De cafetales a polo comercial: la transformación de los alrededores de la calle vieja hacia Tres Ríos

La oferta gastronómica es uno de los principales atractivos de la zona

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La zona aledaña a la antigua carretera a Cartago (ruta 251), popularmente conocida como calle vieja, ya no es la misma de hace 15 años. Recorrer los cinco kilómetros que conectan La Galera con la entrada al centro de Tres Ríos es descubrir una zona que le ha abierto las puertas al comercio, con especial aroma a restaurantes, tanto en su vía principal como en sus brazos que se extienden hacia el norte y sur de la carretera.

Hoy, algún vecino de Curridabat, Sánchez o San Juan —distritos que colindan con la vía— tiene tres supermercados en cerca de 3 kilómetros a la redonda, dos centros gastronómicos, un complejo de cines, una torre médica, seis colegios, alrededor de 30 centros comerciales, dos agencias automovilísticas, un teatro, siete oficentros, dos complejos de canchas de fútbol y un hotel en lo que hace poco más de dos décadas era en gran parte territorio para cafetal.

Un crecimiento en proyectos residenciales, la expansión del comercio del centro de San José hacia sus cantones periféricos y un cambio en el plan regulador de la Municipalidad de Curridabat han creado suelo fértil para la dinamización de la economía alrededor de la calle vieja en los últimos 15 años.

Crecimiento poblacional

Hay un viejo precepto de los negocios que dice que donde hay un supermercado es porque hay gente cerca. Antes de 2003, en la zona aledaña a la calle vieja no había un supermercado, pero sí había gente. Por lo menos así lo detectó la Corporación de Supermercados Unidos, que para el 2003 abrió el primer negocio de estas características en la zona: Hipermás Curridabat, hoy bajo el nombre de Walmart.

“La apertura de este negocio confirma el fuerte apogeo que está tomando el este de la capital para el comercio, ya que además se encuentran en proceso de construcción el centro comercial Terramall, así como Multiplaza del Este”, reportaba el periódico La Nación en 2003.

Curridabat y La Unión eran cantones que, entre 1984 y el 2000, su población había crecido un 47,52% y un 48,92%, respectivamente, según el Instituto Costarricense de Estadística y Censos. Estos fueron crecimientos que estuvieron más de diez puntos porcentuales por encima de lo que creció la población costarricense como un todo entre esos mismos años: un 36,57%.

Para Jimmy Cruz, alcalde de Curridabat, el cambio demográfico fue clave en la proliferación del comercio. “Mucho del impacto en el desarrollo (de la zona) es inmobiliario y tiene que ver con nuevas formas de residir en un territorio. El desarrollo inmobiliario ha ido adaptándose a las nuevas generaciones que buscan espacios en donde el núcleo familiar es más pequeño”, dice el alcalde.

Además, señala que ha sido un cantón que también ha sabido atraer a una población con poder adquisitivo medio y alto. “(Estas personas) vienen buscando las condiciones que da Curridabat, condiciones en las que todo está muy cerca, los desarrollos son bonitos y además hay una fuerte inversión en el territorio”, agrega.

Esta diversificación residencial se mantuvo durante la última década. Un reportaje de La Nación de 2018 mencionaba cómo 12 torres para vivienda se levantaban hacia el este de la capital. Precisamente seis de esos 12 proyectos habitacionales se ubican en el cantón de Curridabat. Dichos proyectos son: Nest Freses, Foro 2-25, Nova Flats, Torres Montemarmol, IFreses y Xcala.

“La gran cantidad de condominios y apartamentos que hay en esta zona ha sido increíble, por eso es que todo el mundo quiere seguir haciendo desarrollos por aquí”, dice Silvia Urcuyo, encargada de mercadeo de Desarrolladores 506, empresa que trajo el centro comercial Momentum Pinares a la calle vieja.

El uso mixto como clave

Para convertir esta transformación poblacional en tierra fértil para el crecimiento económico, la Municipalidad de Curridabat inició hace alrededor de 15 años, según cuenta el alcalde Cruz, un proceso de ajustes en el Plan Regulador. Cuando se le pregunta cuál fue el cambio más importante desde la municipalidad, Cruz lo tiene claro: el uso mixto.

