El más reciente informe de Perspectivas Económicas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proyecta que Costa Rica experimentará una desaceleración gradual en su crecimiento económico durante los próximos años, con el Producto Interno Bruto (PIB) pasando del 4,2% en 2025 al 3,5% en 2026 y al 3,4% en 2027.
Según el organismo internacional, esta moderación se debe principalmente al impacto de los nuevos aranceles estadounidenses sobre las exportaciones costarricenses. En julio de 2025, la tarifa aplicada a los bienes exportados por Costa Rica a Estados Unidos aumentó al 15%, lo que representa un desafío significativo considerando que ese país norteamericano representa el 16,2% de las exportaciones totales y el 47% de las exportaciones de bienes del país centroamericano.
Resiliencia del consumo privado frente a vientos adversos
A pesar del entorno externo complejo, el informe de la OCDE destaca que el consumo privado costarricense se mantendrá resiliente, impulsado por ganancias moderadas en el ingreso disponible. Durante los primeros tres trimestres de 2025, el crecimiento económico promedió un sólido 4,4%, en línea con el 4,3% registrado en 2024.
“El consumo de los hogares se mantuvo sólido, respaldado por un robusto crecimiento del crédito al consumo y un fuerte aumento en los salarios reales, aunque la creación de empleo se mantuvo estancada”, señala el informe.
La actividad económica ha mostrado fortaleza, con el Índice Mensual de Actividad Económica aumentando un 4,4% interanual hasta septiembre de 2025, impulsado principalmente por las exportaciones manufactureras bajo régimen especial.

Inflación bajo control: de la deflación al objetivo
Uno de los aspectos más destacados del análisis de la OCDE es el comportamiento de la inflación en Costa Rica. La inflación general cayó a -0,4% interanual en octubre de 2025, mientras que la inflación subyacente se mantuvo positiva pero moderada.
El organismo proyecta que la inflación aumentará gradualmente hacia la meta del 3% del Banco Central, alcanzando el 0,8% en 2026 y el 2,1% en 2027. “Después de volverse negativa en mayo de 2025, se espera que la inflación aumente muy gradualmente hacia el objetivo del 3%, alcanzando 0,8% en 2026 y 2,1% en 2027”, indica el reporte.
Política monetaria y fiscal: el equilibrio necesario
Ante el escenario de baja inflación, el Banco Central de Costa Rica redujo la tasa de política monetaria al 3,5% mediante dos recortes de 25 puntos básicos en julio y septiembre de 2025. La OCDE proyecta una reducción adicional de un cuarto de punto en la primera mitad de 2026, después de lo cual se espera que la tasa se mantenga estable mientras la inflación aumenta lentamente hacia el objetivo del 3%.
En el frente fiscal, la situación ha mejorado pero requiere mantener la disciplina. El gobierno central proyecta mantener un superávit primario del 1,3% del PIB tanto en 2026 como en 2027, respaldado por el control del crecimiento del gasto bajo la regla fiscal.
Sin embargo, el déficit presupuestario del gobierno central alcanzará el 3,3% del PIB en 2026 y el 3,1% en 2027, reflejando elevados costos de servicio de la deuda pública estimados en alrededor del 4,6% del PIB en 2026 y 4,3% en 2027. La deuda del gobierno central se espera que continúe su descenso gradual, alcanzando el 59,5% del PIB para finales de 2026.
Riesgos a la baja y oportunidades perdidas
La OCDE advierte que los riesgos para las perspectivas económicas están inclinados a la baja. Una investigación pendiente de Estados Unidos podría conducir, para la primavera de 2026, al aumento de aranceles sobre las importaciones estadounidenses de dispositivos médicos, un sector clave de exportación para Costa Rica que depende fuertemente de la demanda estadounidense.
Además, el alto nivel de dolarización del país expone a Costa Rica a vulnerabilidades de financiamiento externo y del tipo de cambio.
Por otro lado, el organismo identifica oportunidades en el lado positivo: “Los esfuerzos renovados para profundizar la integración comercial y diversificar los mercados de exportación podrían fortalecer las exportaciones netas”, señala el informe.
Reformas estructurales: la agenda pendiente
La OCDE es enfática en señalar que las reformas estructurales son prioritarias para asegurar un crecimiento sostenible. Entre las recomendaciones clave del organismo se encuentran:
Diversificación comercial: Continuar los esfuerzos para abrir nuevos mercados mediante acuerdos comerciales que ayuden a diversificar los mercados de exportación concentrados de Costa Rica.
Infraestructura portuaria: Mejorar la infraestructura portuaria y aumentar la capacidad en la costa del Pacífico para apoyar el crecimiento comercial, facilitar la expansión de exportaciones hacia Asia y ayudar a diversificar el comercio.
Capital humano: Reorientar la formación profesional hacia habilidades altamente demandadas (digitales y técnicas) y aumentar el número de graduados en STEM para apoyar la inversión, crear mejores empleos e impulsar el crecimiento.
Sector eléctrico: Eliminar las restricciones regulatorias y topes a la participación del sector privado en la generación y suministro minorista de electricidad, así como remover barreras a la inversión extranjera en el sector eléctrico, lo que ayudaría a atraer la inversión requerida para satisfacer la creciente demanda de electricidad.
Recomendaciones fiscales adicionales
En términos de sostenibilidad fiscal, la OCDE subraya que “garantizar la sostenibilidad fiscal requiere mantener una estricta adherencia a la regla fiscal para contener el gasto público, introducir revisiones del gasto para mejorar la eficiencia del gasto público y aumentar los ingresos tributarios ampliando las bases impositivas”.
El informe concluye que, aunque Costa Rica ha demostrado resiliencia económica en un entorno global complejo, el país enfrenta desafíos significativos que requieren tanto mantener la disciplina macroeconómica como implementar reformas estructurales ambiciosas para fortalecer las perspectivas de crecimiento a largo plazo y mejorar los estándares de vida de la población.
