La conectividad a internet es parte de los indicadores fundamentales del desarrollo económico y social de una nación. En Costa Rica, el acceso a la red es una herramienta clave para la educación, la competitividad empresarial y la modernización de los servicios públicos.
La masificación del acceso permite que la gran mayoría de la población esté conectada, eliminando barreras geográficas y democratizando el acceso a la información.
Sin embargo, tener acceso a la autopista de la información no garantiza necesariamente que su uso se traduzca en un mayor desarrollo de capital humano o en una mayor productividad.
Un nuevo y detallado estudio realizado por la Universidad Nacional (UNA) pone cifras a esta realidad, analizando no solo cuántos costarricenses usan internet, sino para qué lo utilizan.
Los resultados de la encuesta telefónica “Percepción de la población costarricense y residente en el país sobre ciencia, tecnología e innovación”, desarrollada por el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) y la Escuela de Sociología de la UNA, revelan una marcada tendencia hacia el consumo de contenidos de ocio.
El estudio confirma que, aunque el 96,8% de las personas encuestadas utiliza internet, existe una brecha significativa entre su uso para el entretenimiento y su aprovechamiento para fines educativos o productivos.
El principal hallazgo del informe es que el 75% de los usuarios, es decir, tres de cada cuatro personas, utilizan internet principalmente para entretenimiento. En contraste, solo el 31% —aproximadamente una de cada tres— lo emplea para estudiar.
Esta disparidad evidencia que, si bien la infraestructura de conectividad es casi universal, los hábitos de consumo digital de la población se inclinan mayoritariamente hacia el ocio.
El uso para actividades directamente productivas o informativas también fue medido. Un 49% de la muestra indicó que utiliza internet por motivos de trabajo, mientras que un 43% lo hace para informarse.
Diferencias de uso por género, edad y tiempo de conexión
El informe desglosa las motivaciones de uso y revela diferencias notables según el perfil del usuario. Las mujeres reportan una frecuencia de conexión mayor para casi todos los usos, con la excepción del trabajo.
En entretenimiento, el 77,3% de las mujeres lo utiliza, frente al 71,8% de los hombres. Para comunicarse, la brecha es de 76,3% en mujeres versus 67,9% en hombres.
La diferencia más marcada se da en el uso con fines de estudio: el 40,3% de las mujeres se conecta para estudiar, mientras que solo el 19,5% de los hombres lo hace con este propósito. En contraparte, el 56,8% de los hombres hace uso de internet por motivo de trabajo, respecto del 43,2% de las mujeres.
La edad también es un factor determinante, especialmente en el uso educativo. Este es más alto en los grupos jóvenes, con un 59,2% en el rango de 18 a 25 años y un 56,1% en el de 26 a 35 años. El porcentaje disminuye significativamente a partir de los 36 años (21,6%).
El tiempo de exposición diaria a internet también fue analizado. El patrón predominante es un uso bajo (de 1 a 3 horas diarias), declarado por el 34,9% de los encuestados. Sin embargo, la segunda categoría más reportada es la de uso muy alto (de 10 a 16 horas), con un 25,3% de la muestra.
En cuanto a la provisión de conectividad, el acceso más común es mediante un plan fijo en el hogar (71%), seguido por el plan móvil pospago (58%). El estudio también revela un fenómeno de multiconectividad, donde el 41% de los participantes utiliza dos formas distintas de conexión y el 16% usa tres.
El informe también exploró el interés de la población en temas de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI). Un 71,9% manifestó interés en la ciencia y tecnología, y un 69,3% en la innovación.
Las redes sociales son la forma más común de acceder a información sobre CTI. En contraste, los medios tradicionales como la televisión son más utilizados por los grupos de mayor edad.
La población percibe una elevada cercanía de la CTI en su vida cotidiana, con un 38,7% que reporta cercanía total y un 31,9% alta cercanía. Además, una mayoría del 91,5% está de acuerdo con que la ciencia y la tecnología mejoran las condiciones de vida.
A pesar de la alta penetración tecnológica, casi la mitad de la población (49,9%) tuvo que realizar ajustes o restricciones económicas para poder adquirir nueva tecnología durante el último año.

Finalmente, el estudio abordó la percepción sobre la Inteligencia Artificial (IA). Un 58% de los entrevistados indicó que no ha utilizado aplicaciones basadas en IA. De quienes sí lo han hecho, el 82,5% menciona el uso de asistentes virtuales y chatbots.
A pesar de un uso aún limitado, la gran mayoría de las personas consultadas (87%) indicó que la IA sí debe regularse.
El nivel de confianza que genera la IA es bajo. El 66,7% de los encuestados se ubica en las categorías de moderada, baja o ninguna confianza. De hecho, el 20,6% se ubica en la categoría de “ninguna confianza”.