Explica que los distritos de Curridabat y Sánchez, los cuales colindan con la calle vieja y con el cantón cartaginés de La Unión, fueron originalmente zonas cafetaleras de desarrollo agrícola. “Luego se da la conversión en la que este desarrollo se mueve y se focaliza en otras zonas y nos quedan una serie de terrenos que en la regulación más antigua eran únicamente residenciales. Eran grandes extensiones de terreno con muy baja densidad poblacional y eso limitaba el crecimiento”, cuenta el alcalde.

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Eso cambió con la multiplicación del uso mixto en el Plan Regulador. “(El ajuste) permitió que en unos terrenos de 5.000 y 10.000 metros cuadrados, o incluso un poco menos, se puedan combinar una residencia armoniosa con el medio ambiente y la ciudad, pero que también se puedan desarrollar actividades comerciales de conveniencia muy cercanas a los núcleos, entonces esto permite que la gente no necesite trasladarse mucho y que inclusive todas las actividades del día a día puedan realizarlas ojalá caminando y, a quince minutos, poder movilizarse y conseguir todo lo que necesite. Esa es la visión de esas actualizaciones del plan regulador”, agrega Cruz.

Un ejemplo de cuánto pueden combinarse las diferentes actividades es la zona alrededor del centro comercial Ciudad del Este: a menos de 500 metros a la redonda lo circundan dos urbanizaciones (al sur y al este), tres colegios, dos parques, un supermercado, una gasolinera, un concesionario de automóviles y una universidad.

Además de ese uso mixto, la dinamización comercial también vino impulsada por una expansión del comercio capitalino. “Aquí hay condiciones que posiblemente ya se agotaron en San José centro u otros cantones más cercanos al cantón central de la capital, entonces empieza a expandirse. Sucedió hacia el oeste (la zona de Escazú) y ahora, un poco más tardío, viene sucediendo hacia el este”, dice el alcalde.

Un foco gastronómico

Con el crecimiento poblacional y la modificación del Plan Regulador, el comercio apuntó hacia los alrededores de la calle vieja. Para el 2011, el periódico local El Observador empezó a notar la tendencia.

“La que se convirtió en ‘carretera vieja’ con la apertura de la pista Florencio del Castillo en los años 80, se abre al 2011 y años venideros con un gran rótulo que dice ‘consuma, consuma y consuma...estamos renovándonos’. (...) El cafetal dejó espacio a la historia que una vez más se repite en cuanto a desarrollo de nuevas ciudades: las urbanizaciones y el comercio pueblan el aire de la Carretera Vieja con nuevos olores y colores. La ciudad de Tres Ríos le da la bienvenida a la modernidad”, escribió para entonces el medio.

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Otro de los hitos de la zona fue la llegada del centro comercial Momentum Pinares en 2011, que trajo a la calle vieja un modelo diferente de comercio que ya daba muestras de éxito en el oeste de la capital.

“En ese momento los propietarios, que eran Cuestamoras y Desarrolladores 506, tuvieron la visión de que era un negocio sumamente atractivo desarrollar un centro comercial con las mismas características que teníamos en Momentum Lindora, que se había desarrollado como un complejo comercial, pero donde su foco más importante era una oferta gastronómica fuerte”, dijo María Adelia Piza, administradora del centro comercial.

La apertura de Momentum empezó a marcar una tendencia gastronómica en la zona. Desde entonces, los centros comerciales venideros como Pinare’s Place, Plaza Cronos, Calle Vieja Food Truck Park y Plaza Utrôpica, por mencionar algunos, han llegado con una cartera de restaurantes como principal atractivo. Incluso Ciudad del Este, centro comercial inaugurado en 2019 y que se encuentra a escasos 150 metros de la calle vieja, cuenta con su propio centro gastronómico.

“Eso es muy normal donde ves un centro comercial que tuvo un impacto positivo en la zona; empezás a buscar otras opciones y uno como comerciante dice: ¿qué pasa si pongo por aquí mi restaurante”, considera Piza.

