Segundo confinamiento de Londres llena de pesimismo las expectativas para temporada navideña

Comercios pronostican un panorama “devastador” mientras consumidores prevén celebraciones más pequeñas

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La octogenaria Marie Thomas, que se apresura a comprar tarjetas navideñas en uno de los grandes almacenes del centro de Londres, decorado con luces y guirnaldas de Navidad centelleantes, está harta del nuevo coronavirus, en vísperas del segundo confinamiento en Inglaterra.

Los 56 millones de habitantes de Inglaterra volverán al confinamiento domiciliario a partir del jueves 5 de noviembre y hasta el 2 de diciembre en un intento de frenar el avance de la pandemia de coronavirus, anunció el sábado 31 de octubre el primer ministro británico Boris Johnson.

“Tenemos que ser humildes ante la naturaleza”, afirmó Johnson en rueda de prensa al anunciar que todos los comercios no esenciales cerrarán y los ingleses no podrán salir de casa salvo para cuestiones esenciales como comprar comida o acudir al médico. Escuelas y universidades seguirán sin embargo abiertas.

Tras haberse resistido durante semanas a aplicar medidas a nivel nacional, privilegiando en su lugar restricciones locales que resultaron insuficientes, Johnson recibió críticas por una reacción que sus opositores consideran tardía.

Al presentar la medida a debate en la Cámara de los Comunes, defendió sin embargo la pertinencia de su anterior enfoque. “Creo que fue correcto probar todas las opciones posibles para tratar de controlar este virus a nivel local, con una fuerte acción local”, afirmó Johnson.

“Rechazo cualquier sugerencia de que somos de alguna manera más lentos que nuestros socios europeos en tomar medidas”, añadió, en referencia a vecinos como Francia e Irlanda que ya tienen a sus poblaciones confinadas, pero cuentan con mayor número de casos y muertos diarios.

Pesimismo

Como Thomas, este martes un puñado de clientes compra artículos y accesorios navideños, en el marco del nuevo confinamiento. “Cuando acabemos con el confinamiento, el virus seguirá ahí. ¿A dónde nos lleva?”, dice la mujer de 84 años, con mascarilla.

“Hago las compras de Navidad”, agrega mientras señala las tarjetas navideñas de su cesta, “porque (las tiendas) cierran y no podremos ir a ninguna parte a partir del miércoles”.

"Esperemos que podamos celebrar Navidad", prosigue, con toda su familia, incluidos sus bisnietos. "Le he dicho a mi hija: Papá Noel tiene que venir para los niños, ¿verdad? Tenemos que seguir viviendo nuestras vidas".

A partir del jueves y hasta el 2 de diciembre, los comercios no esenciales tendrán que cerrar sus puertas y restaurantes, pubs y cafés solo podrán vender para llevar o para entregas a domicilio.

Los habitantes de Inglaterra tendrán que teletrabajar en la medida de lo posible y solo podrán salir de sus casas por razones precisas, como hacer ejercicio. A diferencia del primer confinamiento de marzo que fue desmantelado progresivametne durante el verano, las escuelas seguirán abiertas.

La organización patronal CBI advirtió que el confinamiento de Inglaterra, que podría hundir de nuevo al país en la recesión, será “verdaderamente devastador” para la economía británica, ya de rodillas por la pandemia.

La federación británica de comerciantes, el BRC (British Retail Consortium) habla de "pesadilla antes de Navidad" en The Night Time Industries Association, que representa en particular a bares, pubs y discotecas, y ha advertido de una "apocalipsis financiera".

“Navidad más pequeña”

En Oxford Street, la arteria más comercial del centro de Londres, las iluminaciones navideñas se encendieron el lunes pese a todo, aunque faltaba el trajín habitual. Cada semana desplegarán el nombre de un “héroe”, designado por el público, que ayudó a otras personas durante la pandemia.

Cerca, en Regent Street, el enorme comercio de juguetes Hamleys, con más de dos siglos de historia, difunde una canción de una película de Disney mientras los empleados vestidos de rojo reciben a los clientes bailando.

Con una bolsa llena de regalos para su hija de ocho años, Amanda Crook, una reflexóloga de 48 años de visita en Londres por el día, manifiesta su sorpresa por los pocos clientes que hay.

"Es muy triste ver los comercios tan vacíos. Hacía tiempo que no venía a Londres. Nunca la había visto tan tranquila", confiesa. No obstante, dice estar de acuerdo con el confinamiento "si esto permite salvar vidas".

La abogada Lucy James, de 35 años, que fotografía a su hija de tres años en el exterior de la tienda de lujo Liberty, cree que Navidad será este años menos consumista, ya que el virus ha afectado a la billetera de mucha gente.

“Pienso que este año Navidad será más pequeña”, con “menos gastos” ya que “todo el mundo ha tenido un momento difícil”, vaticina. “Es lo que debemos hacer, desacelerar todo y esperar a entrar en un mundo mucho mejor con el año nuevo”, comentó.