La Convención Nacional del Partido Republicano de Estados Unidos, que se efectúa cada año electoral, esta vez se llevará a cabo el lunes 18 de julio al jueves 21 de julio del 2016, en el Quickens Loans Arena de Cleveland, Ohio.
Hacemos un breve repaso del propósito y la dinámica de la Convención, además de algunos puntos relevantes a tener en cuenta este año.
¿Qué es la Convención Nacional del Partido Republicano?
La primera Convención Nacional del Partido Republicano se sostuvo en Filadelfia, Pensilvania en junio de 1856. Desde ese entonces, se organiza cada año electoral – o sea, cada cuatro años – con el fin de nominar oficialmente a los candidatos a presidente y vicepresidente del Partido Republicano, determinar la plataforma ideológica del partido y establecer las reglas de la convención para los próximos cuatro años.
La Convención está compuesta por cuatro comités que se reúnen antes y durante la convención con propósitos específicos. Cada comité está compuesto por 112 miembros: un hombre y una mujer de cada uno de los 50 estados, Washington DC y los cinco territorios estadounidenses (Puerto Rico, Guam, Islas Mariana, Islas Vírgenes y Samoa Americana).
El Comité de Reglas establece las reglas para la convención, el Comité de Plataforma determina la plataforma ideológica al definir la posición oficial del partido en temas importantes, el Comité de Credenciales discute la elegibilidad de los delegados y posibles candidatos, y el Comité de Arreglos organiza la logística de la convención.
¿Quiénes van a la Convención?
Además de los candidatos y los 2.472 delegados que son los que la organizan, a la Convención están invitados miembros importantes del Partido Republicano, oradores seleccionados por Donald Trump, y 15.000 miembros de la prensa.
Este año, la lista de oradores incluye a la esposa y los hijos de Donald Trump, la ex candidata a la vicepresidencia Sarah Palin, el precandidato rival Ted Cruz, el cantante y activista político Ted Nugent, y el anfitrión de televisión Sean Hannity, entre otros.
Muchos miembros importantes del Partido Republicano han anunciado que no participarán en la Convención, lo que de alguna manera es una protesta pasiva contra Donald Trump o el partido en sí. Entre ellos, expresidentes George H. W. Bush y su hijo George W. Bush, y excandidatos a la presidencia Marco Rubio, John McCain y Mitt Romney.
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¿Quiénes son los delegados?
En las elecciones primarias, los estadounidenses no votan directamente por el candidato de su partido, sino por delegados que representen a su estado en la Convención. En total hay 2.472 delegados que votan por la nominación de los candidatos a la presidencia y la vicepresidencia por el Partido Republicano y que forman parte de alguno de los cuatro comités de la Convención.
Existen tres tipos de delegados: 53% de los delegados son delegados por los distritos electorales, 40% son delegados generales y 7% son delegados miembros del Comité Nacional Republicano (RNC por sus siglas en inglés).
Cada distrito electoral de cada estado tiene tres delegadospara un total de 1,305 delegados.
Cada estado tiene 10 delegados generales. Además, algunos estados pueden ser ‘‘premiados’’ con más delegados generales si cumplen con ciertas características, como tener un gobernador republicano, tener senadores republicanos, que el candidato republicano haya ganado en el estado en las elecciones pasadas, entre otros. Se estima que para la Convención de este año habrá un total de 999 delegados generales.
Los miembros del RNC son automáticamente delegados en la Convención. Los 50 estados, cinco territorios y Washington DC tienen tres miembros del RNC cada uno, para un total de 168 delegados.
Además, existen delegados alternos para cada delegado de distrito y cada delegado general. No hay delegados alternos para los miembros del RNC.
Los delegados pueden ser miembros del congreso, gobernadores, fiscales, legisladores del estado, activistas, empresarios, candidatos locales, donantes, ejecutivos, o hasta estudiantes. Cada estado decide sobre su propio proceso de elección, según las leyes estatales.
Hay tres tipos de distribución de delegados, que varía con cada estado: elección proporcional, elección de ganador absoluto y un sistema de elección híbrido.
En estados como Washington, Texas, Nueva York y Maine, existe un sistema de elección proporcional. Los delegados están obligados a votar por el candidato con base en la proporción de votos que este recibe en las elecciones primarias. El porcentaje de votos necesarios para que el candidato ‘‘gane’’ los delegados varía según el estado, pero usualmente si recibe más de 50% de los votos del estado o de alguno de los distritos electorales, este candidato gana todos sus delegados.