La oferta para comer en la zona es variada: va desde comida rápida hecha por gigantes internacionales como McDonald’s, Burger King, Pizza Hut, Papa John’s, Subway o Quiznos, bares deportivos como Hooligan’s, Chichi’s y Hooters, hasta restaurantes especializados como Pescatore (peruano/mediterráneo), El Portón Rojo (italiano), Estación Atocha (español), La Fonda Azteca (mexicano) y Ramen Saki (japonés), entre otros muchos más que convierten los cinco kilómetros de carretera en un pequeño tour por las cocinas de todo el mundo.

“Hay una particularidad muy buena de esta zona. Para los que hemos tenido la oportunidad de estar en comercio en el oeste y en el este, la zona este es una zona donde el consumidor es súper leal, permanente, no es lo fluctuante que es el consumidor que está del lado oeste”, cuenta Piza a la hora de diagnosticar otras razones que han permitido el crecimiento en los alrededores de la calle vieja.

Margen de crecimiento

Los cantones de Curridabat y La Unión, pese a las desigualdades que pueden encontrarse en algunos de sus distritos como Tirrases y Río Azul, gozan de buenos indicadores. En diciembre de 2021, en su primer Índice de Competitividad Nacional, el El Consejo de Promoción de la Competitividad incluyó a Curridabat y La Unión como dos de los únicos 12 cantones del país que fueron categorizados como “excepcionales”.

Sin embargo, La Unión está entre los cantones con más desigualdad según el Atlas de Desarrollo Humano Cantonal 2020 elaborado en conjunto entre el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Universidad de Costa Rica (UCR) a finales de ese año. Esa medición tomó en cuenta los años de escolaridad de las personas y el bienestar material de su población.

Sin embargo, Piza, desde su experiencia como administradora de Momentum Pinares, cree que al comercio de la calle vieja ya le queda poco espacio para crecer. “Tampoco es crecer por crecer, porque eso afecta a los negocios, también”, dice.

“Ciertamente a nivel comercial todo se viene expandiendo, hay un nicho de mercado interesante, y nosotros como gobierno local no podemos detenerlo, lo que buscamos es que el crecimiento se mantenga y sea adecuado a las condiciones que queremos. Hay que mantener el equilibrio, si nuestro plan regulador se abre completamente al desarrollo sin pensar en factores de crecimiento ordenado, podríamos entrar en problemas”, comenta el alcalde.

Cruz considera que esa conversión al uso mixto todavía tiene mucho por darle a la zona, sin embargo, ve más factible que el crecimiento se dé más bien hacia el noroeste del cantón y se aleje un poco de la calle vieja, la cual está mucho más ocupada a esta altura.

La carretera hacia Guayabos (el noroeste del cantón) es justamente otra zona que ha gozado de un crecimiento comercial a sus alrededores. Un breve recorrido hecho por El Financiero contabilizó más de diez centros comerciales, dos gimnasios, un supermercado y un centro gastronómico en alrededor de dos kilómetros.

Además esta fue la zona elegida por Portafolio Inmobiliario para construir Aleste, una mini ciudad con hospital, apartamentos, canchas y comercios. Se encuentra justamente entre La Galera y la carretera que lleva a Concepción de La Unión. Precisamente una zona que se pobló de torres residenciales y abrieron supermercados en plena pandemia.

El problema de las presas

Cruz, Urcuyo y Piza consideran que el punto más débil que tiene el comercio que quiera prosperar en la calle vieja es el congestionamiento vehicular, es prácticamente inevitable ante los cuellos de botella que se hacen durante las horas pico, especialmente frente al Walmart.

“A nosotros nos cruzan dos carreteras nacionales y eso nos complica muchísimo porque estas carreteras no han ido al mismo crecimiento del resto del cantón. Ahí sí tenemos grandes retos”, cuenta Cruz.

Precisamente la zona cercana a la entrada a Lomas de Ayarco, el complejo Ciudad del Este con Walmart y Plaza Cronos sufre de largas filas de vehículos hasta en los fines de semana.

Las nuevas construcciones o comercios han ido más allá de la zona inmediata a la calle vieja. El despegue de comercios y residencias ha llegado a otras zonas de Curridabat y La Unión en donde poco a poco se notan nuevas fachadas. El efecto no está completamente focalizado y hasta ha trascendido a la pandemia.