Pablo Rojas es editor audiovisual, ha incursionado en diversas producciones; también es arquitecto, una pasión que surgió siendo niño, en cambio, su amor por el tema de cine nace fortuitamente.
Recuerda que siempre tuvo interés por la construcción y el diseño, pero antes de empezar la carrera de arquitectura, tuvo la oportunidad de trabajar en una productora.
“Comencé a trabajar como asistente de producción, y de inmediato todo lo relacionado al tema capturó mi interés, sobre todo, la edición. Mi primer trabajo como editor fue con una entrevista que se hizo en el 1980, en la Finca La Lucha, a don Pepe Figueres, un retrato muy personal, justamente para conmemorar el centenario de su nacimiento, y desde ese momento la producción audiovisual generó una nueva pasión”, comentó Pablo Rojas.
El también arquitecto ha participado en la industria audiovisual costarricense desde el año 2006, principalmente como montajista y editor, en películas como Presos, Gestación, Hombre de Fe y Enredados.
También ha incursionado en el teatro urbano, literalmente urbano, porque el escenario son las calles de la ciudad capital a través de la obra “Faroles para la Paz”, la cual representa un recorrido historiográfico y obra atemporal que revive diferentes historias de los movimientos sociales de nuestro pueblo en la mítica noche del 14 de setiembre, día de inflexión para la independencia de la Corona Española.
El encuentro con Gabriel Serra
En su camino por el medio audiovisual conoció a Gabriel Serra, director de origen nicaragüense y Nominado al Premio Oscar por su cortometraje “La Parka”.
Gabriel es además investigador del tema de la inmigración en distintos países; ejecutando en Costa Rica trabajos relacionados a esto es que conoce a Pablo.
En 2018 me llaman para ser parte de la producción de la serie Niña Furia (disponible en HBO en Estados Unidos), ahí conocí a Gabriel. A partir de ese momento, se genera una relación profesional de mucho crecimiento profesional para mí
— Pablo Rojas.
Gabriel empieza en Costa Rica El Mito Blanco, un largometraje documental de 95 min donde retrata toda la temática de las migraciones en el país, migraciones indígenas en el Sur, afro en el Caribe, y las migraciones nicaragüenses, pero, además, encuentran el caso de San Vito de Coto Brus, ahí conoce el caso de la colonia italiana, y la historia de doña Liliana”, explicó el editor.
La historia de Liliana
Liliana Lerici es una italiana que en los años 50 llega con su familia a lo que es hoy San Vito de Coto Brus, a una zona poco poblada en ese momento, habitada principalmente por indígenas, a un lugar virgen, rodeado de montañas, con costumbres muy distintas a las de ahora.
La familia italiana decide iniciar una nueva vida tras una dolorosa vivencia en la Segunda Guerra Mundial y la muerte de la madre. Es entonces cuando llegan a Costa Rica, un país que en ese momento tenía menos de un millón de habitantes, mayoritariamente campesinos.
Liliana es el producto de la visión temática de Gabriel Serra, la multietnicidad y convivio de las culturas en una misma región.
En este momento, el director nicaragüense contacta a Pablo Rojas, quien de niño había vivido en la zona, por lo que mucha de la historia de migración en la zona era conocido para él.
Aunque el rodaje en tierras sanviteñas se realizó entre el 2017 y 2018, Gabriel en México y Pablo en Costa Rica, trabajaron de manera remota durante la última etapa pandémica, organizando el material, conociendo más de las historias detrás de los personajes para concluir en el marco de lo que se ve en el cortometraje, la vida de una señora de 80 años que vive en el centro de un pueblo en las montañas del sur de Costa Rica, que crió a sus niños y les enseñó el trabajo digno alrededor de su restaurante de comidas italianas.
El material documentado ronda por las diez horas, grabadas en dos viajes hechos por el equipo de cámara y sonido en esa zona, a lo largo de cafetales y, principalmente en casa de la señora Liliana Lerici.
“El montaje se evaluaba quincenalmente, revisando todo lo que se iba amarrando entre las versiones que generábamos por secuencia y secuencia. Algunas versiones complicadas para desarrollar fueron las conversaciones en Bergamasco, una lengua autóctona de Bérgamo, lugar de origen de los Lerici. Entre esta lengua, el italiano y el castellano, buscamos ayuda en distintas fuentes para tener una lectura más clara de lo que se decían entre los familiares”, explicó Pablo Rojas.
Bérgamo está a 9 500 kilómetros de San Vito de Coto Brus, dos mares y un océano de por medio.

“Llegamos a la conclusión que elaborar un retrato de la actualidad de doña Liliana era lo más loable y honesto de esta parte de la historia, abriendo la puerta a inquietudes de familia, al acto político de la colonia en el país, y a las actividades económicas a partir del café en la zona, variedad de temas de mucho estudio; todas ellas tocadas desde el día a día que observamos”, agregó Pablo Rojas.
Actualmente, el editor y arquitecto se prepara para su primer coproducción internacional con España, en el documental y viaje psycomístico en “Tres Burros y un Burro” de temática transcendentales del ser y la amistad de tres individuos y su burro, a lo largo de la peregrinación a Santiago Compostela, además de un mediometraje historicista de la Costa Rica bélica, a mediados de siglo XX, un relato poco conocido.
Rojas espera contribuir con su experiencia al desarrollo de la industria audiovisual en el país.