Estados como Florida, Ohio y Arizona se rigen por el sistema de ganador absoluto, que se organiza de alguna de las dos siguientes maneras. Por un lado, todos los delegados de distrito y todos los delegados generales se distribuyen a favor del candidato que gana las elecciones primarias con una pluralidad de votos. O bien, el estado asigna los delegados de distrito a favor del precandidato ganador de cada distrito y los delegados generales a favor del precandidato ganador del estado en sí.
En estados como Colorado, Carolina del Sur e Illinois, existen sistemas de elección híbridos que combinan diferentes aspectos del sistema proporcional y el sistema de ganador absoluto. En algunos, se puede votar directamente por los delegados individuales.
Además, cada estado decide, acorde con sus leyes, si los delegados están o no atados al precandidato ganador de las elecciones primarias en su estado.
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¿Cómo funciona el proceso de selección?
El proceso de selección del candidato oficial por el Partido Republicano para la presidencia de Estados Unidos se inicia con una primera votación entre los delegados de los 50 estados, cinco territorios y Washington DC. El precandidato debe obtener la mayoría de votos (al menos 1.237 votos) para poder ser nominado oficialmente como el candidato republicano.
Según las reglas escritas para la convención pasada y las leyes de algunos estados, la mayoría de los delegados están ‘‘atados’’ al candidato que ganó las elecciones primarias en su estado y de esta manera están obligados a votar por el mismo, al menos en la primera ronda de votación.
En la primera ronda, 2.108 delegados (85,3%) están obligados por ley a votar por el ganador de su estado, 246 delegados (10%) están obligados a votar por el precandidato ganador pero tienen reglas especiales que podrían desatarlos y 118 delegados (4,8%) están libres de votar por su candidato personal.
En principio, Donald Trump tiene la mayoría necesaria de delegados para obtener la nominación en la primera ronda de votación.
Si por alguna razón no obtiene los 1.237 votos necesarios para la candidatura oficial – porque las reglas se modifican o los delegados con reglas especiales deciden desatarse – en una segunda ronda de votación, las reglas cambian.
En una segunda ronda, delegados de 36 estados y territorios se desatan del precandidato ganador de su estado, quedando solo 251 delegados (10,2%) atados por ley, 768 delegados (31,1%) atados con reglas especiales y 1.453 delegados (58,7%) libres a votar por su candidato personal.
Aquí podría haber cambios importantes. Potencialmente, cientos de delegados que llegan a la convención supuestamente atados a votar por Donald Trump podrían cambiar su apoyo a favor de alguno de sus rivales como Ted Cruz o John Kasich, o incluso nominar a algún tercero que no haya participado en la campaña electoral de las primarias, como el Presidente de la Cámara de los Representantes Paul Ryan o el ex candidato a la presidencia en el 2012, Mitt Romney.
La analista internacional Nuria Marín lo ve improbable. ''El escoger una persona como Ted Cruz que no pudo ganar las primarias manda un mensaje de mayor debilidad de cara a las nacionales. Mitt Romney no ha tenido gran protagonismo en los últimos cuatro años y perdió las pasadas elecciones, y Paul Ryan manifestó no tener interés''. Enfatiza que uno de los problemas más grandes que ha tenido el partido republicano en estas elecciones ha sido la ausencia de liderazgos fuertes.
Si pasar a una segunda ronda de votación es improbable, una tercera es prácticamente imposible. Tendría que haber un cambio en las reglas para desatar a los delegados obligados a votar por Trump en la primera ronda y que el precandidato no obtenga la cantidad de votos necesaria ni en primera ni en segunda ronda de votación, y que además ningún otro candidato alcance los 1,237 votos en la segunda ronda.
Una tercera ronda implicaría otro cambio de reglas, pues 8 estados y territorios más desatan a sus delegados, y quedarían solo 196 delegados (7,9%) atados, 245 delegados (9,5%) atados con reglas especiales y 2,041 delegados (82,6%) libres.
La única diferencia entre una tercera ronda y cualquier votación que le siga es que Florida libera sus 99 delegados. Esto dejaría al 86,6% de los delegados libres.
Es altamente improbable que se llegue más allá de una segunda ronda.
