Por la libre

Hay que descartelizar a Costa Rica

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A mediados del siglo XIX, el pensador francés Frédéric Bastiat describió al Estado como "la ficción jurídica mediante la cual todo el mundo trata de vivir a expensas de los demás". Costa Rica es la epítome de dicho diagnóstico y esta semana lo refleja a cuerpo entero: huelgas de sindicalistas, bloqueos de taxistas, paros de autobuseros. El país está lleno de grupos de interés que se aferran a prebendas y privilegios que la clase política les ha concedido a lo largo de los años. La interrogante es: ¿cómo desmantelamos este Frankestein cuando, en una u otra medida, muchos costarricenses pertenecen a estos grupos y se benefician del status quo?








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