El panorama de los ingresos en los hogares costarricenses refleja un país de contrastes: entre el extremo más bajo y el más alto se abre una brecha promedio de ¢1.240.343.
Dentro de ese escenario coexisten 1.889.698 hogares, clasificados en cinco quintiles según su nivel de ingreso. En el primero se ubican los hogares con menores recursos, mientras que el quinto concentra a los de mayor poder adquisitivo.
De hecho en el primer quintil es donde se encuentra la mayor cantidad de hogares: 378.108, con un ingreso promedio de ¢275.771, según la Encuesta Nacional de Hogares 2025 (Enaho), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
“El ingreso de los hogares se refiere a la suma de las entradas regulares que reciben todas las personas miembros del hogar a partir de diversas fuentes. Estas incluyen ingresos por trabajo (asalariado o autónomo), rentas de la propiedad (como alquileres, intereses y dividendos) y transferencias (como pensiones, ayudas de otros hogares, becas y subsidios estatales), con referencia al mes de junio de 2025”, indica la reciente edición de la Enaho.

Quintiles según ingreso
El ingreso promedio por hogar en 2025 es de ¢1.209.825 mensuales. Este monto presenta una variación de 8,1% respecto al año anterior.
Cada quintil agrupa al 20% de los 1.889.698 hogares, distribuyéndolos en cinco capas económicas.
Si bien la información que divulga el INEC no indica clases sociales, los quintiles corresponden a cinco capas donde el segundo, tercero y cuarto quintil corresponden a la sección media con ingresos por hogar entre los ¢560.500 y ¢2.897.190. Se trata de un universo amplio y heterogéneo que comparte el mismo espacio estadístico, pero no el mismo nivel de vida; por ello, es más adecuado hablar de “capas medias” o sectores.
La fotografía por grupo evidencia los extremos: el primer quintil reúne a la mayoría de personas del país, con ingresos promedio de ¢88.151 mensuales, mientras que el quinto —donde vive una minoría— recibe ¢1.328.494 en promedio.
Según la encuesta, el comportamiento del tamaño del hogar “resulta en una concentración mayor de personas en los hogares de menor ingreso, donde el quintil 1 abarca al 22,2% del total de la población, mientras el 20% de hogares con mayor ingreso agrupa solamente el 16,3% de las personas”.
Las disparidades también se reflejan en la distribución de la riqueza: el quinto quintil acumula el 47,9% de los ingresos del país, seguido por el cuarto con un 23%. Desde ahí, la pendiente se vuelve más pronunciada: el tercer quintil capta el 15,3% y el segundo el 9,3%.
La capa baja representa un 4,6% en la distribución de ingresos de los hogares. Una notable diferencia de 43,3% entre el sector bajo y el alto.
Fuente de los ingresos
Las vías por las que las familias obtienen dinero también trazan diferencias claras.
Mientras la capa baja sostiene un 16% de sus ingresos mediante subsidios estatales y becas, esta proporción se reduce a un máximo de 4,8% en los sectores medios y desaparece en los de mayor ingreso.
La participación de la fuente de ingreso tiene cinco componentes: salario, autónomo, renta de la propiedad, subsidios estatales y becas, y otras transferencias.
“Los ingresos por renta de la propiedad aumentan estrictamente según lo hace el nivel de ingreso de los hogares, desde 0,5% en los hogares del quintil 1 hasta 7,6% en los del 5, mientras los ingresos relacionados con transferencias (públicas y privadas) reducen su participación conforme aumenta el quintil de ingreso.
Aún así, el ingreso por salario y el ingreso autónomo se encuentran en el primer y segundo lugar de fuente recurrente de ingresos en los hogares dentro de los cinco quintiles.
Asimismo, la Enaho informó que la pobreza en los hogares bajó -2,8 puntos porcentuales (p.p.) en relación con el 2024: pasó de un 18% a un 15,2%.
Más allá de los avances puntuales —como la reducción de la pobreza— la fotografía nacional sigue mostrando una estructura profundamente desigual, donde el origen del ingreso determina las oportunidades y el nivel de vida.

