El futuro de Centroamérica estará marcado por mayor aridez, lluvias menos frecuentes, pero más intensas y desastres naturales de mayor importancia.
Así lo prevé el V Informe del Estado de la Región que realiza estimaciones del impacto del cambio climático en Centroamérica para los próximos 84 años.
"Pagaremos la factura de una fiesta a la que no fuimos invitados" resume Alberto Mora, director del Informe, que resalta las previsiones de un fenómeno que podría afectar la agricultura, la nutrición, la generación de electricidad y los servicios de los que dependen los 45,6 millones de centroamericanos.
Centroamérica -ya vulnerable y con patrones inestables en el uso de sus recursos naturales- se enfrentará a un reto mayor en las próximas décadas.
Menos agua para Centroamérica
Sin contar el cambio climático, las estimaciones de demanda de agua potable podrían crecer en un 300% para el año 2050 y en 1 600% para el año 2100.
La estimación haría que la intensidad en el uso de agua alcance un 36%, superando una situación de estrés hídrico a la que se llega cuando un territorio usa el 20% de los recursos acuíferos. Pero el cambio climático puede hacer que, para el 2050, ése porcentaje alcance un 140%.
Las lluvias serán más escasas, especialmente hacia el occidente de la región.
Este mapa, generado por el informe y animado por EF, muestra la evolución de la aridez prevista por la CEPAL para el V Informe del Estado de la Región desde 1950 hasta el 2100.
El llamado "Escenario A2" que destaca el Informe es pesimista, pero no improbable. Contempla un mundo heterogéneo en la autosuficiencia y conservación de los recursos, sin convergencia en el uso de tecnologías y las transformaciones en el consumo.
De acuerdo con la previsión, Centroamérica pasaría de tener alta aridez en 7 departamentos (provincias) en el período 1950-2000, a 20 en el año 2020, 38 en el año 2050 y a 68 para finales de siglo. La aridez, fundamentalmente, se concentraría hacia el norte de la frontera de Costa Rica con Nicaragua, afectando a los países más pobres, altamente ligados a la agricultura tradicional y al autoconsumo.
ESCUCHE: Alberto Mora se refiere a las principales previsiones del Estado de la Región acerca del cambio climático en la región.
Las estimaciones son menos alentadoras si se considera que la aridez afectará, fundamentalmente, al litoral pacífico, donde vive casi un 70% de la población centroamericana.
Mayores temperaturas
En los últimos 50 años, las temperaturas promedio de Centroamérica han aumentado en casi 0,54 grados centígrados. En El Salvador y en Costa Rica el aumento es mayor, pues se registra una variación de 0,6 grados.
Sin embargo, los aumentos en las temperaturas para finales de siglo son mucho mayores. En el escenario más optimista para finales de siglo, las temperaturas aumentarían entre 2,1 grados y 3,3 grados. En el escenario menos optimista las temperaturas aumentarían entre 3,7 grados y 4,6 grados centígrados.
Eso, por ejemplo, haría que hacia el 2100 Guanacaste tuviera temperaturas promedio de hasta 30 grados, cuando actualmente el promedio no supera los 27 grados.
Alimentación y producción de energía se verían afectados
ESCUCHE: ¿Cómo impactaría el cambio climático a las regiones más pobres de Centroamérica?
Sin embargo, ¿cómo afectarán estos cambios la producción de la energía o la generación de alimentos?
Siguiendo el escenario A2, para el 2020 se preveen reducciones de hasta un 12% en la producción de frijol. La producción del maíz podría disminuír entre un 4% y un 21% para el 2050.
El IV informe del Estado de la Región señalaba en un escenario similar en el que, para finales de siglo, Nicaragua vería disminuída su producción de café a casi la mitad, manteniendo los supuestos de cambio climático.
Son malas noticias para una región que (hacia el norte de Costa Rica) depende en gran medida de los cultivos tradicionales, el autoconsumo y en donde la población que trabaja en labores agrícolas carece de los recursos suficientes para poder cubrir la canasta básica. En Nicaragua, por ejemplo, un trabajador necesitaría 3,3 salarios mínimos agrícolas para poder costearse la canasta básica agrícola: dentro de la región, solo en Costa Rica el salario mínimo logra cubrir esas necesidades.
La agricultura en Centroamérica emplea a casi un 30% de la población ocupada.
La producción hidroeléctrica también podría verse afectada, si se considera que -al 2015- un 35% de la potencia instalada en los países del SICA se generaba a partir de este tipo de fuente renovable. (Este dato integran a a Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana)
Según Mora, el ordenamiento territorial, mejores usos en el suelo, un mayor cuidado en la gestión de las cuencas hidrográficas y en las zonas propensas a sufrir los efectos del cambio serán vitales para enfrentar los efectos que podrían provocar estas transformaciones.