Pocos costarricenses dedican parte de su presupuesto familiar a la seguridad. Esto a pesar de que la mayoría considera que la peligrosidad en el país es alta.
La sensación de peligro no se puede desdeñar. Ocho de cada diez costarricenses perciben el país como inseguro, según una encuesta coordinada por la unidad de Inteligencia Financiera de este semanario y realizada por la empresa Unimer.
Sin embargo, no alcanza para estimular un consumo masivo de los servicios que ofrecen las empresas de seguridad o de los productos de aseguradoras. Tan solo un 14% de los 400 jefes de hogar entrevistados telefónicamente por Unimer en julio pagan sistemas de alarma y monitoreo privado.
La contratación de seguridad privada en los barrios tampoco es popular, pues solo un 15% de los encuestados lo pagan.
Además, entre quienes no consumen servicios de seguridad privada, la disposición a adquirirlos no es alta. Solo un 11% aseguró estar muy dispuesto a hacerlo.
Todavía menor es la penetración de los seguros en el mercado. Menos de la quinta parte paga un seguro contra robo de su vivienda, y un 30% paga una prima contra el robo o daño al automóvil.
“La verdad es que el costarricense todavía no tiene esa conciencia. Quieren pagar un guarda con un palo en la mano, y eso no es un servicio que les dé calidad”, comentó Róger Salazar, del Grupo Golán, una empresa con operaciones a nivel centroamericano.
Bolsillo pequeño
La falta de costumbre de invertir en seguridad está asociada con la profundidad de los bolsillos.
El consumo tiende a aumentar conforme sube el nivel socioeconómico del entrevistado y su grado académico.
Un 73% de los entrevistados clasificados por Unimer como de nivel socioeconómico alto pagan seguros contra robo de carro. El porcentaje se derrumba a 14% entre los jefes de hogares de bajo poder adquisitivo.
“Los consumidores ven el seguro como una de las diferentes opciones de protección, entre ellas, rejas, alambrados, puertas de seguridad, llavines, etc., y prefieren agotar primero esas opciones, antes de invertir en el seguro contra robo”, comentó Grace Segura, subjefe de la Dirección de operaciones del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Otro factor es el modesto nivel de confianza que generan las empresas de seguridad privada.
Tanto el Organismo de Investigación Judicial como la Fuerza Pública las superan en este rubro.
Atrincherados
En lo que sí están dispuestos a invertir los costarricenses es en la remodelación de sus viviendas para incrementar su seguridad. Un 59% de los encuestados aseguró que han hecho mejoras en sus hogares.
El porcentaje se dispara a un 87% entre quienes han sufrido actos de vandalismo contra sus viviendas.
Los adultos jóvenes tienden más a realizar este tipo de inversión. Un 68% de los encuestados con edades entre 30 y 39 años aseguran haber reforzado sus casas, mientras que entre los mayores de 50 años, la cifra cae a 51%.
Las medidas que no significan un nuevo renglón en el presupuesto son las que con más frecuencia adoptan los costarricenses para protegerse.
La medida de seguridad más popular de todas es no dejar la casa sola (81%), seguida de impedir que los niños jueguen en la calle (81%).
Restringir salidas a bares (76%) o evitar aglomeraciones como festejos populares y estadios (77%) están también en el listado de las más acciones más frecuentes.
En menor grado, recurren a la organización de la comunidad para prevenir los ataques del hampa. Un 49% aseguró que su barrio cuenta con policía comunitaria y un 31% con alarmas vecinales.
Así, la preocupación por la inseguridad ciudadana parece no haber logrado crear un mercado de volumen para las empresas de seguridad privada.