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¿Tiene Donald Trump la candidatura asegurada?
Oficialmente, Donald Trump todavía no es el candidato presidencial por el Partido Republicano. Lo será si obtiene la mayoría de los votos de los delegados en la convención.
Según los cálculos, Trump ya alcanzó la mayoría necesaria de delegados para obtener la candidatura porque – en teoría – más de 1.237 delegados están obligados a votar por él en la primera ronda, acorde con las regulaciones de sus estados y las reglas de la convención pasada.
Habiendo dicho eso, las reglas para esta convención todavía no están establecidas y se definen el jueves y viernes antes de la Convención (14 y 15 de julio) por el Comité de Reglas. Este comité puede variar las reglas y existe la posibilidad de que se elimine la obligación de los delegados de votar por Trump.
Además, hay precedentes de la Corte Suprema de Estados Unidos que dictan que los partidos políticos nacionales no están obligados a seguir las reglas particulares de cada estado – y el argumento sería entonces que los delegados no están legalmente obligados a votar por el ganador de su estado en las elecciones primarias.
Hay grupos ‘‘anti-Trump’’ dentro del Partido Republicano que han empezado movimientos con el fin de evitar una candidatura del empresario e intentan promover el cambio a las reglas de la convención para que los delegados no estén forzados a votar por el ganador de sus estados.
El movimiento que más ha tomado impulso se denomina ‘‘Free the Delegate’’ (‘‘liberen al delegado’’ en inglés) y es liderado por dos delegados de Colorado que son miembros del Comité de Reglas. Justificando sus esfuerzos con el argumento de que Donald Trump difiere fundamentalmente con los principios y las posiciones del Partido Republicano en temas importantes como seguridad nacional, comercio, responsabilidad fiscal y libertad de religión, Free the Delegate procura incluir una ‘‘cláusula de conciencia’’ que dejaría que los delegados obligados a votar por algún candidato puedan desatarse de esta obligación en la primera votación, apelando a la cláusula por razones personales o religiosas.
Esto abriría las puertas a que los delegados no tengan que votar por Donald Trump en la primera ronda de votación y con eso a la posibilidad – aunque sea remota – de que algún otro precandidato o incluso un tercero alcancen la candidatura oficial para el Partido Republicano.
Aunque la propuesta no fuese exitosa, Nuria Marín afirma que ''la mera existencia de un movimiento como ese demuestra descontento y debilita la imagen de liderazgo de Trump de cara a la nacional''.
¿Cuáles son las posibilidades de que el movimiento anti-Trump ‘‘Free the Delegate’’ sea exitoso?
Para que la cláusula de conciencia que el movimiento Free the Delegate impulsa sea aplicada, una mayoría de los 112 miembros del Comité de Reglas tendría que votar a favor de esta moción para que luego pase a una votación general con todos los delegados de la Convención. En esta segunda votación tendría que volver a alcanzar una mayoría que apruebe esta iniciativa.
Si solo un 25% del Comité de Reglas (es decir, 28 delegados) apoyan la moción, también se puede remitir a la convención general como un ‘‘reporte de minoría’’ y que se vote el tema sin debate, con una simple votación de sí o no.
Nuria Marín advierte que ''en política lo único cierto es lo que ya pasó. Si algo demostró el voto a favor del Brexit es que ninguna opción puede ser descartada''. Pero admite que ''las probabilidades de éxito'' son bajas porque ''no ha habido un liderazgo fuerte''.
En cualquier caso, parece difícil que ocurra. Trump obtuvo 13 millones de votos y ganó más de la mitad de los estados. Aunque la mayoría de los líderes del Partido Republicano se oponen a su candidatura y el precandidato fue beneficiado por la estructura del sistema de distribución de delegados (que en algunos estados otorga todos los delegados al ganador, en vez de solo una proporción acorde con el porcentaje de votos recibidos), ya Trump obtuvo la cantidad necesaria de delegados atados a votar por él al ganar las elecciones primarias.
Que un movimiento como Free the Delegate sea exitoso podría considerarse como un golpe a la democracia, pues atenta contra la decisión de la mayoría. Esto le costaría caro al Partido Republicano como institución.
Por esta razón, es probable que aún si Free the Delegate convence a suficientes delegados y logra incluir la cláusula de conciencia en las reglas de la convención, los delegados que se desatarían igualmente terminarían votando por Donald Trump.