora) y generan un efecto positivo en los resultados, pero si se quita esa variación, la mayoría de la banca evidencia golpes.

Los réditos por la intermediación caen en promedio 7%, mientras que aquellos provenientes por las comisiones y servicios prestados casi 14%.

La afectación no discrimina, bancos grandes y pequeños evidencian los golpes de una crisis que apenas inicia y podría ser aun más aguda en los próximos meses.

Así lo vislumbra BAC Credomatic, entidad que espera mayores golpes. “Es posible que esta situación afecte dicho resultado unos meses más, tomando en cuenta el impacto de la pandemia y su evolución de cara a la nueva normalidad”, afirmó Laura Moreno, vicepresidenta de Relaciones Corporativas de BAC Credomatic.

El sector financiero y de seguros evidencia, a abril, un ritmo desacelerado, pero no solo por la pandemia. La actividad económica bajaba el ritmo desde hace meses.

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Costa Rica atravesó una desaceleración económica que disipó la demanda de crédito y esto hacía que las carteras perdieran el ritmo. Con la llegada de la pandemia, el saldo del crédito en el sector bancario pasó de desacelerarse a contraerse.

El monto prestado por la banca al sector privado decreció 4,8% a abril, en comparación al mismo mes del año previo. En 2019 había crecido apenas 2,1%.

Al mismo tiempo, los riesgos de que las carteras de créditos sumaran saldos morosos se fue incrementando, tal y como lo evidenció el Informe de Estabilidad Financiera, publicado reciententemente por el Banco Central.

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Este mismo reporte, generado con datos hasta el 2019 y que por tanto no considera el efecto de la pandemia, llegó a la conclusión de que el sistema bancario era lo suficientemente robusto previo a este golpe económico, como para enfrentar varios choques.

El año pasado, las condiciones del mercado mejoraron especialmente en términos del riesgo de liquidez, refinanciamiento y el riesgo de mercado.

En adelante los resultados de la banca se enfrentan a la dinámica de la pandemia, ya que según la tasa de contagio del coronavirus, el Gobierno avanzará o echará para atrás las medidas de reactivación económica.

Muchos negocios se pueden quedar en el camino y la banca busca evitar la opción de adueñarse de garantías crediticias o pasar a incobrables muchas operaciones.

De momento, el camino al que se dirige esta industria es el de una mayor e inevitable contracción de sus ganancias para el cierre del año.