Quien lleva anteojos sabe que mantener los cristales impecables es una tarea que puede resultar desesperante.
Restos de grasa, polvo o marcas de dedos parecen reaparecer una y otra vez, aunque se limpien con frecuencia.
Muchos recurren a las soluciones más conocidas, como los paños de microfibra o los líquidos especiales que se venden en ópticas, pero no siempre dan buen resultado.
En redes sociales, una trabajadora de la Óptica Ocelo, en Argentina, ha compartido un consejo inesperado que se ha hecho viral: un método casero muy simple que, según afirma, deja los anteojos como nuevas y cuida mejor los cristales que las soluciones tradicionales.

Lo que no funciona tan bien
Según la profesional, los paños de microfibra no son la mejor opción para la limpieza diaria.
“Con el tiempo se ensucian y lo único que hacen es dejar más grasa en el cristal”, advirtió en un video. Por eso, recomienda utilizarlos únicamente para envolver las lentes y guardarlas en el estuche.
Tampoco los líquidos especiales son la solución definitiva. Aunque pueden servir para salir del paso en un momento puntual, ella aconseja usarlos con precaución y nunca frotar con fuerza, ya que la fricción puede acabar dañando la superficie.
El truco que sí funciona
El método que propone la óptica es tan sencillo como efectivo: unas gotas de detergente común en la yema de los dedos. “Haces un poco de espuma, pones los cristales bajo el grifo, los lavas bien y los secas con un pañuelo de papel desechable”, el mismo que usas para sonarte los mocos, explicó.
El resultado, asegura, son unas anetojos impecables, sin grasa y listas para volver a usarse. Todo ello con un producto de uso diario y sin necesidad de gastar en limpiadores específicos.
El problema de la grasa en los bordes
La profesional también advirtió sobre un problema poco conocido: la grasa que, con el tiempo, se acumula en la montura y en los bordes de los cristales.
Esa película invisible hace que, incluso después de limpiarlos, las marcas sigan apareciendo. En esos casos, la recomendación es acudir a la óptica para una limpieza más profunda.
“Retiramos el cristal, limpiamos bien todo el borde, también la parte interna, eliminamos la grasa y volvemos a colocarlo. Así quedan impecables otra vez”, explicó la trabajadora de Óptica Ocelo.
Algunas ópticas cobran este servicio y otras lo ofrecen dentro de la atención postventa.
En cualquier caso, se trata de un mantenimiento sencillo que puede prolongar la vida de los anteojos y mejorar la visión día a día.